Living Stream Ministry

SIN CONTROL PERO CON DEPENDENCIA
CON RESPECTO AL CUERPO

Los ancianos deben aprender a no controlar; al contrario, deben aprender a ayudar a los santos a crecer, también deben aprender a promover su función, a desarrollar su don y a cultivar su capacidad divina. Entonces todos los santos se levantarán a predicar el evangelio prevaleciente y efectivamente al tocar las puertas de la gente, leerles El misterio dela vida humana, ayudarlos a creer, y bautizarlos. Por lo menos una vez por semana, o tal vez dos o tres veces por semana, los santos edificarán las reuniones en casa enseñando a los nuevos creyentes la verdad y edificando y ayudándolos a crecer en vida, estableciendo así la iglesia local con miras a edificar al Cuerpo de Cristo.

Los ancianos no deberían controlar, sino animar a los santos a que vayan a visitar a otros. Aunque ustedes hayan tenido muchas experiencias del Señor, es posible que aquellas experiencias ya estén viejas. Deberían permitir que los santos salgan de modo nuevo y fresco. Los que salgan deberían aprender a conocer el Cuerpo de Cristo. Por un lado, los hermanos responsables actuales no deberían controlar, sino dar la plena libertad a los santos. Por otro, los que salgan deben aprender a nunca ser independientes. Siempre deberían ustedes tener la costumbre de depender del Cuerpo. Cuando usted entró en la iglesia, entró como miembro del Cuerpo, reuniéndose en la iglesia en su propia localidad. Usted no sólo es miembro del Cuerpo de Cristo universalmente, sino que también es miembro de la iglesia en su propia localidad. Por tanto, usted está sujeto no sólo al Cuerpo, sino también a la iglesia en su localidad. No haga nada de modo independiente, sino que haga todo en dependencia con su propia iglesia local con plena comunión. La iglesia en una localidad es una expresión local del Cuerpo de Cristo. Ustedes deben honrar y respetar la iglesia en su localidad. Los hermanos responsables deberían darles la libertad máxima, no obstante, ustedes deben aprender a depender de la iglesia.

Salir sin tener la comunión suficiente y adecuada con la iglesia, es independiente y divisivo. Hay un solo Cuerpo en la tierra. Por mucho que insistamos que tenemos razón, mientras seamos independientes de la iglesia en nuestra localidad, somos divisivos. No debemos olvidar al Cuerpo de Cristo, o sea, la iglesia con la cual nos reunimos. Mientras nos hayamos reunido con la iglesia aun por un tiempo corto, debemos darnos cuenta de que es la expresión local del Cuerpo único de Cristo y que somos miembros de esta expresión. Por un lado, todos los hermanos responsables no deberían controlar a nadie, pero por otro, todo aquel que de verdad conoce al Cuerpo de Cristo debería actuar, comportarse y hacer las cosas de modo dependiente, dándose cuenta de que todos somos miembros del mismo Cuerpo. No tan sólo los jóvenes deben depender de los mayores, sino que también los mayores deben aprender a depender de los jóvenes porque somos miembros del mismo Cuerpo. Si la mano del cuerpo físico de alguno dijera: “Confío en la cabeza, pero no tengo nada que ver con el brazo”, y el brazo dijera: “No tengo nada que ver con el cuello”, y el cuello dijera: “No tengo nada que ver con la oreja”, todos los miembros de este cuerpo se separarían. Cada miembro del cuerpo depende de la circulación de la sangre por todo el cuerpo. La circulación de la sangre no es local ni individualista; es universal y corporativa. El ser independiente del Cuerpo es como el cáncer, una enfermedad que no viene de gérmenes, sino de células que crecen con su propio propósito. Las células de cáncer pueden matar a todo el cuerpo.

Estamos practicando la nueva manera y ésta es una manera sin control. Puede que algunos de los que tienen más experiencia vacilen en decir “Amén” a esta manera. Puede que consideren que esta manera es arriesgada y que podría resultar en división y confusión. Tal vez deseen esperar a ver qué sucederá con las iglesias que toman esta manera. En cambio, otros, sobre todo los jóvenes, tal vez quieran actuar de modo independiente de la iglesia. Si salimos independientemente de la iglesia, dentro de poco estaremos en división. Con una actitud tan independiente, será peligroso que tomemos la nueva manera, arriesgando una división que podría dañar gravemente al Cuerpo. Por un lado, todos tenemos que aprender a no controlar a otros, y por otro, a depender de nuestros hermanos. No somos individualistas ni miembros separados; somos miembros unidos. Somos un Cuerpo corporativo, y dependemos los unos de los otros.

Es insensato considerar que, a causa de que uno llevara el recobro del Señor a cierto lugar, por lo tanto él mismo tiene el derecho de controlar a la iglesia allí. Los ancianos de las iglesias deben aprender a no controlar. En los últimos veinticinco años por medio de este ministerio el Señor ha levantado más de seiscientas iglesias en Centroamérica, Sudamérica, Norteamérica, Africa, Europa y Australasia. Si yo hubiera controlado a las iglesias, esto nunca podría haber sucedido. Hoy hay tantas iglesias que pueden testificar que el no controlar es efectivo.

Por el otro lado, todos debemos aprender a ser dependientes, confiando en los ancianos y en la iglesia donde nos reunimos. Sin hacer caso de la actitud que tengan los ancianos o de lo que digan, debemos pedirles que nos ayuden y debemos acudir a ellos para tener una comunión completa. Como miembros del Cuerpo, debemos depender del Cuerpo. Entonces tendremos paz, tendremos el disfrute, y estará con nosotros la bendición del Señor. La división y la confusión agotan a los miembros del Cuerpo, pero si practicamos la comunión y la dependencia del Cuerpo, tendremos una unidad unánime en una condición de paz. Que el Señor nos guarde en la unidad genuina y nos enseñe a vivir tal unidad en Su recobro.