CAPÍTULO QUINCE

EL RECOBRO DEL EDIFICIO DE DIOS

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Lectura bíblica: 1 Co. 3:6, 9b, 12; 1 P. 2:2-5; Ef. 2:21-22; 4:11-16; Col. 2:19; Ro. 12:2, 5

LA OBRA DE CREACIÓN Y
EDIFICACIÓN QUE DIOS EFECTÚA

Como hemos visto, los dos extremos de la Biblia se reflejan el uno al otro. Lo que se halla al comienzo también se halla al final. Al comienzo de la Biblia estaba el árbol de la vida, y al final de la Biblia tenemos el mismo árbol de la vida. Al comienzo se halla un río que fluye, y al final aparece de nuevo el río que fluye. Al comienzo de la Biblia había oro, bedelio (perla) y ónice, o sea, las piedras preciosas en el fluir del río que fluye. Al final de la Biblia hallamos los mismos materiales: oro, perla y piedras preciosas, edificados conjuntamente como una ciudad. Por último, al comienzo de la Biblia había una novia edificada por Dios, y al final de la Biblia también hay una novia.

Debemos tener bien claro que al comienzo no había una ciudad; sólo había un huerto. Al final de la Biblia, no obstante, en vez de un huerto hay una ciudad. El relato a los dos extremos de la Biblia es figurativo. Como figura, un huerto principalmente representa algo natural; en un huerto se hallan las cosas de la naturaleza. En una ciudad, no obstante, la característica principal es la edificación. En todo el universo, según el relato de la Biblia, Dios tiene únicamente dos clases de obras: la obra de creación y la obra de edificación. Su primera obra fue la obra de creación, y Su segunda obra es la obra de edificación. Además, la creación de Dios tiene como objeto el edificio de Dios. Sin embargo, muchos cristianos no han visto este punto importante.

No cabe duda de que la creación de Dios ha sido plenamente completada. Ahora la obra de Dios es la edificación. Génesis, el primer libro de la Biblia, es un libro sobre la creación, y Apocalipsis, el último libro de la Biblia, es un libro sobre la edificación. La Biblia inicia con la creación, y concluye con el edificio de Dios. Ahora Dios está en el proceso de edificar, y nosotros estamos bajo el proceso de la edificación efectuada por Dios. Es por esto que en estos últimos días el Señor recobrará este asunto importante de Su edificio.

EL RECOBRO DE LA INTENCIÓN
MÁXIMA Y CONSUMADA DE DIOS

Con la Reforma de hace quinientos años atrás, Dios comenzó Su recobro. A través de estos quinientos años, muchas cosas han sido recobradas. El primer elemento recobrado fue la justificación por la fe. Después de esto, muchos otros elementos fueron recobrados. Creemos que el último elemento que Dios recobrará es la edificación, porque éste es el último elemento, el último punto, en toda la Biblia. ¿Cuál es el último elemento en toda la Biblia de sesenta y seis libros? Es una ciudad edificada por Dios con oro, perla y piedras preciosas.

Sin duda alguna la historia nos muestra que este punto ha sido desatendido plenamente. Incluso hoy muchos queridos santos ponen toda su atención en la predicación del evangelio, la edificación de los santos, la santidad, la vida victoriosa, la espiritualidad y muchas otras cosas. Muchos queridos cristianos están ocupados con muchas cosas, pero muy pocos hoy se ocupan de la edificación. La gente hoy le dedica mucho tiempo a la predicación del evangelio, y no hay nada malo con esto. Claro que necesitamos la predicación del evangelio, pero debemos darnos cuenta de que la predicación no es un fin en sí mismo. Muchos también están ocupados estudiando la Biblia. Eso no es incorrecto; es completamente acertado estudiar la Biblia; sin embargo, estudiar no debe tener como fin el estudio. Hoy tenemos también la obra misionera. Eso es maravilloso, y alabamos al Señor por ello. En los últimos siglos el Señor levantó muchas obras misioneras, para llevar Su evangelio a todos los rincones de la tierra. No obstante, la obra misionera no debe ser simplemente para la obra misionera. El Señor también hizo surgir la experiencia de la vida interior, especialmente en los trescientos años pasados. Desde el tiempo de Madame de Guyón, esto ha sido de gran ayuda para muchos santos buscadores, y de nuevo damos gracias al Señor por ello. Sin embargo, aun la vida interior no debe servir para la vida interior. Muchas doctrinas han sido también recobradas. Damos gracias a Dios por esto, pero ni siquiera las doctrinas deberían servir sólo para las doctrinas. También tenemos las presuntas prácticas pentecostales o carismáticas. Por supuesto, algunas de ellas no son genuinas; algunas sin duda son fabricadas por el hombre, pero algunas son reales. Alabamos al Señor por todos estos elementos; sin embargo, ninguno de estos elementos debe existir como una finalidad en sí mismo. Todos deben ser para el edificio. La intención de Dios es en última instancia obtener el edificio.

El edificio representa la máxima consumación de Dios. Lean la Biblia otra vez. Si no obtenemos el edificio de Dios, nos harán falta por lo menos los últimos dos capítulos. Nuestro libro de Apocalipsis tal vez sólo tiene veinte capítulos. Puede ser que no tenga los capítulos 21 y 22. Necesitamos estos dos capítulos sobremanera. En estos últimos días el Señor realmente ha llegado a estos dos capítulos.