Cristo que mora en nosotros seqún se ve en el canon el Nuevo Testamento, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-4916-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Prácticamente todos saben que el tema de Efesios es el Cuerpo de Cristo. ¿Cómo llega a existir el Cuerpo de Cristo? Tal vez nosotros digamos que el Cuerpo procede de Cristo, pero Pablo no lo dijo de una manera tan breve. Él dice que la iglesia llega a existir como resultado de las inescrutables riquezas de Cristo. “Me fue dada esta gracia de anunciar a los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo” (3:8b). La fuente que da origen al Cuerpo de Cristo es las inescrutables riquezas de Cristo.
¿Cómo entonces podemos conocer, experimentar y disfrutar todas las riquezas de Cristo? Pablo nos dice claramente que para ello nuestro hombre interior necesita ser fortalecido. “Para que os dé, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Espíritu; para que Cristo haga Su hogar en vuestros corazones por medio de la fe” (vs. 16-17a). Nuestro hombre interior necesita ser fortalecido, no por algún tipo de conocimiento, sino por el Espíritu. Además, se nos dice que este fortalecimiento es conforme a las riquezas de la gloria de Dios. El resultado de ello es que Cristo haga Su hogar en nuestro corazón. Muchos maestros cristianos han escrito tomos sobre el libro de Efesios, pero la mayoría de ellos no ha visto que el punto central es que Cristo haga Su hogar en nuestro corazón. ¿Alguna vez usted ha leído un libro que diga que el punto clave de Efesios es el Cristo que mora en nosotros para hacer Su hogar en nuestro corazón? Hoy muchos cristianos hablan acerca del Cuerpo de Cristo; sin embargo, sabemos que un cuerpo que carece de la vida de la persona es un cadáver. Un cadáver no simplemente carece de vida, sino que también carece de una persona viva. La diferencia entre un árbol y un hombre es que el árbol sólo tiene vida, mientras que un hombre posee vida y una persona. Un cuerpo es un vaso que contiene a una persona viva. Las personas hablan acerca del Cuerpo de Cristo, pero ¿dónde está la persona viva de Cristo? Él debe estar haciendo Su hogar en nuestros corazones; de no ser así, la “iglesia”, que supuestamente es el Cuerpo de Cristo, sólo sería un cadáver.
¡Cuánto alabamos al Señor porque hoy Cristo es el Espíritu vivificante que vive en nosotros! Además, Él ha decidido hacer Su hogar en nosotros. Todos debemos regresar a la Palabra pura. Cristo no sólo vive en nuestro ser, sino que además debe hacer Su hogar en nuestro corazón. Esto no es algo general, sino algo muy específico. En el pasado dijimos que, según el Nuevo Testamento, nuestro corazón es más grande que nuestro espíritu. Nuestro corazón es la circunferencia y nuestro espíritu es el centro. Cristo como el Espíritu vivificante ha entrado en nuestro espíritu, el centro, y a partir de allí se extiende a todas las partes de nuestro corazón.
Es muy maravilloso que podamos decir que Cristo está en nosotros; sin embargo, es posible que Cristo sólo esté en el centro, en nuestro espíritu, y no se haya propagado a nuestro corazón. Es por ello que Pablo oró por los creyentes, a fin de que su hombre interior fuera fortalecido. Nuestro espíritu, en el cual mora el Espíritu Santo, es nuestro hombre interior. Nuestro hombre interior necesita ser fortalecido y revestido de poder; sólo entonces Cristo podrá hacer Su hogar en nuestro corazón.
La mayoría de los cristianos, incluso aquellos que aman al Señor, no son fuertes en su espíritu. Son fuertes para hablar; pero si les pidiéramos que oraran, se quedarían callados. La mejor manera de callar a otros es pedirles que pasemos un tiempo en oración. Sin embargo, en cuanto termina el tiempo de oración, todos empiezan a hablar. Eso significa que son fuertes en su mente, pero débiles en su espíritu, el cual es su hombre interior. Cuando vivimos en la presencia del Señor, no nos gusta hablar mucho. En vez de ello, preferimos orar y alabar. Eso indica que somos fuertes en nuestro espíritu.
Por consiguiente, el apóstol Pablo oró por nosotros, a fin de que nuestro hombre interior fuera fortalecido. El resultado de ello sería que Cristo se extendería a nuestro corazón. El hecho de que Cristo haga Su hogar en nuestro corazón significa que Él saturará e impregnará cada parte de nuestro corazón consigo mismo. Entonces todo nuestro ser será un hogar para Él, y Él será el morador. Él no sólo será nuestra vida, sino también la persona viva que mora en nuestro ser.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.