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Estudio-vida de 2 Corintiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-2362-8
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Actualmente disponible en: Capítulo 19 de 59 Sección 3 de 3

INSCRIBIR A CRISTO EN LOS SANTOS

Pablo también sabía cómo usar la máquina de escribir divina para inscribir a Cristo en otros. Siempre que estaba con los santos, les inscribía a Cristo. Pablo conocía a Cristo de manera detallada, y también sabía cómo escribir cartas vivas de Cristo. Si Pablo hablara con usted por algún tiempo, cierta cantidad de Cristo, quizá un párrafo entero, se escribiría en su corazón.

En 2 Corintios 3 Pablo usa la palabra “inscribir” para mostrar la manera en que él redactaba cartas vivas de Cristo. Su redacción no sólo escribía a Cristo sobre los santos, sino que lo inscribía en ellos. En mi ministerio, también procuro seguir a Pablo en inscribir a Cristo en los santos. No es mi deseo simplemente comunicar las doctrinas; ni siquiera me gusta hablar de ser un solo espíritu con el Señor simplemente en términos doctrinales. Al contrario, lo que me interesa es escribir a Cristo en vida. De esta manera los santos no sólo recibirán el conocimiento de la doctrina, sino que Cristo será inscrito en sus corazones.

Supongamos que un hermano aprende la doctrina de que él es un solo espíritu con el Señor. Sin embargo, es posible que esta doctrina no le ayude en su relación con su esposa. No obstante, si un hermano permite que Cristo se inscriba en él, experimentará en su vida matrimonial el hecho de ser un solo espíritu con el Señor. Esto demuestra que él ha sido ayudado por el ministerio que inscribe a Cristo dentro de su ser.

Pablo, un modelo de uno que vive a Cristo por causa de la iglesia, fue hecho competente, suficiente y apto para escribir cartas vivas. Su competencia provenía de Cristo y de todo lo que Cristo es. En los escritos espirituales de Pablo, Cristo era cada letra, cada palabra, cada frase, cada párrafo y cada capítulo.

Este asunto de inscribir a Cristo en otros es un aspecto más profundo que el de vivir a Cristo por causa de la iglesia.

Vivir a Cristo no es lo único que me preocupa, sino también que Él sea inscrito en los santos. Inscribo a Cristo en otros no por causa de mi propia obra, sino por causa de la iglesia, con miras a que se lleve a cabo la administración de Dios y se cumpla Su propósito eterno.

El recobro del Señor tiene un futuro muy prometedor. El futuro es brillante porque Cristo es todas las letras del alfabeto celestial. Tengo la convicción de que en los años venideros, el Señor usará a muchos santos para inscribir a Cristo en otros. Estos santos no predicarán el evangelio meramente de manera doctrinal, sino que escribirán a Cristo en el ser interior de las personas. Los que oigan esta predicación del evangelio quizás no recuerden todos los puntos doctrinales, pero no podrán borrar al Cristo que se ha inscrito en ellos.

Además, es posible que olvidemos muchos de los mensajes que hemos oído. Con todo, Cristo ha sido inscrito en nosotros, y permanece en nuestro ser. Aun si usted se rebela contra el Señor, no podrá eliminar lo que tiene inscrito de Cristo. Algunos me han escrito diciendo que no pueden olvidar al Cristo que les ministré. Aunque no están de acuerdo conmigo en ciertos asuntos, aprecian el hecho de que les he ministrado a Cristo. Esto demuestra que no podemos borrar al Cristo que ha sido inscrito en nuestro ser.

La religión depende meramente de la doctrina, y no de la experiencia que tenemos de Cristo. Muchos siguen argumentando sobre las doctrinas, pero en el recobro del Señor nos ocupamos de Cristo de una manera profunda, y no de una manera superficial. Queremos profundizar e ir más allá de las plumas y de la piel para tocar la carne que es Cristo, es decir, para experimentar al Cristo que es las profundidades de Dios, al Cristo que es nuestra porción.

Llegué a este país con una carga muy positiva: la de inscribir a Cristo en otros. Los pecadores no son los únicos que necesitan que se les inscriba a Cristo; aun los pastores, teólogos y profesores necesitan que más Cristo se inscriba en su ser. Muchos han dedicado un tiempo considerable para obtener cierto nivel académico, pero no tienen mucho de Cristo inscrito en ellos. Algunos tienen un conocimiento cabal del idioma griego, mas no experimentan a Cristo como todas las letras del alfabeto celestial.

CARTAS DE CRISTO LEÍDAS POR OTROS

Por una parte, debemos procurar inscribir a Cristo en los demás; por otra, nosotros mismos somos cartas vivas de Cristo, epístolas vivas, y los demás pueden leer al Cristo que ha sido inscrito en nosotros. Jóvenes, cuando visiten a sus padres, tengan la seguridad de que ellos leen al Cristo que está inscrito en ustedes. Quizás los observen a ustedes en secreto, sin decirles que los están leyendo. Algunos quizás se opongan a ustedes y critiquen la vida de iglesia que disfrutamos en el recobro del Señor. Les aliento a que no se molesten por esa clase de oposición o crítica. En vez de ofenderse o desanimarse, deben darse cuenta de que sus padres están leyendo al Cristo que ha sido inscrito en ustedes. A veces, hasta la oposición es una señal de que los demás nos están leyendo.

Conozco muchos casos de padres que finalmente se volvieron al recobro del Señor a causa de lo que leyeron de Cristo en sus hijos. Un padre podría llegar a arrepentirse, llorar en presencia de su hijo y decirle: “Hijo, lamento haberte ofendido. A través de los años me opuse a ti e incluso te reprendí, pero durante todo ese tiempo te estuve leyendo. Tengo que reconocer que vi algo en ti, y lo que vi en ti ahora me hace llorar delante de ti y delante del Señor. Me gustaría acompañarte a una de las reuniones de la iglesia”. Los padres que hoy se oponen a sus hijos, podrían más tarde entrar a la vida de iglesia. Es posible que a un joven le tome algún tiempo para exhibir delante de sus padres al Cristo que ha sido inscrito en él. Pero después de cierto tiempo, los padres quedarán convencidos por la autenticidad de esta experiencia de Cristo.

Jóvenes, cuando visiten a sus padres, deben exhibirles a Cristo, pero esta exhibición no debe ser una actuación. Tampoco ustedes deben intentar defender el recobro del Señor, argumentando con sus padres o afirmando conocer mucho. Sencillamente sean lo que son. En 1 Corintios 15:10 Pablo declara: “Por la gracia de Dios, soy lo que soy”. Cuando visiten a sus padres, simplemente sean lo que son por la gracia de Dios. Cristo ha sido inscrito en ustedes. Los demás quedarán convencidos, no por la actuación de ustedes, sino por lo que ustedes son. Lo que se ha forjado en un joven convence particularmente a sus padres, porque todo padre desea lo mejor para sus hijos. Finalmente, si siguen permitiendo que Cristo sea inscrito en ustedes y manifiestan a este Cristo a sus padres, ellos quedarán convencidos e incluso tal vez decidan acompañarlos a la vida de iglesia.

El punto importante es que Cristo sea inscrito en nosotros. Cuanto más Cristo se escriba en nuestro ser, más los demás lo podrán leer en nosotros.


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