Información del libro

Vivir en el que permanecemos mutuamente con el Señor en el espíritu, Unpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-9118-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 7 de 8 Sección 3 de 4

LOS DOS GRANDES DONES DADOS POR DIOS:
LA PALABRA SANTA Y EL ESPÍRITU SANTO

Las palabras que Dios nos ha hablado a lo largo de los siglos han llegado a ser la Palabra santa que hoy está en nuestras manos. La Biblia no sólo es un libro sagrado, sino que más aún es el aliento de Dios (2 Ti. 3:16). Cada palabra en la Biblia fue dada por el aliento que sale de la boca de Dios. Todas estas palabras son vivientes; son espíritu y son vida. Además, cuando nosotros los creyentes en el Señor confesamos nuestros pecados y oramos, invocando al Señor Jesús, y cuando creemos en Él y lo recibimos de este modo, Él vive en nosotros como nuestro Salvador. En este momento, como el Espíritu vivificante, Él entra en nuestro espíritu. Por consiguiente, nosotros no sólo tenemos la Palabra santa en nuestra mano, sino que también tenemos al Espíritu vivificante en nuestro interior. Éstos verdaderamente son dos grandes dones que Dios nos ha dado.

CONTACTAR LA PALABRA DEL SEÑOR
POR EL ESPÍRITU

Tenemos la Palabra santa en nuestras manos y el Espíritu Santo en nuestro espíritu. La Palabra fuera de nosotros y el Espíritu en nuestro interior están unidos. Por consiguiente, la única forma en que nosotros los creyentes podemos contactar y disfrutar al Señor consiste en leer la palabra del Señor por el espíritu. Cuando leemos la Biblia por el espíritu, tocamos al Señor. Ésta no es la manera en que una persona lee con su mente las páginas impresas de un libro; leer de esa forma no puede darnos el suministro de vida. Antes de abrir la Biblia, debemos tener en nosotros una actitud de hambre y sed por el Señor, y deberíamos orar: “Señor, te amo, te deseo, y tengo hambre y sed por Ti. Señor, estoy hambriento y sediento en mi interior, y anhelo ser satisfecho”. Si oramos de este modo y luego venimos a leer la Biblia, nuestro énfasis no recaerá en nuestro entendimiento mental, sino en que seamos satisfechos en el espíritu.

Salmos 119:147 dice: “Me anticipé al alba y clamé; / en Tus palabras esperé”. El salmista clamó y esperó, teniendo en su interior hambre y sed del Señor antes de leer Su palabra. Del mismo modo, antes de que leamos la Biblia, también deberíamos tener esperanza espontáneamente. Cada día cuando me despierto, a veces incluso antes de asearme, oro: “Señor, te anhelo y te amo. Antes de hacer cualquier cosa, quiero recibir Tu suministro”. Esto equivale a clamar y esperar antes del alba. El salmista se anticipó al alba para leer la palabra del Señor. El salmista era uno que madrugaba, y también estaba hambriento y sediento por el Señor interiormente. Es por esto que él clamó, esperó y se anticipó al alba a fin de leer la palabra del Señor. Cuando tal persona abra la Biblia, recibirá un suministro independientemente de qué versículo lea. Las palabras de vida tienen un lado positivo y uno negativo. Ambos lados pueden servir de suministro, dependiendo de si el corazón de usted tiene hambre y sed por el Señor. Si usted tiene hambre y sed por el Señor, entonces cuando usted venga a la Biblia, las palabras de la Biblia no le serán meramente letras de un libro sagrado externo, sino que serán palabras espirituales y vivientes. De este modo, usted espontáneamente pronunciará una oración al Señor. Cuando usted ora, las palabras de la Biblia entran en usted de inmediato. Cuando las palabras de vida entran en usted, llegan a ser Espíritu. Este Espíritu es vida, y esta vida también es el suministro.

