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Terreno genuino de la unidad, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-3873-8
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LA FUNCIÓN APROPIADA DE LA CONCIENCIA

Además, fue después que regresaron del cautiverio que el pueblo de Dios tomó medidas con respecto a sus matrimonios, pues ellos se habían mezclado con los paganos (Esd. 9:1-7). Su conciencia no les permitía tolerar más tal práctica impía. Éste fue el resultado espontáneo de haber regresado al terreno de la unidad. Ciertamente habían muchos matrimonios mixtos entre el pueblo que estaba en Babilonia. Sin embargo, solamente después que regresaron del cautiverio su conciencia hizo que tomaran medidas con respecto a estos matrimonios.

Ocurre lo mismo en el recobro del Señor hoy. Desde que empezamos a participar en la vida de iglesia, nuestra conciencia comenzó a funcionar de una manera apropiada. Nos “ceñimos los lomos” y nos volvimos cuidadosos con algunos asuntos que anteriormente tratábamos con ligereza. Antes de formar parte del recobro del Señor, podíamos sentirnos libres de participar en ciertos entretenimientos mundanos. Pero tan pronto participamos en la vida de iglesia, todo nuestro ser fue ceñido. Comenzamos a buscar la piedad, y teníamos mayor deseo de orar y de leer la Palabra. Ejercitamos espontáneamente la función de nuestra conciencia más a fondo. Este comportamiento no fue el resultado de una enseñanza o de alguna regulación. Fue el resultado espontáneo que tuvimos por regresar al terreno de la unidad. Simplemente por participar de la vida de iglesia, tuvimos el deseo de ser piadosos. Muchas cosas negativas comenzaron a desaparecer, y comenzamos a experimentar muchas cosas positivas. Por ejemplo, tuvimos el sentir interior de que ya no debíamos celebrar la Navidad. Nadie nos ordenó que dejáramos de celebrarla; simplemente comenzamos a tener el sentir de que ya no deberíamos de celebrarla. De la misma manera, comenzamos a desechar muchas otras cosas negativas y a disfrutar las cosas positivas. Esto nos muestra que cuando se recobra la unidad, todas las cosas positivas se recobran también.

ASPIRACIONES SANTAS

Nada nos satisface más que el terreno de la unidad. Para los santos del Antiguo Testamento el pensamiento de estar en los atrios de la casa del Señor despertaba aspiraciones santas y piadosas dentro de ellos. Muchos de los salmos son un ejemplo de esto. Estos salmos están llenos de aspiraciones por la santidad, la piedad, la devoción a las cosas divinas y la presencia del Señor. De hecho, incluso pensar en la casa de Dios despertaba en los salmistas tales aspiraciones.

LA PRESENCIA DE DIOS

La presencia de Dios guarda una relación muy estrecha con el terreno de la unidad. Antes de llegar a la vida de iglesia, yo verdaderamente amaba al Señor. Sin embargo, no disfrutaba mucho de Su presencia. Pero cuando empecé a practicar la vida de iglesia, comencé a disfrutar de la presencia del Señor día tras día. Incluso en el curso de un trabajo muy extenuante, disfrutaba de Su presencia. Basado en mi experiencia, puedo testificar que participar en la vida de iglesia produce un cambio enorme en nuestra vida cristiana.

Muchos de nosotros podemos dar un testimonio similar. Antes de formar parte de la iglesia, estábamos en Babilonia. Aunque amábamos al Señor y buscábamos al Señor, no disfrutábamos mucho de Su presencia. Sin embargo, después de participar en la vida de iglesia, se despertaron en nuestro ser varios deseos y aspiraciones santos. Como nunca antes aspirábamos estar en la presencia del Señor. Éste es el resultado espontáneo de regresar al terreno de la unidad, al único lugar escogido por Dios. Cuando el pueblo de Dios regresó a Jerusalén, todas las cosas positivas que se habían perdido durante su cautiverio en Babilonia fueron restauradas. Todas las cosas sagradas, divinas y celestiales regresaron espontáneamente. Ha ocurrido lo mismo con nosotros en el recobro del Señor hoy.

LLENOS DE REGOCIJO

Salmos 126:1-2 dice: “Cuando Jehová hizo volver de la cautividad a Sión, fuimos como los que sueñan. Entonces nuestra boca se llenó de risa y nuestra lengua de alabanza”. El pueblo de Dios que había regresado estaba lleno de risa y regocijo porque todas las cosas positivas habían sido restauradas. Sin embargo, antes de regresar a Jerusalén no disfrutaban mucho. Pero después que regresaron, disfrutaron de muchas cosas maravillosas que a ellos les parecía como un sueño.

