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Cristo en Su excelenciapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3291-0
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La ética

Por otra parte, en la historia de la cultura humana la gente ha descubierto que el ser humano es corrupto. Aunque la corrupción del hombre no es siempre evidente, la semilla de corrupción se halla en él. Además, el hombre descubrió que también había algo bueno dentro de él, lo cual suscitó entre los filósofos chinos un debate sobre si el hombre por naturaleza era bueno o malo; la verdad es que ambas teorías son correctas. Cuando Dios creó al hombre, lo creó con una naturaleza buena, pero después de la caída del hombre, su naturaleza se volvió maligna. De esta forma, nació la ética, la cual ha llegado a formar parte de la cultura humana. La ética es un tema muy hablado por todos los filósofos y sabios chinos de la antigüedad.

La tradición

Toda nación tiene su propia tradición. El pueblo chino lleva en su sangre unas tradiciones que han heredado de sus antepasados a través de las generaciones. De la misma manera, los japoneses, los árabes, los hindúes y los judíos, todos también tienen sus propias tradiciones.

Todos nosotros sabemos que apenas nace una persona, inevitablemente ésta de inmediato se halla bajo cuatro grandes influencias: la cultura, la religión, la ética y la tradición. Hoy en día, toda la sociedad humana vive bajo la influencia de estas cuatro cosas, hasta tal grado que éstas han llegado a ser los elementos constitutivos del hombre. Dicho con un lenguaje sencillo, el hombre es una entidad cuyos componentes son la cultura, la religión, la ética y la tradición. Pese a que estoy hablando de estas cosas, mi carga no está en ellas. Mi carga es Cristo. Estas cuatro cosas no son Cristo; más bien, todas ellas han reemplazado a Cristo.

La tercera estrofa de Himnos, #253 dice:

Ni filosofía
Ni la instrucción,
Pueden conformarnos
Al Hijo de Dios;
Sólo Cristo mismo
Terminando el yo,
Nos hace Sus miembros,
En resurrección.

Ni la filosofía ni los preceptos éticos pueden producir a los miembros de Cristo ni el Cuerpo de Cristo, el cual es una iglesia orgánica. La cuarta estrofa dice:

No las religiones,
Ni la cristiandad,
Llevarán a cabo
Su divino plan;
Pero Cristo como el
Todo en mi ser
A Dios satisface
Y le da placer.

Todos nuestros problemas se deben a que de nuestra parte, hay una deficiencia de Cristo. Si estamos carentes de Cristo es como le ocurriría a nuestro cuerpo físico si le faltaran nutrientes, lo cual permitiría que se infiltren toda clase de enfermedades. Pero una vez que se completan y se restablecen los nutrientes del cuerpo en un equilibrio completo, entonces la enfermedad desaparecerá por completo. Esto es semejante a lo que se describe en la quinta estrofa:

Dones y funciones
Que el Señor nos da,
Nunca a nuestro Cristo
Pueden reemplazar;
¡Sea el todo en todos
Cristo en nuestro ser!
¡Sólo Cristo mismo
En cualquier hacer!

CRISTO ES DIFERENTE DE LA RELIGIÓN

El Cristo incomparable y trascendente es diferente de la religión. La mayoría de la gente confunde a Cristo con la religión, pues piensa que Él es el fundador de la religión cristiana, lo cual, estrictamente hablando, no es exacto. En Filipenses 3:6 Pablo dice: “En cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, llegué a ser irreprensible”. Estas dos cláusulas nos dicen que Pablo había sido cien por ciento un judío religioso. La religión judía se formó según la Palabra santa de Dios en el Antiguo Testamento, y el judaísmo guarda la Palabra santa de Dios y enseña a la gente no sólo a adorar al Dios único y verdadero, sino también a proceder y a comportarse conforme a los mandamientos dados por Él, a fin de agradarle. Sin embargo, los que han leído los cuatro Evangelios del Nuevo Testamento saben que el Dios verdadero, que los judíos adoraron en la antigüedad, se encarnó un día para ser un hombre. Dios mismo se hizo carne, nació en un pesebre, creció en una familia pobre, y procedió de una región remota y despreciada. Este hombre era Jesús, quien es Dios, el Creador. Él es el Dios de todo el universo, el Señor de todos. El nombre Jesús significa “Jehová el Salvador”, o “la salvación de Jehová”. Por lo tanto, Jesús en el Nuevo Testamento se refiere a Jehová en el Antiguo Testamento.

Recientemente leí una declaración de fe publicada por una gran denominación, la cual es muy respetada, en la que decía que Aquel que visitó a Abraham en Génesis 18, Jehová, cuyos pies fueron lavados por Abraham y por quien Abraham mató un becerro y preparó banquete, y quien comió con Abraham, era el Jesús que se menciona en el Nuevo Testamento. Esto es ciertamente correcto. Sin embargo, los judíos se aferraron a su religión tradicional y rechazaron al Salvador Jesucristo. Cuando el Señor Jesús entró al templo, los judíos lo consideraron como un samaritano que estaba poseído por un demonio (Jn. 8:48); ellos no querían recibir al Señor Jesús. Por favor, díganme ustedes: ¿quién crucificó al Señor Jesús? No fue solamente el gobernador romano Pilato, ya que éste no sólo quiso soltarlo sino que, además, en tres ocasiones declaró que no hallaba falta en Jesús. Sin embargo, los judíos le pidieron que liberase a Barrabás, un ladrón, y que crucificase a Jesús. Por lo tanto, la religión judía, el sumo sacerdote, los fariseos y los ancianos fueron los que, por medio de los soldados romanos, crucificaron al Señor. A los que son religiosos sólo les interesa la religión; no les interesa Cristo.


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