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Tratar con nuestras partes internas para el crecimiento en vidapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7381-4
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Actualmente disponible en: Capítulo 4 de 9 Sección 4 de 4

Ser renovados y habitados
por el Espíritu todo-inclusivo

Desde el momento de nuestra regeneración, el Espíritu Santo vino a morar en nuestro espíritu. Según Ezequiel 36:26, cuando fuimos salvos, Dios no sólo renovó nuestro corazón sino también nuestro espíritu. Luego, el versículo 27 nos dice que Él puso Su Espíritu dentro de nosotros. Juan 14:17 también nos dice que este Espíritu maravilloso está en nosotros. Romanos 8:11 dice que Su Espíritu mora en nosotros, y el versículo 16 muestra que este Espíritu mora en nuestro espíritu humano. Nuestro espíritu es la residencia misma del Espíritu Santo. Desde el día de nuestra salvación, nuestro espíritu vino a ser este espíritu maravilloso, el cual ha sido vivificado, renovado con Cristo como la vida divina que le fue añadida y que tiene al Espíritu Santo todo-inclusivo morando en él.

Es unido al Señor
para ser un solo espíritu con Él

Además, en 1 Corintios 6:17 se nos dice claramente que, desde ese tiempo en adelante, este espíritu maravilloso se unió al Señor para ser un solo espíritu con Él. Nuestro espíritu y el Señor mismo como Espíritu —estos dos espíritus— se han unido y están juntos como un solo espíritu. No hay palabras humanas que puedan agotar el significado que esto tiene.

La función del espíritu
es recibir al Señor y tener contacto con Él

¿Qué propósito tiene tal espíritu? Esto nos conduce de nuevo a la función del espíritu. El propósito de nuestro espíritu es tener contacto con el Señor, recibir al Señor, adorar a Dios y tener comunión con la Persona divina. Esto está claramente implícito en Juan 4:24. Así como el corazón es el órgano que sirve para amar, el espíritu es el órgano que sirve para contactar y recibir algo. No podemos amar con nuestro espíritu; debemos amar con nuestro corazón. No obstante, debemos recibir y contactar con nuestro espíritu al Señor mismo a quien nuestro corazón ama.

Una vez, cierta hermana pensaba que siempre y cuando nuestro corazón amara al Señor, eso era suficiente. No era necesario hablar del espíritu, dado que, según ella, el espíritu y el corazón eran sinónimos. Ella preguntó: “¿No es más que suficiente que nuestro corazón ame al Señor? ¿Por qué necesitamos hablar del espíritu?”. Yo dije: “Hermana, aquí hay una buena Biblia. ¿Le gusta esta Biblia?”. Ella dijo: “Claro que me gusta”. Entonces le dije: “Tómela”. Cuando ella extendió su mano para tomar la Biblia, le dije: “No, no use su mano. Siempre y cuando su corazón ame la Biblia, todo está bien. No es necesario que usted use su mano para recibirla”. Ella replicó: “Hermano Lee, si no uso mi mano, ¿cómo puedo tomar la Biblia?”. Le dije que, de la misma manera, no podemos decir que amar al Señor con el corazón es suficiente.

Supongamos que a mí me gusta tomar desayuno. Mientras que a mi corazón le guste el tocino, las tostadas, la leche y el jugo, ¿es eso suficiente? Por supuesto que eso no es suficiente. Si a mí sólo me gusta la comida, pero no la como, después de varios días podría morirme. Amar es una cuestión del corazón, pero para recibir algo debemos emplear otro órgano. El órgano que empleamos depende de lo que vayamos a recibir. Si vamos a recibir alimento, debemos emplear la boca. Si queremos recibir los sonidos, debemos emplear nuestros oídos, y si queremos recibir un panorama y los colores, debemos valernos de nuestros ojos. Amamos al Señor, ¿pero cuál es el órgano con que podemos recibirle? ¿Acaso debemos mirarle con nuestros ojos? Cuánto más miremos al Señor de esa manera, más ausente estará. Sin duda alguna, únicamente hay un solo órgano creado por Dios con el propósito de recibirle y contactarle a Él; ese órgano es nuestro espíritu.

