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Solo Cuerpo, un solo Espíritu, y un solo y nuevo hombre, Unpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4289-6
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Actualmente disponible en: Capítulo 17 de 21 Sección 4 de 5

CAPÍTULO CINCO

EL NUEVO HOMBRE ES SÓLO UNO

Lectura bíblica: Ef. 2:15-16; 4:3, 22, 24; Ro. 15:6; 1 Co. 1:10

ESTAMOS ABORDANDO LOS TEMAS MÁS PROFUNDOS

En estos mensajes, podemos afirmar que estamos abordando algunos de los temas más profundos del Nuevo Testamento, y también podemos afirmar que éstos son asuntos que por muchos siglos el cristianismo no ha tratado. La iglesia es el Cuerpo de Cristo. La palabra Cuerpo ha sido usada muchas veces en los escritos del cristianismo, pero los escritores no han tratado los puntos específicos relacionados con el Cuerpo, ni han visto la visión del Cuerpo. Damos gracias al Señor porque en los pasados años Dios nos ha revelado esta visión en Su Palabra con toda claridad. Sin embargo, quienes recibamos esta visión necesitamos una preparación previa o haber alcanzado cierta condición. En los años anteriores, no vimos la necesidad de esta preparación ni de tener determinada condición. Pero ahora en este entrenamiento, siento que la condición es la apropiada y, por lo tanto, es el momento indicado para que podamos dar estos mensajes.

La visión, la revelación, en cuanto al Cuerpo es muy profunda. Por lo tanto, cuando hablemos de él, debemos hablar con mucha precisión. Es cierto que el Cuerpo es la iglesia, pero eso no significa que sea un asunto objetivo. El Cuerpo es las riquezas de Cristo que al forjarse en nosotros nos constituyen la plenitud de Cristo. Las riquezas de Cristo son lo que Cristo es para nosotros. La plenitud de Cristo no es lo que Cristo es para nosotros, sino que más bien la plenitud de Cristo es lo que nosotros somos para Cristo. Cristo es nuestras riquezas, y nosotros somos la plenitud de Cristo. Para nosotros, Cristo es las riquezas; y para Cristo, nosotros somos la plenitud. Sin embargo, esta plenitud no está constituida por nosotros mismos ni con nosotros. Aunque es cierto que la plenitud es lo que nosotros somos para Cristo, esta plenitud está constituida del elemento de Cristo; es decir, es las riquezas de Cristo que al forjarse en nuestro ser nos constituyen o convierten en Su plenitud. Por esta razón, cuando tratamos este asunto, debemos ser muy precisos con nuestras palabras.

EL NUEVO HOMBRE ES SÓLO UNO

Ahora debemos proseguir para ver que el Cuerpo de Cristo está destinado al nuevo hombre en el Nuevo Testamento. En el Nuevo Testamento hay un nuevo hombre. Desde mi juventud me enseñaron en el cristianismo que antes de ser salvos, teníamos un viejo hombre, pero que después de ser salvos, llegamos a tener un nuevo hombre; y puesto que toda persona que ha sido salva tiene un nuevo hombre, hay muchos nuevos hombres. En los pasados veinte o treinta años había estado conmigo este pensamiento. Sin embargo, un día el Señor me abrió los ojos y me mostró en el libro de Efesios que el nuevo hombre no es plural, sino que el nuevo hombre es sólo uno. En el universo sólo existe un solo y nuevo hombre.

Efesios 2:15 dice: “Aboliendo en Su carne la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en Sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre”. En la ley encontramos una serie de ordenanzas, las cuales forman barreras que dividen a las personas. Cuando Cristo estuvo en la cruz, Él no solamente quitó nuestros pecados, crucificó nuestro viejo hombre y destruyó al diablo, sino que también abolió las ordenanzas. En la cruz, cuando Cristo derribó toda barrera que dividía a las personas al abolir las ordenanzas, Él creó en Sí mismo de los dos, los creyentes judíos y gentiles, un solo y nuevo hombre. Yo ciertamente vi la visión hallada en este versículo. Pude ver que lo que existe hoy no es una multitud de hombres nuevos, sino un solo y nuevo hombre. No es que individualmente seamos hombres nuevos, sino que más bien usted forma parte del nuevo hombre, yo formo parte del nuevo hombre, y todos los que han sido salvos también forman parte del nuevo hombre. El nuevo hombre es sólo uno; sin embargo, al mismo tiempo se compone de millones de miembros. Hay un solo Cuerpo, y hay un solo y nuevo hombre: un Cuerpo y un solo y nuevo hombre. Efesios 2:15 dice: “Para crear en Sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre”. Esto basta para probar que el nuevo hombre es corporativo y no individual.

Luego el versículo 16 dice: “Y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo Cuerpo, habiendo dado muerte en ella a la enemistad”. El versículo 15 menciona la creación del nuevo hombre, y el versículo 16 nos habla del Cuerpo. Esto nos muestra que el nuevo hombre del versículo 15 es el Cuerpo mencionado en el versículo 16, lo cual a su vez nos permite ver la relación estrecha que existe entre el Cuerpo y el nuevo hombre.


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