Información del libro

Servir en el espíritu humanopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3844-8
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Actualmente disponible en: Capítulo 2 de 8 Sección 4 de 4

Sin murmuraciones, quejas o críticas

Si realmente hemos visto el Cuerpo, no murmuraremos ni criticaremos a ninguno de los otros miembros. Tan sólo un poco de murmuración, la cual indica que no están contentos, comprueba que no han visto el Cuerpo. Incluso si critican un poco a un miembro del Cuerpo, esto comprueba que no han visto el Cuerpo. Si han visto el Cuerpo, nunca se quejarían, murmurarían, criticarían ni dirían algo en contra de algunos de los miembros. La condición de algunos miembros puede ser muy pobre, pero si ustedes dicen que su condición es pobre eso comprueba que no han visto el Cuerpo. Ésta es una verdadera prueba. Una pequeña queja, un pequeño descontento o un poquito de crítica comprueba que no han visto el Cuerpo. Debido a esto, Pablo habla de la humildad, la mansedumbre y la longanimidad en Colosenses 3:12-15 y en Efesios 4:2-4. Necesitamos longanimidad para sobrellevar a nuestros queridos miembros en amor. La longanimidad en Efesios 4:2 no se dirige a los perseguidores, sino a los otros miembros, e incluye un sufrimiento, no por un lapso corto, sino por un largo período de tiempo.

Perdonar con amor

Si hemos visto el Cuerpo, no habrá más quejas, ni pleitos, ni murmuraciones ni críticas. En lugar de eso, habrá perdón. Esto no significa que nadie va a ser ofendido. En muchas ocasiones alguien se va a ofender, pero todas las ofensas serán absorbidas por el perdón. No habrán quejas, sino que el perdón con amor y compasión desvanecerá todas las ofensas. Puede ser que un hermano me ofenda, pero yo tendré compasión de él. Me daría cuenta que él tiene cierta disposición, cierta constitución natural, y tendría compasión de él. En lugar de críticas y quejas, habría compasión y perdón. En lugar de condenación, habría amor. Perdonaría a mi hermano y le amaría.

Aunque muchas personas piensan que al que se le quiere más en una familia es al menor, mi madre me dijo hace muchos años que los padres siempre aman más al hijo que es más débil. Ahora que soy padre, estoy de acuerdo con lo que dijo. Los que son fuertes no necesitan tanto el amor de los padres, puesto que pueden cuidar de sí mismos. Los que son débiles, sin embargo, tienen muchos problemas. Ellos necesitan la compasión y el amor de los padres.

No obstante, muchas veces en la vida de iglesia amamos a los que son fuertes y descuidamos de los que más necesitan de nuestro amor. A nuestros ojos, hay algunos en la vida de iglesia que son débiles y pobres. Su disposición no es como la nuestra y tal vez tengan un rasgo peculiar. No deberían quejarse de ellos, porque fueron hechos así. Si quieren quejarse de ellos, tendrán que quejarse con Dios, puesto que Él los ha creado de esa manera. Todos tenemos que aprender a tener compasión de los más débiles, de aquellos que tienen un rasgo peculiar. Yo tengo que tener compasión de usted y le pido que por favor usted tenga compasión de mí, puesto que tengo mi propia peculiaridad.

Longanimidad por amor al Cuerpo

Si aprendemos esta lección y estamos dispuestos a sufrir incluso por los errores de los demás miembros del Cuerpo, esto quiere decir que hemos visto el Cuerpo. Estamos dispuestos a sufrir debido a los errores de los otros miembros porque son miembros del Cuerpo. Si hemos visto el Cuerpo, podremos experimentar la longanimidad, es decir, podremos sufrir por un largo período de tiempo, incluso hasta la Nueva Jerusalén. Este sufrimiento no se relaciona con los incrédulos o con ciertos asuntos, sino con los otros miembros del Cuerpo. Si algún miembro de mi cuerpo físico es débil, aun así es un miembro de mi cuerpo. Necesito amar a este miembro, protegerlo y hacer todo lo posible para mantenerlo en una buena condición.

EL IMPACTO QUE TIENE EL SERVICIO EN EL CUERPO

En este mensaje, les he dado tres pruebas para comprobar que hemos visto el Cuerpo. Si han visto el Cuerpo, ya no serán divisivos, no serán individualistas y estarán dispuestos a ser concertados sin quejarse, murmurar o criticar, sino que tendrán amor, perdón, compasión, comprensión y longanimidad. Si éste es el caso tendrán la vida del Cuerpo. Esta vida del Cuerpo causa que nuestro servicio realmente tenga impacto. Aunque algunas veces el Cuerpo es débil, solamente lo que procede de la vida genuina del Cuerpo es lo que puede producir un servicio al Señor que tenga un verdadero impacto. En Juan 17:21-23 el Señor Jesús dijo que si todos los creyentes fueran uno como el Dios Triuno es uno, como Él y el Padre son uno, el mundo creería. Éste es el impacto que produce la unidad. Si los creyentes son perfeccionados en unidad, el mundo conocería que el Hijo fue enviado por el Padre. La unidad es el impacto que causará que el mundo crea. Ser concertados es el poder que existe en el servicio; el verdadero poder en el servicio proviene de ser juntamente concertados.

Supongamos que hay tres hermanos que están sirviendo juntos, predicando el evangelio y cuidando de los nuevos creyentes. Sin embargo, el primer hermano ha estado criticando al segundo, y el segundo no ha estado contento con el tercero. Cuando se reúnan, no pueden fingir que son uno. Tarde o temprano la falta de armonía entre ellos será patente a los incrédulos y a los nuevos. Un poco de crítica destruirá lo que han edificado con su predicación y el impacto se perderá.

Sin embargo, si tenemos la unidad genuina con amor mutuo, esta unidad con el amor sería el impacto de nuestra predicación. Alabado sea el Señor, hoy aquí entre nosotros en la iglesia en Los Ángeles hay unidad genuina y amor. Muchas personas nos han informado que han sido influenciados e impresionados con el amor y la unidad que han experimentado aquí. Sin embargo, ¿que pasaría si un día perdiéramos esa unidad y aún mantuviéramos que somos la iglesia en Los Ángeles? Aún seríamos la iglesia en Los Ángeles, pero no tendríamos impacto en nuestro servicio. No tendríamos poder, puesto que no habría terreno, base ni fundamento para nuestro servicio. Habríamos perdido el fundamento de nuestro servicio. Que el Señor tenga misericordia de nosotros.

Todos tenemos que ver el Cuerpo. Para poder servir, es necesario ver el Cuerpo. Que el Señor nos revele este asunto a todos nosotros.


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