Living Stream Ministry

LA FALTA DE FRUTO ENTRE NOSOTROS

Les presento todos estos antecedentes para que sepan por qué he tomado esta carga. En los veinte años que llevo en este país, no tuve ningún interés en el lado chino. Pero desde el año pasado mi concepto cambió un poco. Aun así, no siento la carga de levantar una obra china. Mi carga, mi ministerio, consiste en edificar las iglesias locales en los Estados Unidos. En cuanto a los de habla china, mi carga es simplemente suplir la carencia. Solamente en California hay entre nosotros más de quinientos santos chinos. Quizás la mitad de ellos no tenga problemas con el idioma inglés; éstos son los que se graduaron de escuelas en este país. El resto únicamente tiene un conocimiento muy básico del inglés; es decir, no son capaces de expresarse en la reunión de oración ni en la reunión de la mesa del Señor. Tampoco pueden entender mucho de los mensajes hablados, por lo que les ha hecho falta el alimento. Debido a esto, algunos se han marchado y han empezado a asistir a “reuniones chinas”. Hay muchas de éstas, incluso aquí en el condado de Orange. En Vancouver yo he escuchado acerca de una de estas reuniones donde hay ochocientos chinos. El hermano que la levantó estuvo con nosotros en Hong Kong antes de unirse a la Alianza Cristiana y Misionera. Yo me sentí avergonzado cuando escuché esta historia, pues hemos tenido una iglesia en Vancouver por muchos años. Sin embargo, este hermano, quien aprendió un poquito de nosotros, pudo traer a ochocientos por su propia cuenta para que lo escucharan hablar en el idioma chino. En Rosemead, que es una continuación de Elden, hay sólo ciento sesenta chinos más ochenta que no son chinos. Consideren cuántos años estuvimos en Elden; sin embargo, nuestras cifras son tan pequeñas comparadas con esa otra obra en Vancouver.

¿Cuál ha sido el fruto de toda nuestra obra? San José tiene muchas buenas oportunidades, pero no se ha hecho nada. Un hermano de Taiwán estuvo en San Francisco por un par de años, y otro estuvo en Berkeley, pero nada pareció suceder. Esto me desilusionó; es una vergüenza para mí. ¿Por qué, cuando nuestros hermanos vinieron, no pudieron lograr nada; pero cuando otros vinieron, pudieron hacer tanto? Yo estoy más que ocupado, pero me he sentido obligado a hacer algo.

LA NECESIDAD DE “COCINAR” APROPIADAMENTE

En el aspecto doctrinal, no nos hacen falta víveres para alimentar a las iglesias. No estoy queriendo decir que somos un seminario que ofrece diferentes cursos; más bien, quiero decir que somos una familia numerosa, con víveres para alimentar a los nuestros. ¿Saben ustedes de algunos víveres que nos falten? Por favor, díganme qué les hace falta y yo me esforzaré por suplir esta carencia. En mi opinión, tenemos más de lo que necesitamos. Sin embargo, tenemos una gran carencia en cuanto a la preparación de estos víveres.

Yo he estado en el Lejano Oriente, y también he viajado por todos los Estados Unidos. Las reuniones a las que asistí, por lo general, incluían un mensaje que era seguido por el compartir de los santos. Los mensajes son en buena parte una repetición de los mensajes del Estudio-vida, presentados de diferentes maneras. Luego, cuando les toca a los santos compartir, lo que ellos comparten, debido a que no cocinan apropiadamente, por lo general carece del pensamiento de la meta central. Yo he dado aproximadamente tres mil mensajes en este país, y todos ellos giran en torno a la línea central del recobro del Señor.

A fin de que se cocine apropiadamente en las iglesias, primeramente es necesario que los que llevan la delantera profundicen en estos mensajes que giran en torno al carril central; es decir, ellos deben vivir, experimentar y practicar esos mensajes. Entonces podrán hacer más que simplemente repetirlos. Su hablar estará basado en su experiencia. Sólo cuando ustedes presenten a los santos lo que han experimentado, habrán cocinado apropiadamente. El punto básico de lo que significa cocinar apropiadamente es éste: los que llevan la delantera necesitan la experiencia práctica de las palabras que tienen que ver con el carril central. Aunque es cierto que los tres mil mensajes giraban en torno al carril central, con todo, para que algo pueda existir, necesita piel y huesos. Pero ustedes no pueden experimentar la piel y los huesos; tienen que experimentar la carne.

No es necesario que ustedes repitan un mensaje que ya ha sido dado. Lo que se necesita es su experiencia. De este modo, cuando den un mensaje, deben presentar su experiencia de dicho mensaje y la manera en que lo han experimentado. Esto hará que los santos centren su atención en el carril central y les ayudará a practicar en su vivir los puntos del enfoque que Dios tiene. Este mensaje les proveerá a ellos la ayuda necesaria para que vivan en la experiencia del carril central. Estas dos cosas —experimentar y ayudar a otros a que experimenten lo mismo— les exigirá a ustedes que por mucho tiempo practiquen, aprendan y oren sobre ello.

En la etapa presente en que se encuentran las iglesias, nuestra reunión debe adiestrar, instruir y ayudar a cada santo a que profundice en la vida, en el vivir, del carril central. Esto no se logra en un año ni dos. Como nos lo ejemplifica el sistema educativo universal, una carrera requiere tres o cuatro años. La escuela primaria tarda seis años, luego las escuelas intermedia y preparatoria tardan tres años cada una, y luego una carrera universitaria requiere cuatro años. A fin de conducir a una iglesia al vivir práctico del carril central, a fin de poner un buen fundamento, se requieren unos cuatro años.

Los hermanos de la iglesia en Anaheim se dieron cuenta de que yo no estaba contento con las reuniones de la iglesia aquí. Las reuniones no tenían una meta. Era como asistir a una clase tras otra en una universidad sin saber de qué trata el curso. Las clases eran simplemente una pérdida de tiempo; no sólo una pérdida de tiempo, sino que además de ello echaban a perder el apetito.