Conclusión del Nuevo Testamento, La (Mensajes 114-134)por Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7063-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En la eternidad también fuimos predestinados por Dios el Padre (Ro. 8:29b; Ef. 1:4b, 5). La palabra griega traducida “predestinándonos” en Efesios 1:5 también podría traducirse “marcándonos de antemano”. Marcar de antemano es el proceso, mientras que la predestinación es el propósito según el cual se determina cierto destino de antemano. Primero Dios nos escogió y luego nos marcó de antemano, es decir, antes de la fundación del mundo, para un determinado destino.
Todos debemos saber que fuimos marcados de antemano por Dios para la realización de Su economía. Debido a que Dios puso Su marca sobre nosotros, no podemos escapar de Él. Fuimos marcados por Dios antes de nacer, incluso antes de la fundación del mundo. Puesto que fuimos marcados de antemano, no tenemos otra opción sino entregarnos al Señor para Su recobro e, incluso, dedicarnos absolutamente a la vida de iglesia.
Otros seres humanos no pueden ver la marca que Dios puso sobre nosotros, pero todos los seres pertenecientes al mundo espiritual pueden ver esta marca. Los ángeles, los demonios y el propio Satanás saben que hemos sido marcados por Dios. Esta marca no es meramente externa, sino también algo muy interno. Fuimos escogidos y marcados de antemano. Esto fue realizado por Dios en la eternidad pasada.
Debido a que fuimos marcados por Dios en la eternidad, hemos sido salvos. Un día creímos en el Señor Jesús. Tal vez nos parezca que creímos en Él sin mediar razón alguna. La razón por la cual creímos en Cristo es que fuimos predestinados, marcados de antemano, por Dios el Padre.
La frase en amor de Efesios 1:4 podría modificar el verbo predestinándonos del versículo 5. Dios el Padre nos predestinó en amor para que fuésemos Sus muchos hijos. El amor divino es Su motivación para obtener muchos hijos con miras a la realización de Su economía divina.
Efesios 1:5 revela que Dios nos predestinó para filiación. Esto significa que la predestinación de Dios tiene por meta la filiación. Debido a que fuimos predestinados para ser hijos de Dios aun antes de ser creados, nosotros, como criaturas de Dios, necesitamos ser regenerados por Él de manera que participemos de Su vida para ser Sus hijos. La filiación implica tanto la vida como la posición de hijo. Quienes fueron marcados por Dios tienen la vida requerida para ser Sus hijos y también la posición que les permite heredar a Dios mismo.
Según Efesios 1:4, Dios nos escogió para que fuésemos santos. Sin embargo, ser hechos santos es el procedimiento, no la meta final. La meta es la filiación. Dios nos escogió para que fuésemos santos a fin de que seamos Sus hijos. Por tanto, ser hechos santos es el proceso, el procedimiento, mientras que ser hijos de Dios es la meta. Dios no solamente desea un grupo de personas santas, sino que Él desea tener muchos hijos. Dios nos escogió para que fuésemos santos con un propósito, y este propósito es que seamos hijos de Dios.
Efesios 1:5 también nos dice que fuimos predestinados para filiación por medio de Jesucristo. La frase por medio de Jesucristo significa por medio del Redentor, quien es el Hijo de Dios. Por medio de Él fuimos redimidos para ser hijos de Dios, quienes tienen la vida y posición de hijos de Dios.
Finalmente, Dios el Padre nos predestinó para filiación según el beneplácito de Su voluntad. Dios tiene una voluntad, en la cual está Su beneplácito. Fue conforme a Su placer, conforme al deleite de Su corazón, que Dios nos predestinó para que fuésemos Sus hijos.
Después que Dios nos conoció de antemano, nos escogió y nos predestinó en la eternidad, fuimos creados por Dios en el tiempo. Hechos 17:26a dice: “De uno solo ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra”.
Zacarías 12:1 dice que Dios extendió los cielos, puso los cimientos de la tierra y formó el espíritu del hombre dentro de él. Esto indica que en el universo hay tres asuntos importantes: los cielos, la tierra y el espíritu del hombre. Los cielos fueron hechos para la tierra, la tierra fue hecha para el hombre y el hombre tiene un espíritu, el cual es para Dios mismo. Por tanto, el hombre es el centro del universo, y el centro del hombre es su espíritu. En cuanto a Dios concierne, si no hubiera espíritu dentro del hombre, éste sería un cascarón vacío. Si no hubiera hombre en la tierra, la tierra estaría vacía y los cielos no tendrían sentido. En la creación de Dios, los cielos están al servicio de la tierra, la tierra está al servicio del hombre y el hombre tiene un espíritu para recibir a Dios.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.