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II. LA PALABRA DEL DIOS TRIUNO

Este Dios Triuno es maravilloso y está lleno de propósito. Tiene Su propósito y Su deseo. Conforme a Su deseo, hizo un plan, una economía eterna. En el Nuevo Testamento, especialmente en las epístolas de Pablo, se pone mucho énfasis en esta economía. En 1 Timoteo 1:3-4 Pablo le pidió a Timoteo que mandase a algunos que no enseñaran cosas diferentes, sino sólo la economía de Dios. Existe la economía de Dios en el universo. Dios tiene que hablar para llevar a cabo Su economía.

A. El Dios que habla

El Dios Triuno es el Dios que habla (He. 1:1-2). ¿Qué tal si Dios no hablara en el universo? Si Dios no hubiera hablado, nosotros no existiríamos. La Biblia dice que todo ser creado procedió de la palabra de Dios. En Hebreos 1:1-2 Pablo dijo que nuestro Dios es el Dios que habla. El ha estado hablando por medio de los profetas en diferentes maneras, y ahora sigue hablando por medio de Su Hijo. Su Hijo, Jesucristo, es el Verbo de Dios. Cuando alguien ministra la palabra de Dios en el Espíritu, parece que él está hablando, pero en realidad Cristo, el Hijo de Dios, es quien habla. El ministro de la palabra no es nada, pero de su boca procede algo de Aquel que lo es todo. Dios sigue hablando hoy.

B. Lo que el Dios Triuno habla
llega a ser Su palabra escrita,
las Escrituras santas

En 2 Timoteo 3:16 dice que toda la Escritura es el aliento de Dios. Dios respira, exhala. Su palabra hablada fue registrada como palabra escrita, la cual es la Escritura santa. La palabra de Dios no sólo fue hablada sino también escrita. Le doy gracias a Dios porque durante casi veinte siglos esta palabra hablada y escrita también ha sido interpretada, enseñada, al pueblo de Dios.

III. LA REVELACION DEL DIOS TRIUNO

A. La palabra del Dios Triuno contiene
Su revelación divina y la trasmite

Fuera de las Escrituras santas, no hay otra revelación de Dios. La revelación de Dios, de principio a fin, está contenida en Su palabra y nos es trasmitida por medio de la misma. Si usted quiere recibir la revelación de Dios, tiene que acudir a las Escrituras, de Génesis a Apocalipsis. Por tanto, el final del libro de Apocalipsis nos advierte que no debemos añadir nada ni quitar nada de la palabra de Dios (22:18-19). Esta es una blasfemia, un pecado grave. La Escritura santa ya fue completada. El fundador de los mormones, Joseph Smith, afirmó haber recibido revelación además de la Biblia. Esto es demoníaco. Cualquier persona que afirme haber recibido una revelación aparte de la revelación bíblica habla blasfemia ante Dios.

B. Por medio de Su Espíritu

La palabra de Dios llega a ser la revelación de Dios por medio de Su Espíritu (Ef. 1:17). La Biblia ha sido impresa en muchos idiomas. El contenido es igual para todos, pero, ¿cómo podemos recibir revelación de la Biblia? Un filósofo chino moderno que fue embajador en los Estados Unidos leyó la Biblia, pero sólo recibió la letra de la palabra escrita. Muchos cristianos han hecho lo mismo. Esto no está bien.

Cuando venimos a la Biblia, debemos prepararnos. Nos preparamos para leer la palabra de Dios, no un periódico ni un libro secular. Primero, debemos acudir a Dios diciendo: “Dios, soy pecaminoso; perdóname. Estoy equivocado; perdóname. No te amo; perdóname. Incluso no te temo; perdóname”. Debemos confesar cabalmente nuestros pecados. Luego entramos inmediatamente en comunión con Dios, y esa comunión es simplemente Dios el Espíritu. La comunión de Dios es Su Espíritu. Cuando estamos en el Espíritu de Dios, estamos en comunión con El. Cuando estamos fuera del Espíritu de Dios, no estamos en la comunión.

Debemos confesar todos nuestros pecados para estar puros y limpios, sin obstáculo entre nosotros y Dios. Entonces estamos en la comunión de Dios. En ese momento estamos en el Espíritu de Dios, y cuando venimos a la Biblia, es diferente. Esto es lo que hemos aprendido, es decir, a estudiar la Biblia en el Espíritu de Dios, en la comunión de Dios.

Entonces tenemos que orar-leer la Palabra, no sólo leerla. Al leer Génesis 1:1 debemos orar diciendo: “Dios, te doy gracias. En el principio creaste los cielos. ¡Creaste los cielos! ¡Creaste los cielos!” Aprenda a orar-leer. A través de los siglos, todos los que aman al Señor con devoción y los estudiantes de la Biblia han tenido la práctica de orar-leer, aunque tal vez no tuvieran la expresión orar-leer. Algunos en el pasado dijeron que debemos leer la Biblia con oración. Leer la Biblia con oración es orar-leer.

Enseñamos la práctica de orar-leer basándonos en Efesios 6:17-18. Recibimos la palabra de Dios con toda oración, con oraciones variadas: al gritar, al estar quietos, al cantar, etc. Es imposible expresar cuánto beneficio he recibido al orar-leer. En Efesios 3 Pablo dijo: “Doblo mis rodillas ... para que os dé, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Espíritu; para que Cristo haga Su hogar en vuestros corazones por medio de la fe ... para que seáis llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios” (vs. 14-19). Cuando leí estos versículos hace mucho tiempo, sólo comprendí un poco. Con el tiempo, entendí que el hogar que Cristo hace en nuestros corazones es Su edificio. Sin un edificio, ¿cómo puede existir un hogar? Pude recibir ayuda para entender estos versículos sólo al orar-leerlos. Se describe mucha verdad en cuanto a estos versículos en los mensajes del Estudio-vida de Efesios, y hoy puedo presentar más mensajes en cuanto a ellos. Muchos versículos de la Biblia están fuera de nuestro alcance. Debemos orar-leer la palabra para entrar en su significado espiritual.

Cuando oramos-leemos la palabra, el Espíritu nos da la revelación (Ef. 1:17). Cuando leemos la palabra con oración, el Espíritu convierte la palabra en una revelación.