El espíritu dentro de nosotros es como el estómago dentro de nuestro cuerpo. Tiene de manera especial, específica y definitiva el propósito de recibir algo. Tenemos que ejercitar nuestro espíritu para recibir al Señor. Nuestro espíritu fue creado con este claro propósito. No obstante, antes de recibir algo, debemos quererlo. Nadie recibe nada si no lo quiere. Si no nos gusta el desayuno, difícilmente lo querremos. Es por esto que debemos tener apetito. Necesitamos amar al Señor; entonces le aceptaremos, lo tocaremos, tendremos contacto con Él, tendremos comunión con Él y le recibiremos en nuestro espíritu.

El corazón es para que nosotros amemos, y el espíritu es para que nosotros recibamos y contactemos. Mediante la renovación del corazón tenemos un nuevo interés, un nuevo deseo y una nueva capacidad para amar al Señor. Mediante la renovación del espíritu tenemos una nueva facultad y capacidad para recibir al Señor. Una vez que nuestro espíritu es renovado, tiene a Cristo añadido a él, ya tiene al Espíritu Santo morando en él y se ha unido al Señor para ser un solo espíritu con Él; es un órgano muy fino para recibir al Señor y tener contacto con Él.

TRATAR CON EL ALMA

Negarnos a la vida del alma

Acerca del alma, lo primero que debemos aprender es negarnos a la vida del alma, el yo. Hay dos pasajes, Mateo 16:24 al 26 y Lucas 9:23 al 25, que nos dicen esto claramente. El alma es nuestro propio yo, que está compuesto de la mente, la voluntad y la parte emotiva. Esto indica que debemos aprender a negarnos a nuestra mente natural, nuestra voluntad natural y nuestra parte emotiva natural.

La purificación de nuestra alma

En segundo lugar, debemos purificar nuestra alma. En 1 Pedro 1:22 se nos dice: “Puesto que habéis purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad”. Nuestras almas son purificadas principalmente al recibir la palabra. La palabra de Dios es apta para purificar el alma. La purificación del alma implica que es purificada de todas las cosas carnales, mundanas y naturales. Nuestra alma, nuestro propio yo, nuestro ser mismo, ha sido dañado, saturado y ocupado por estas cosas negativas. Ahora el alma tiene que ser purificada de todas esas cosas. No obstante, primero debemos negar la vida del alma. Cuánto más nos neguemos a nuestra vida del alma, más será purificada nuestra alma por medio de recibir la palabra de Dios.

Ser transformados en nuestra alma

Tercero, nuestra alma necesita ser transformada. En 2 Corintios 3:18 se nos dice que estamos siendo transformados, pero con sólo ese versículo no sabemos claramente cuál es la parte de nuestro ser que está siendo transformada. Romanos 12:2 nos dice que somos transformados mediante la renovación de la mente. Con esto sabemos que la transformación se lleva a cabo en nuestra alma. Después que nuestro espíritu ha sido regenerado, debemos ser transformados en nuestra alma. Primero debemos negar la vida del alma; luego nuestra alma tiene que ser purificada y transformada a la imagen de Cristo.

La función del alma
consiste en reflejar y expresar al Señor

Como hemos visto, el propósito del corazón es amar al Señor, y el propósito del espíritu es recibir y contactar al Señor. ¿Entonces cuál es el propósito del alma? El propósito del alma es reflejar al Señor. En 2 Corintios 3:18 se nos dice que, nosotros, a cara descubierta miramos y reflejamos como un espejo la gloria del Señor. El alma, después de ser purificada y transformada, es el órgano para expresar a Cristo, para reflejar al Señor. Lo amamos con nuestro corazón, le recibimos y tenemos contacto con Él en nuestro espíritu, y le reflejamos y expresamos con nuestra alma transformada. La vida del alma primero debe negarse; después el alma debe ser purificada y transformada, entonces llegará a ser el órgano adecuado para expresar y reflejar al Señor Jesús.

Espero que pongan en práctica todos estos asuntos en su vida diaria. Si lo hacen, verán que todo lo que hemos dicho aquí es sumamente práctico. Esto realmente funciona.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

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