Disfrutar las riquezas de Cristo para la edificación de la iglesia como Cuerpo de Cristopor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7932-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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El Cristo todo-inclusivo, el mismo Cristo que es el todo y está en todos, es nuestra vida (Col. 3:4). Hoy Él está en nosotros, pues Él no puede ser nuestra vida a menos que esté en nosotros. Algunos dicen que Cristo únicamente está en los cielos, pero también dicen que Cristo es su vida. ¿Cómo puede ser esto posible? ¿Cómo es que Cristo puede ser nuestra vida, si Él únicamente está en los cielos y nosotros en la tierra? Esto indicaría que nuestra vida está en los cielos muy lejos de nosotros. La denominada teología sistemática es demasiado sistemática. ¡Alabado sea el Señor, el Cristo que es nuestra vida no solamente está en los cielos! Él está también en nosotros, y Él es uno con nosotros, como 1 Corintios 6:17 dice: “El que se une al Señor, es un solo espíritu con Él”.
Efesios 3:8 y 9 dicen: “A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar a los gentiles las inescrutables riquezas de Cristo como evangelio, y de alumbrar a todos para que vean cuál es la economía del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas”. La economía del misterio en el versículo 9 es la impartición de las inescrutables riquezas de Cristo en el versículo 8.
Para Dios no es nada fácil ni sencillo impartir Sus inescrutables riquezas. En la economía de Dios, el primer asunto no es predicar el evangelio. El primer asunto en la economía de Dios es la creación. En la creación Dios hizo existir todas las cosas, especialmente el hombre. A fin de que Cristo sea impartido en nosotros, primero debíamos ser creados. Si nunca nos hubieran creado, ¿cómo podría Cristo impartirse en nosotros? ¡Damos gracias a Dios por Su creación! La creación es el primer paso de la economía de Dios.
Después de la creación, el siguiente paso en la economía de Dios es la encarnación. La creación trae al hombre a su existencia, mientras que la encarnación introduce a Dios en el hombre, en Su creación. Antes de la encarnación, Dios era Dios y el hombre era el hombre; estos dos estaban separados. No obstante, mediante la encarnación Dios entró en el hombre. El resultado fue un hombre llamado Jesús, quien no sólo era hombre sino también Dios. Él es hombre y Dios, Dios con el hombre; por ende, Su nombre es Emanuel, que significa “Dios con nosotros” (Mt. 1:23).
La encarnación introdujo a Dios en el hombre, pero la economía de Dios aún no estaba completa. Después de la encarnación viene la crucifixión. La creación hizo que existiéramos, la encarnación introdujo a Dios en nosotros y la crucifixión nos dio fin. Primero, Cristo introdujo a Dios en nosotros; después en la crucifixión, Él nos llevó a la cruz y nos dio fin (Gá. 2:20; Ro. 6:6).
El siguiente paso es la resurrección. La resurrección consiste en ser introducidos en Dios. La encarnación introduce a Dios en nosotros, y la resurrección nos introduce a nosotros en Dios. Estos pasos de la creación, la encarnación, la crucifixión y la resurrección constituyen la economía del misterio. Hoy esta economía sigue siendo un misterio para muchas personas, pero hoy nosotros conocemos esta economía, esta dispensación, de este Cristo maravilloso.
Después de la resurrección está la ascensión. La ascensión consiste en llevar al hombre al trono. A la ascensión le sigue el descenso. El descenso se refiere al descenso del Espíritu el día de Pentecostés (Hch. 2:1-4). ¿Cuál es la obra que lleva a cabo el Señor como Espíritu hoy? Es la obra que introduce a Cristo, la Cabeza, en Su Cuerpo. La medida de nuestra edificación depende de la medida en que Cristo como Cabeza haya sido forjado en nosotros. Éste es el significado del descenso. Hoy esto es totalmente un asunto de que Cristo sea forjado en nosotros en Su descenso.
Dios necesita todos los pasos anteriores, pero esto todavía no es el final. El paso final es la segunda venida de Cristo, el tiempo del arrebatamiento. Para este tiempo Cristo estará plenamente forjado en Su Cuerpo, no en todos Sus creyentes, pero al menos en un grupo de vencedores. Cristo como Cabeza estará forjado en este grupo de vencedores, y estos vencedores serán la novia preparada para Su venida (Ap. 19:7).
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.