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Puente y canal de Dios, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3840-0
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CAPÍTULO CINCO

LA PERSPECTIVA Y META DE LA OBRA
EN EL SUDESTE ASIÁTICO

UNOS CUANTOS PUNTOS IMPORTANTES
POR LOS QUE TENEMOS QUE ORAR
EN CUANTO A TENER LAS REUNIONES
DE COMUNIÓN ESPECIAL Y LA OBRA

Debemos orar delante del Señor por estas reuniones de comunión especial que estamos teniendo y por la obra. En nuestra oración debemos prestar especial atención a varios asuntos. Primero, debemos orar para que el Señor dirija estas reuniones. Con relación a estas reuniones debemos someternos incondicionalmente al Señor, abrirnos a Él y permitirle que actúe libremente y nos dirija. También debemos pedirle que nos haga capaces de corresponder a Su dirección y guía.

En segundo lugar, debemos orar por todos los hermanos y hermanas. Debemos pedirle al Señor que prepare sus corazones y obre en su entorno para que estén prestos a recibir la gracia del Señor y lo que Él les hable, y al mismo tiempo estar dispuestos para contestar a Su llamado y satisfacer Su necesidad.

Tercero, debemos orar delante del Señor por nuestras circunstancias, por nuestras familias e incluso por el clima, pidiéndole que haga que todas estas cosas cooperen para nuestro bien y no se conviertan en algo que nos distraiga en las reuniones.

Cuarto, debemos pedirle al Señor de todo corazón que haga que más santos se levanten, y gane a algunos para que se consagren a Él. Debemos pedirle al Señor que gane a algunos para que participen en la obra; a otros para que ganen dinero en los negocios para el reino; a otros que sean competentes para administrar, dirigir y pastorear la iglesia; y a otros que puedan verdaderamente coordinar y servir en la iglesia. Todo esto requiere nuestra oración. También necesitamos ser guiados a la oración, bien sea en reuniones o en privado, para orar por alguna persona en particular o varios santos de forma individual.

Quinto, esperamos que en estas reuniones el Señor nos guíe en cuanto a la manera de propagar Su obra. Si Él nos escoge y se siente complacido con nosotros, debemos pedirle que ponga en nosotros Su carga y nos dirija en cuanto a la propagación de la obra, no sólo en las Filipinas, sino también en el Sudeste Asiático. Esperamos que el Señor nos guíe en este respecto; por tanto, debemos orar específicamente por esto.

Estos puntos son extremadamente cruciales. Espero que todos podamos preparar y abrir nuestros espíritus para recibir la carga de oración. Al orar juntos, nuestras palabras deben ser claras y nuestras voces deben hacerse oír. Además de esto, debemos procurar hacer oraciones breves.

LA OBRA DEL SEÑOR EN EL SUDESTE ASIÁTICO

En cuanto a la obra del Señor, no queremos iniciar ninguna clase de movimiento ni despertar el entusiasmo; ésa es la manera en que el mundo hace las cosas. No queremos seguir el camino de la gente mundana, y aún menos queremos iniciar una obra por nosotros mismos ni promover ningún asunto. El Señor nos ha concedido la gracia de servirle como esclavos. Él es nuestro Amo, y nosotros somos los esclavos que Él compró. Por consiguiente, estamos dispuestos a postrarnos delante de Él y a esperar que Él nos muestre el deseo que está en Su corazón. Si Él tiene misericordia de nosotros y nos usa, debemos decirle desde lo profundo de nuestro ser: “Señor, heme aquí; envíame a mí”. Esto no es un movimiento, no es algo para entusiasmarlos, ni mucho menos algo que queremos iniciar. Más bien, esperamos delante de Dios porque Él tiene un propósito eterno. Él es Jehová de los ejércitos (Is. 6:1-8).

Durante muchos años hemos tenido un sentir muy claro de que en el Sudeste Asiático, incluyendo a Taiwán, la obra del Señor no ha tenido un comienzo apropiado, ni las iglesias del Señor han sido apropiadamente establecidas, pese a que el nombre del Señor ha sido predicado por cientos de años y ha habido muchos creyentes entre los chinos. En cuanto a la predicación del evangelio, no podemos decir que se haya hecho adecuadamente. En cuanto al servicio de la iglesia, no podemos decir que sea fuerte. En cuanto a los vencedores que están en la iglesia, no podemos decir que hayan muchos. Todas estas situaciones nos han llevado a tener el profundo sentir de que, a fin de que el Señor regrese a la tierra, esta región debe tener un nuevo comienzo.

Algunos podrían preguntar: “¿No somos nosotros un grupo de personas que el Señor desea usar? ¿No es esta región un lugar que el Señor está bendiciendo? ¿Abandonaría el Señor a todas las personas de esta región?”. Por supuesto, estas preguntas que nos hacemos en nuestro interior son difíciles de responder. Naturalmente, esto nos hace sentir que debemos orar al Señor, diciendo: “Señor, estamos aquí. Si Tú laboras, nosotros te seguiremos”.


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