Pastorear a la iglesia y perfeccionar a los jóvenespor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-8420-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Los versículos del 2 al 3 de 1 Pedro 5 se dirigen a los ancianos: “Pastoread el rebaño de Dios que está entre vosotros, velando sobre él [...] según Dios; [...] no como teniendo señorío sobre lo que se os ha asignado”. Esto significa que los ancianos deberían pastorear y vigilar a los santos, pero no como teniendo señorío sobre los santos. El pastoreo y el cargo de vigilar, los cuales Pedro menciona aquí son muy importantes en la iglesia. Según Juan 21, pastorear incluye apacentar (vs. 15-17). Un pastor apacienta y también pastorea el rebaño.
La tasa lenta de aumento en las iglesias podría deberse a nuestra carencia en cuanto a pastorear y vigilar. Primero, nuestro pastoreo es insuficiente, y al rebaño le hace falta el alimento espiritual y la dirección espiritual. El alimento tiene por finalidad apacentar, y la dirección tiene como meta pastorear. Segundo, aunque hay una falta de vigilancia, hay una abundancia de administración. Administrar es muy distinto a vigilar. Administrar tiene que ver con manejar asuntos de la iglesia. Una persona que administra es una que maneja los asuntos de la iglesia y es responsable de ellos. Una persona que vigila es una que permite que otros manejen y sean responsables de los asuntos de la iglesia mientras él se encarga de vigilar. Hay mucha administración en las iglesias. Los ancianos, los hermanos responsables en los distritos y los hermanos responsables en los grupos manejan cada asunto en vez de encomendar asuntos a los santos. Deberíamos tener la actitud de uno que vigila y permitir que los santos manejen las cosas mientras nosotros vigilamos a los santos. Si los santos no saben cómo hacer cierta tarea, podemos dirigirlos y guiarlos. Si ellos cometen un error, podemos ayudarlos y corregirlos. Si ellos hacen un trabajo inapropiado, podemos darles consejos e instrucciones adicionales. Los santos deberían hacerlo todo.
Había una localidad en la cual los colaboradores y los ancianos estaban muy ocupados antes y después de cada reunión, pues los santos les preguntaban todo a los colaboradores y ancianos, incluyendo cómo disponer de los asientos y cómo abrir las ventanas. En vez de encomendar estas cosas a los santos, sólo se les ordenaba hacerlas. Una cosa es dar instrucciones a las personas para que hagan cosas, y otra muy distinta es delegar cosas a las personas. Un hermano podría tener diez o incluso mil tareas, pero él delega todas las tareas a otros. Entonces él no necesita continuamente mandar a los santos que hagan las tareas. Él meramente les encomienda las tareas y les permite llevarlas a cabo. Esto está en contraste con el hermano que es responsable de todas las tareas, lo cual requiere que los santos consulten con él acerca de cada tarea que hagan. Como resultado, él tiene que dirigir a alguien para que haga cada tarea que él desea que se efectúe. Él tiene que pedirle a alguien que busque la correspondencia, que limpie el salón de reunión y que abra las ventanas. Los santos no quieren ni pueden hacer nada sin que él les mande a hacerlo. Ésta era la situación en una localidad.
Los colaboradores y ancianos tienen que asignar todos los asuntos a los santos. La limpieza del salón de reunión se le debería entregar a un grupo de santos. Las cosas relacionadas con el correo se deberían asignar a otro grupo de santos. Una vez que se entreguen las tareas a los santos, permitan que ellos se encarguen de las tareas. No les den más órdenes o mandatos. Entonces los colaboradores y los ancianos estarán en un estado relajado y placentero en las reuniones, pues las tareas no están en sus manos, sino en las manos de los santos.
Pastorear primeramente conlleva alimentar y luego guiar, o dirigir. En las iglesias necesitamos alimentar a los santos con la palabra del Señor. Deberíamos exhortar a los santos a ser fuertes, estar liberados y estar frescos en su espíritu cuando se reúnan, de modo que todos estén vivientes, y también deberíamos velar para asegurarnos de que ellos estén recibiendo el suministro y la alimentación apropiados. Estar vivientes y liberados es un asunto, y recibir el suministro de vida y la alimentación es otro.
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