Iglesia como el Cuerpo de Cristo, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-4182-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Dios vino a la tierra en el hombre Jesucristo, a fin de mezclarse con el hombre. Por lo tanto, Jesucristo es el comienzo de la mezcla de Dios y el hombre. Esta mezcla hizo posible que se produjera el Cuerpo de Cristo, que es la iglesia. Cristo es la Cabeza del Cuerpo, la iglesia. La iglesia es el agrandamiento del principio de la mezcla de Dios con el hombre. Este agrandamiento da por resultado el Cuerpo de Cristo.
En los Evangelios la mezcla de Dios con el hombre produjo la Cabeza, Cristo. En Hechos el agrandamiento de la mezcla de Dios con el hombre produjo el Cuerpo de Cristo. Dios se mezcló con el hombre Jesús, un galileo, y este Jesús llegó a ser la Cabeza del Cuerpo; también, Dios se mezcló con muchos otros galileos, los cuales llegaron a ser el Cuerpo de la Cabeza. Que Dios nos ilumine en nuestra lectura de la Biblia para que veamos que los primeros cinco libros del Nuevo Testamento nos proveen un cuadro muy claro de una gran persona. Los cuatro Evangelios nos muestran a esta gran persona, y el libro de Hechos nos muestra el agrandamiento de esta gran persona.
El libro de Hechos no es una crónica simplemente de las actividades de los apóstoles, sino también de las actividades del Cuerpo de Cristo sobre la tierra. Debemos considerar el libro de Hechos junto con los Evangelios a fin de poder ver a un hombre completo, la Cabeza con el Cuerpo. Éste es un hombre misterioso, un hombre universal, quien es Dios y a la vez hombre, y hombre y a la vez Dios. Él también es la mezcla de la divinidad con la humanidad. En estos cinco libros encontramos muchos casos en los que se muestra la mezcla de Dios con el hombre y del hombre con Dios. Los Evangelios hablan de Cristo mientras estuvo en la tierra; sin embargo, Su Cuerpo aún no había sido producido. En Hechos vemos que Cristo como la Cabeza está en los cielos, y que el Cuerpo que Él produjo está en la tierra. Necesitamos tener ojos espirituales para poder ver que esta persona extraordinaria, quien es la Cabeza, está en los cielos, y que Su Cuerpo está en la tierra. Sin embargo, la Cabeza no está separada del Cuerpo; antes bien, en este universo, ambos están conectados de los cielos a la tierra y de la tierra a los cielos. El libro de Hechos contiene el relato del agrandamiento y continuación de la mezcla de Dios con el hombre. Cristo no es una persona junto con un grupo de colegas Suyos, sino que es la Cabeza con un Cuerpo.
La verdad en cuanto al Cuerpo de Cristo es sumamente misteriosa. Nuestro conocimiento de este misterio es muy limitado y nuestra experiencia es muy insignificante. Por lo tanto, empleando una expresión china, cuando hablamos del Cuerpo de Cristo, es como si estuviésemos tratando de medir el océano con una cucharita. No somos capaces de comprender el Cuerpo de Cristo con nuestra mente; únicamente podemos comprender el Cuerpo de Cristo y hablar acerca de él, en virtud de la obra que realiza el Espíritu Santo dentro de nosotros. ¿Qué es el Cuerpo de Cristo? Algunos dirían que el Cuerpo de Cristo es la iglesia, y otros podrían decir que el Cuerpo de Cristo es el conjunto de todos los creyentes, de todos aquellos que pertenecen a Cristo. Estas definiciones no son incorrectas desde el punto de vista doctrinal, pero se encuentran muy lejos de la experiencia.
Es posible que haya un grupo de creyentes en determinada localidad, pero que no exista la vida práctica de iglesia, la vida que es propia del Cuerpo, la expresión del Cuerpo de Cristo. Esto significa que todos podemos ser creyentes que han sido salvos por gracia, pero en términos de la experiencia y en la práctica, es posible que entre nosotros haya muy poco de la expresión del Cuerpo de Cristo, o sea, que no poseamos la realidad del Cuerpo de Cristo.
La iglesia es el agrandamiento de la mezcla de Dios con el hombre, el agrandamiento de Cristo. Si no hay mezcla de Dios con el hombre y del hombre con Dios, no hay iglesia. Pese a que muchos creyentes poseen la vida divina, esta mezcla no se ve en su vivir; pues la expresión práctica de la mezcla de Dios con el hombre no está entre ellos. Creo que nos resulta más fácil entender el Cuerpo de Cristo desde la perspectiva de la mezcla de Dios con el hombre. Es posible que hayamos sido verdaderamente salvos y que estemos sirviendo al Señor fervorosamente y cuidando diligentemente de la iglesia; pero que la mezcla de Dios con el hombre no esté presente dentro de nosotros. Muchos hijos de Dios predican el evangelio con mucho fervor, pero la mezcla de Dios y el hombre no está dentro de ellos; más bien, lo único que está presente son el celo y la diligencia humanos. Predican el evangelio de sí mismos, y el elemento de Dios no está presente en su predicación. Incluso pueden hablar de Dios mientras predican, pero sus palabras y acciones únicamente contienen el elemento humano, no el elemento divino.
En los Evangelios no encontramos ni un solo caso en que el Señor hubiese hecho algo por Sí mismo como nazareno; Dios estaba en Él en todo lo que hacía y todo lo hacía con Él. Podemos afirmar que cada movimiento que el Señor hacía, lo hacía con Dios; la vida que Él llevó era un vivir de la mezcla de Dios con el hombre y del hombre con Dios. Conforme al mismo principio, el mover de todos los apóstoles en cuanto a la predicación del evangelio en Hechos era el mover de Dios y el hombre, el mover de Dios mezclado con el hombre; no se podía separar a Dios del mover del hombre. Cuando Pedro actuaba, Dios actuaba; cuando Pablo actuaba, Dios actuaba; cuando Esteban actuaba, Dios también actuaba. No podemos separar a los apóstoles del Señor; cada aspecto y detalle del mover de ellos en el evangelio y en la obra estaba mezclado con Dios. De manera que cuando se ponían de pie para hablar, Dios estaba dentro de ellos haciendo Sus obras. Esto es semejante a la experiencia del Señor Jesús cuando estuvo en la tierra (Jn. 6:57; 5:19). Los apóstoles podían decir que su predicación del evangelio no era su propia obra, sino que era la obra de Aquel que murió, resucitó y que ahora vivía en ellos. Por consiguiente, si está presente la mezcla de Dios y el hombre, allí también estarán el Cuerpo y la realidad. Esta realidad es la expresión del Cuerpo.
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