Isaías 35:10 y 51:11, versículos que son muy similares, también hablan de la alegría que el pueblo de Dios experimenta al regresar a Jerusalén. Estos versículos declaran que “los redimidos por Jehová volverán a Sión con alegría; y habrá gozo perpetuo sobre sus cabezas”. El hecho de que este asunto se repita, muestra su importancia, puesto que cualquier asunto que se repite en la Biblia tiene un significado especial. Durante los tiempos de Isaías, el pueblo aún no estaba cautivo en Babilonia. No obstante, Isaías habló de la alegría, del disfrute, del pueblo redimido por Dios cuando experimenta la salvación. Él vio de antemano la alegría de los cautivos que regresaron. No creo que Salomón y sus contemporáneos tuvieron la misma alegría que Zorobabel, Josué el sacerdote, Esdras y todos los demás que habían regresado del cautiverio a Jerusalén. Ellos experimentaron el gozo de la salvación de Dios mucho más que Salomón. Por esta razón, el escritor del salmo 126 declaró que eran como aquellos que sueñan.

LA UNIDAD TODO-INCLUSIVA

¡Cuánto le agradecemos al Señor por recobrar la unidad genuina, la unidad que la cristiandad ha perdido! Esta unidad es todo-inclusiva; pues incluye todas las cosas positivas. La división, por el contrario, incluye todas las cosas negativas. Hemos visto que cuando regresamos a esta unidad, todas las cosas divinas, celestiales y espirituales regresan, debido a que todas estas cosas existen en la unidad. Por un lado, debemos admitir nuestras deficiencias y que aún nos falta mucho por recorrer en este largo camino. Por otro lado, podemos testificar que las riquezas del Señor ciertamente están en Su recobro. El terreno único de la unidad está aquí, y todas las riquezas espirituales se hallan en este terreno. Todas las cosas divinas y todas las riquezas espirituales son nuestras en el terreno de la unidad.

EL TESTIMONIO DEL SEÑOR
ESTÁ EN EL TERRENO DE LA UNIDAD

El testimonio actual del Señor corresponde con el recobro del terreno de la unidad. Este testimonio no depende de nuestros esfuerzos para mejorarnos a nosotros mismos. Es posible tomar la decisión de mejorarnos a nosotros mismos, pero sólo fracasaremos una vez más. El testimonio del Señor no depende de nuestros esfuerzos, sino de la obra que Él hace dentro de nosotros en el terreno de la unidad. Al ser partícipes de la vida de iglesia, espontáneamente se despierta en nuestro ser la aspiración por la piedad, la santidad y la espiritualidad. Esto no es algo que nosotros hacemos, sino algo que el Señor hace. Por estar en el terreno apropiado, el terreno de la unidad, la Palabra de Dios se nos ha abierto a nosotros de forma transparente. Esto se debe completamente a la bendición que el Señor nos da en el terreno de la unidad. Donde está el recobro del terreno de la unidad, allí también está el testimonio del Señor.

Cuando el pueblo de Dios en el Antiguo Testamento regresó a Jerusalén, con ellos también regresaron todas las cosas que pertenecían al testimonio de Dios: el altar, las ofrendas, el templo, las fiestas y el rico disfrute. Sin embargo, los que permanecieron en Babilonia no tenían nada que ver con el testimonio del Señor. Las cosas de Dios no se encontraban en Babilonia, sino en Jerusalén, el único lugar escogido por Dios. Aunque el pueblo de Dios que había regresado era en muchos respectos débil e inapropiado, no podemos negar que el testimonio del Señor estaba con ellos y no con los que permanecieron en Babilonia.

Además, el regreso del pueblo de Dios al terreno de la unidad fue también usado por Dios para producir a Cristo. María, la madre del Señor Jesús, era una descendiente de los que habían regresado del cautiverio. Si los cautivos no hubieran regresado, no habría sido posible que Cristo naciera en Belén. No habría habido un conducto, un medio, para que Él viniera de acuerdo con las profecías. Por tanto, el regreso del pueblo de Dios del cautiverio en Babilonia fue una preparación necesaria para la venida de Cristo. Según el mismo principio, tengo la certeza de que el recobro actual del Señor será usado por Dios como una preparación para el regreso del Señor. ¡Qué el Señor use plenamente Su recobro para el beneficio de Su regreso!


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