CONTACTAR AL SEÑOR
POR MEDIO DE SU PALABRA

¿Desea usted vivir con el Señor y disfrutar la vida del Señor? Entonces necesita contactar al Señor por medio de Su Palabra. Si está dispuesto a leer la Biblia de este modo cada mañana, contactando siempre al Señor mediante Su Palabra, lo que obtendrá al final no sólo será la palabra de vida, sino más aún el Señor mismo. El Señor es el Espíritu, y este Espíritu está escondido en las palabras de la Biblia. Las palabras de la Biblia son un contenedor, y lo contenido en ellas es el Señor mismo. Por consiguiente, si usted lee las páginas impresas con su mente, no será capaz de tocar al Señor, pero si usted lee con su espíritu mientras clama desde un corazón hambriento y sediento, usted tocará al Espíritu en la Palabra. En este momento, usted también orará espontáneamente, y cuando ore, la palabra entrará en su espíritu para llegar a ser espíritu y vida como su suministro. De este modo usted tocará al Señor por medio de Su Palabra.

En cuanto usted contacta al Señor, Él inmediatamente llega a ser su suministro en su espíritu. Cuando usted está débil, Él lo sostiene. Cuando usted está deprimido, Él lo eleva. Cuando usted está afligido, Él hace que se vuelva gozoso. Cuando usted tiene dolor, Él le da consuelo. Cuando usted tiene sed, Él lo satisface y lo rocía. Si usted está falto de sabiduría, Él llegará a ser su sabiduría desde lo interior. Si quizás en ese preciso momento usted tiene un problema que es difícil de solucionar y ha llegado a un punto donde se encuentra en un dilema, Él lo guiará desde su interior. Cuando usted deba avanzar, Él lo guiará para que vaya adelante. Cuando usted deba retroceder, Él lo guiará a retroceder. Como resultado, el salmista dijo: “¡Cuán dulces son a mi paladar Tus palabras! / ¡Más dulce que la miel a mi boca!” (v. 103). En realidad, esta miel es sencillamente el Señor mismo. El salmista pudo gustar al dulce Señor mismo por medio de Su palabra.

En 1 Pedro 2:2 se nos dice: “Desead, como niños recién nacidos, la leche de la palabra dada sin engaño, para que por ella crezcáis para salvación”. Esto quiere decir que nosotros, los que hemos sido salvos, deberíamos desear la leche de la palabra dada sin engaño así como los niños recién nacidos desean la leche. Esta leche de la palabra es la palabra de la Biblia. La expresión leche de la palabra fue traducida como “leche espiritual” en la versión Chinese Union. Esto es incorrecto. La palabra espíritu no se encuentra en el texto original griego; la palabra griega que se utiliza aquí se deriva del término palabra. Por consiguiente, es la leche de la palabra, refiriéndose a la leche en la Biblia. La leche no tiene como objetivo enseñar sino nutrir a las personas. Hay muchos nutrientes en la leche. Cuando bebemos leche, somos suministrados con sus muchos nutrientes.

Al beber la leche de la palabra, crecemos en nuestra vida espiritual. Entre los chinos sólo los niños beben leche; los adultos no. Pero entre los estadounidenses, tanto los jóvenes como los viejos beben leche. Hasta el día de hoy, todos los días bebo un vaso de leche en la mañana y uno en la noche. Por consiguiente, aunque no soy un médico y no conozco mucho acerca de la nutrición, puedo testificar que por hacer esto ciertamente tengo un cuerpo saludable. Del mismo modo, si usted desea que su vida espiritual sea fuerte, debe beber la leche de la palabra en la mañana. Luego en la noche antes de acostarse a dormir, aunque usted esté cansado y su cuerpo no pueda soportarlo, aún puede dedicar algunos minutos para regresar a los versículos que leyó en la mañana a fin de disfrutarlos, orando espontáneamente: “Gracias Señor, Tú tienes palabras de vida eterna”. De esta forma, usted no sólo dormirá tranquila y dulcemente, sino que también crecerá en vida rápidamente. En esto consiste contactar al Señor por medio de Su palabra.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top