Arbol de la vida, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-1-57593-813-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
ISBN: 978-1-57593-813-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
Font Size
Dice en 1 Pedro 3:4: “Sino el del hombre interior escondido en el corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu manso y sosegado, que es de gran valor delante de Dios”. En nuestro corazón hay un hombre escondido. El hombre escondido en el corazón es el espíritu manso y sosegado. Si un hombre está escondido en una casa, es obvio que el hombre y la casa son dos entidades distintas. El espíritu está escondido en el corazón y es el hombre interior escondido en el corazón. El adorno de las esposas delante de Dios debe ser su ser interior: el hombre interior escondido en su corazón, el cual es su espíritu, en mansedumbre y tranquilidad. Este es el ornato incorruptible, el cual está en contraste con el pelo, el oro y los vestidos corruptibles (3:3). Este adorno espiritual es de gran valor ante los ojos de Dios. Una persona puede vestirse con ropa buena, la cual es el adorno del hombre exterior, pero al mismo tiempo es posible que tenga un espíritu orgulloso. Exteriormente, esta persona está adornada, pero interiormente no hay adorno espiritual. Pedro les exhortó a las hermanas que no prestaran mucha atención a su adorno exterior, sino al hombre interior escondido en su corazón, el cual es un espíritu manso y sosegado. Nuestro espíritu debe adornarse de mansedumbre y tranquilidad.
Marcos 12:30 dice: “Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. La función del corazón es amar. El corazón es un órgano que ama y se nos dice que amemos al Señor nuestro Dios con todo nuestro corazón.
La parábola del sembrador en Marcos 4 presta atención al corazón humano. El corazón humano es la tierra donde el Salvador-Esclavo siembra la semilla. Marcos 4:14 dice: “El sembrador siembra la palabra”. El sembrador es Cristo y la palabra también es Cristo. Esto significa que el Señor Jesús vino a sembrarse en nosotros. El mismo es el sembrador así como la semilla de la vida. El versículo 15 dice: “Y éstos son los de junto al camino, donde se siembra la palabra, y cuando la oyen, en seguida viene Satanás, y quita la palabra que fue sembrada en ellos”. “Junto al camino” es el área que está cerca del camino. Está endurecida por el tráfico del camino, y es difícil que las semillas penetren en ella. Esto tipifica el corazón preocupado que ha sido endurecido por el tráfico mundano y que no está abierto para entender y comprender la palabra del reino. La tierra no debe preocuparse por nada y debe estar completamente abierta a la semilla de vida, pero el área junto al camino ha sido pisada demasiado por el tráfico mundano. Este es el corazón que se ha preocupado por muchas otras cosas, y como resultado se ha endurecido. “Junto al camino” simboliza un corazón preocupado.
Los versículos 16 y 17 dicen: “Estos son asimismo los que son sembrados en los pedregales, los que cuando oyen la palabra, al momento la reciben con gozo. Pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración; luego, cuando viene la aflicción o la persecución por causa de la palabra, en seguida tropiezan”. Los pedregales no tienen mucha tierra, lo cual representa un corazón de piedra. Sí, hay tierra para la semilla, pero no es muy profunda. Debajo de esta tierra están las piedras. Es bastante difícil que la semilla se arraigue profundamente en un corazón de piedra. Quizás muchas veces estemos dispuestos a recibir la palabra, pero la recibimos sólo de manera superficial porque hay algunas piedras en nuestro corazón. Así que, es difícil que Cristo como semilla de vida se arraigue profundamente en nosotros.
Los versículos 18 y 19 dicen: “Otros son los que son sembrados entre los espinos; ellos son los que han oído la palabra, pero las preocupaciones de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas, entran y ahogan la palabra, y se hace infructuosa”. Nuestros deseos con respecto a otras cosas pueden ahogar la palabra. Tal vez, no crea usted que las preocupaciones de la edad o el engaño de las riquezas le molesten a usted pero, ¿qué puede decir de los deseos por otras cosas? Algunos tal vez deseen obtener una posición alta o sacar un título de altos estudios. Las ansiedades de la edad, el engaño de las riquezas y las codicias de otras cosas ahogan la palabra, y se vuelve infructuosa.
El versículo 20 dice: “Y éstos son los que fueron sembrados en la buena tierra: los que oyen la palabra y la reciben, y dan fruto, uno a treinta, otro a sesenta, y otro a ciento por uno”. La buena tierra, el corazón bueno, es un corazón que no está endurecido por el tráfico mundano, que no tiene pecados ocultos, que está libre de las preocupaciones de esta edad y del engaño de las riquezas, y que no desea otras cosas. Tal corazón es puro, bueno y recto.
El Dios Triuno, quien es el árbol de la vida, se nos ha impartido para ser nuestro disfrute. El es la semilla de vida sembrada en nuestro corazón. Nuestro corazón es como la tierra. Si la tierra de nuestro corazón está junto al camino, pisada por el mundo y preocupado por muchas cosas, se endurece. Nuestro corazón necesita ser librado de toda preocupación para que la semilla de vida se siembre en él. Tal vez nuestro corazón no esté preocupado, pero es posible que haya piedras escondidas en él. Las piedras son los pecados escondidos, los deseos personales, la búsqueda personal, y la autocompasión, los cuales impiden que la semilla se arraigue en la profundidad de la tierra. Es posible que parezcamos ser buenos hermanos o buenas hermanas, y al mismo tiempo, seamos superficiales para con el Señor por las piedras que estén en nuestro corazón. Así, no es posible que el Señor como semilla de vida crezca y se arraigue en nosotros. También es posible que nuestro corazón esté lleno de espinos, los cuales son las preocupaciones de esta edad, el engaño de las riquezas y las codicias de otras cosas. Muchos fijan su corazón en conseguir un automóvil mejor. Aun este deseo puede estorbar y ahogar la palabra, no permitiéndole ser fructífero. Los espinos impiden y ahogan el crecimiento de la semilla.
Si queremos que el Señor como semilla de vida crezca en nosotros para ser nuestro pleno disfrute, tenemos que resolver los problemas de nuestro corazón. Debemos pedir al Señor que tenga misericordia de nosotros. Por Su misericordia debemos poner fin a todas las cosas negativas que haya en nuestro corazón. Debemos eliminar las cosas que nos preocupan, las piedras escondidas, las preocupaciones de esta edad, el engaño de las riquezas y las codicias de otras cosas. Entonces nuestro corazón será bueno, recto y noble, y estará liberado y preparado para que Cristo como semilla de vida crezca dentro de nosotros.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.