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Pláticas adicionales sobre el conocimiento de la vidapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7126-1
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CAPÍTULO TRECE

TRES VIDAS

Hay una verdad crucial en la Biblia relacionada con tres vidas y cuatro leyes. Si deseamos entender claramente la condición de nuestra vida espiritual interior o si deseamos ser librados del pecado a fin de llevar una vida victoriosa, debemos tener un entendimiento completo de esta verdad básica. Dentro de toda persona salva hay tres vidas. En primer lugar, está la vida del hombre, que es su vida creada. Segundo, está la vida de Satanás, la cual el hombre recibió debido a la caída. Tercero, está la vida de Dios, que es la vida que el hombre recibe en el momento de su salvación. Estas tres vidas —la vida del hombre, la vida de Satanás y la vida de Dios— existen simultáneamente dentro de una persona que ha sido salva.

EL ORIGEN DE LAS TRES VIDAS

Estas tres vidas se originaron en tres grandes acontecimientos que le ocurrieron al hombre: la creación, la caída y la salvación. Antes de la caída de Adán en el huerto del Edén, él fue creado por Dios; así, la obra creadora de Dios fue el primer gran acontecimiento. Siendo tentado por Satanás, el hombre comió del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, y cayó; de ese modo, recibió la vida de Satanás. Éste fue el segundo gran acontecimiento. Estos dos grandes acontecimientos —la creación y la caída— son parte de la historia de toda persona. Sin embargo, un tercer acontecimiento de grandes consecuencias, ocurrió a los creyentes; este gran acontecimiento es la salvación por medio de la cual la vida de Dios entra en los creyentes.

Estos tres grandes acontecimientos han introducido tres vidas diferentes dentro de un creyente: la vida humana creada, la vida de Satanás y la vida de Dios. La vida creada del hombre proviene del aliento de Dios (Gn. 2:7), la vida de Satanás proviene de Satanás, quien es representado por el árbol del conocimiento del bien y del mal (v. 9), y la vida de Dios proviene del Hijo de Dios (1 Jn. 5:12). Cuando el hombre recibió el aliento de Dios, él obtuvo la vida humana creada; cuando recibió del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, recibió la vida de Satanás; y cuando creyó y recibió al Hijo de Dios, obtuvo la vida de Dios.

Al proceder de las manos creadoras de Dios, nosotros fuimos creados; como consecuencia, tenemos la vida humana creada. Al pasar por Adán, llegamos a ser caídos; como consecuencia, tenemos la vida caída de Satanás. Al entrar en Cristo, fuimos salvos; como consecuencia, tenemos la vida increada de Dios. Las tres expresiones sencillas —proceder de, pasar por y entrar en— involucran muchas historias complejas.

EL CONFLICTO EN EL HUERTO DEL EDÉN

En el huerto del Edén, vemos un cuadro en el que hay tres personas: el hombre (representado por Adán), Dios (representado por el árbol de la vida) y Satanás (representado por el árbol del conocimiento del bien y del mal). El hecho de que Adán fuese puesto delante de los dos árboles significa que estas tres personas formaban un triángulo. Tanto Dios como Satanás quieren poseer al hombre. Dios desea poseer al hombre a fin de que se cumpla Su voluntad, y Satanás desea poseer al hombre a fin de que se cumpla su intención maligna. Dios gana al hombre por medio de la vida y es de esta misma manera que Satanás desea ganarlo. La intención de Dios era que el hombre comiera del fruto del árbol de la vida y, de ese modo, recibiera Su vida increada y se uniera a Él. Sin embargo, Satanás sedujo al hombre para que comiera del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, con lo cual logró que el hombre recibiera su vida caída y se mezclara con él en lugar de Dios. Por lo tanto, el huerto del Edén es una historia del conflicto entre Dios y Satanás.

EL LUGAR DONDE SE HALLAN ESTAS TRES VIDAS

La vida creada del hombre está en su alma, la vida creada de Satanás está en su cuerpo y la vida increada de Dios está en su espíritu. Cuando el hombre fue creado, Dios sopló en él el aliento de vida, y el hombre llegó a ser un alma viviente (Gn. 2:7). Por lo tanto, la vida creada del hombre está relacionada con su alma. Cuando el hombre cayó, él comió del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, el cual representa a Satanás, y lo recibió en su cuerpo. Hablando con propiedad, la vida de Satanás entró en el cuerpo del hombre e hizo que éste se convirtiera en la carne. Cuando creímos en el Señor, nosotros le recibimos como nuestra vida en nuestro espíritu; de ese modo, el Espíritu entra en nuestro espíritu y nosotros llegamos a tener la vida de Dios en nuestro espíritu.

A fin de entender claramente las tres partes en las cuales están localizadas estas tres vidas, debemos considerar de qué está consciente cada una de las tres partes del hombre: el espíritu, el alma y el cuerpo. El cuerpo, que es la parte externa y física del hombre, es visible y tangible, y nos permite contactar el mundo exterior y físico. Por lo tanto, el cuerpo está consciente de lo físico. El espíritu, que es la parte más profunda y recóndita de nuestro ser, es la parte asociada con una percepción de Dios, y nos permite contactar a Dios y tener comunión con Él. Por lo tanto, el espíritu está consciente de lo espiritual o está consciente de Dios. El alma, localizada entre el espíritu y el cuerpo, es nuestra parte psicológica, que incluye la mente, la parte emotiva y la voluntad, y nos permite contactar el mundo psicológico. Por lo tanto, el alma está consciente de lo psicológico o del yo. Estar conscientes de lo físico nos permite percatarnos de las cosas que están fuera del cuerpo, estar conscientes de lo psicológico nos permite percatarnos de nosotros mismos y estar conscientes de Dios nos permite percatarnos de Dios. El hecho de que el cuerpo esté consciente de lo físico nos permite contactar las cosas que están fuera del cuerpo, el que el alma esté consciente del yo nos permite percibir las cosas relacionadas con el yo, y el que el espíritu esté consciente de Dios nos permite relacionarnos con Dios y percibir las cosas de Dios.

El cuerpo humano incluye los cinco órganos de los sentidos relacionados con la vista, el oído, el gusto, el olfato y el tacto. El espíritu tiene dos órganos con capacidad sensorial: la conciencia y la intuición. Aunque el espíritu está compuesto de conciencia, intuición y comunión, la comunión no está relacionada con ningún sentido. Sólo la conciencia y la intuición tienen capacidad sensorial. Por lo tanto, el espíritu tiene órganos con capacidad sensorial, que únicamente están relacionados con la conciencia y la intuición. Aunque el alma también se compone de tres partes, está consciente de lo relacionado únicamente con la mente y la parte emotiva. Por lo tanto, el alma también tiene dos órganos con capacidad sensorial. La vida creada está en nuestra alma y posee órganos con capacidad sensorial relacionados con la mente y la parte emotiva, que simplemente se conocen como la auto-consciencia. La vida de Satanás está en nuestro cuerpo, que incluye los cinco sentidos: la vista, el oído, el gusto, el olfato y el tacto. Estos sentidos nos permiten estar conscientes de lo físico. La vida de Dios está en nuestro espíritu, el cual posee órganos con capacidad sensorial relacionados con la conciencia y la intuición. La capacidad sensorial asociada con estos dos nos permite estar conscientes de Dios. Las tres vidas están localizadas en estas tres partes.


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