Información del libro

Principios básicos en cuanto al ancianatopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-4731-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 9 de 17 Sección 2 de 3

“VELANDO SOBRE ÉL, NO POR FUERZA,
SINO VOLUNTARIAMENTE, SEGÚN DIOS;
NO POR VILES GANANCIAS, SINO CON TODA SOLICITUD”

En 1 Pedro 5:2b dice: “Velando sobre él, no por fuerza, sino voluntariamente, según Dios; no por viles ganancias, sino con toda solicitud”. Aquí Pedro usa la palabra velando al dirigirse a los ancianos. De manera semejante, Pablo usa la expresión el que vigila para referirse a los ancianos (1 Ti. 3:1-2; Tit. 1:7). Velar sobre la iglesia no significa gobernarla, sino salvaguardarla, preservarla y protegerla al igual que un pastor vigila su rebaño. La frase no por fuerza, sino voluntariamente significa no hacerlo por obligación, presión o coacción. Es semejante a la manera en que una madre cuida de su hijo.

Según 1 Timoteo 5:17, algunos ancianos en aquella época eran sostenidos económicamente por las iglesias. De ahí la tentación de obtener alguna ganancia material. Por esta razón, Pedro escribió: “No por viles ganancias” (1 P. 5:2). Pablo habla de manera semejante en 1 Timoteo 6:5, donde dice: “Constantes altercados entre hombres corruptos de entendimiento y privados de la verdad, que toman la piedad como fuente de ganancia”. Pablo sabía de algunos que fingían ser piadosos a fin de sacar dinero de otros. Esto es algo vergonzoso. El hermano Watchman Nee intencionalmente evitaba tener contacto especial con los santos adinerados, porque no procuraba viles ganancias. Debemos vencer la tentación de procurar ganancias por medios viles. Debemos amar a los santos de una manera sincera y estar dispuestos a dar nuestras vidas por ellos sin el pensamiento de obtener alguna ganancia material.

“NO COMO TENIENDO SEÑORÍO
SOBRE LO QUE SE OS HA ASIGNADO,
SINO SIENDO EJEMPLOS DEL REBAÑO”

En 1 Pedro 5:3 dice: “No como teniendo señorío sobre lo que se os ha asignado, sino siendo ejemplos del rebaño”. Nosotros a diario ejercemos señorío sobre nuestros bienes, tales como nuestra casa, nuestros muebles y nuestros autos, pero los ancianos no deben enseñorearse de los santos, porque la iglesia no es posesión suya. La iglesia, la cual incluye a los ancianos, es posesión de Dios. Un anciano no debe ser señor ni considerar la iglesia ni los santos como su posesión; en vez de ello, debe ser un ejemplo. El hecho de que los ancianos sean un ejemplo indica que ellos están en el mismo nivel que los demás santos.

“CUANDO APAREZCA EL PRÍNCIPE
DE LOS PASTORES, VOSOTROS RECIBIRÉIS
LA CORONA INMARCESIBLE DE GLORIA”

El versículo 4 dice: “Cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona inmarcesible de gloria”. Recibir la corona inmarcesible de gloria es ser participante de la gloria que ha de ser revelada. El Señor es el Príncipe de los pastores, y llegó a ser un mártir por causa de Su rebaño. En cierto sentido, Él todavía sigue sufriendo. Por esta razón, los ancianos, quienes son pastores juntamente con Él, también deben sufrir por causa del rebaño, sabiendo que un día estarán con Él en gloria.

“IGUALMENTE, JÓVENES,
ESTAD SUJETOS A LOS ANCIANOS;
Y TODOS, CEÑÍOS DE HUMILDAD
EN EL TRATO MUTUO;
PORQUE DIOS RESISTE A LOS SOBERBIOS,
PERO A LOS HUMILDES DA GRACIA”

El versículo 5a dice: “Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, ceñíos de humildad en el trato mutuo”. La palabra igualmente indica que los ancianos están en el mismo nivel que los hermanos jóvenes. Según nuestro pensamiento natural, los jóvenes deben ser humildes con los de más edad, pero los de más edad no necesitan ser humildes con los jóvenes. Este pensamiento ubica a los ancianos y a los jóvenes en niveles diferentes y crea rangos en el que los jóvenes que están en un rango inferior, se sujetan a los ancianos, que tienen un rango más alto. Sin embargo, la palabra todos, que aparece en el versículo 5, nos ubica a todos en el mismo nivel. En la iglesia no existen rangos. La palabra ceñíos describe la manera en que un siervo se pone un delantal para servir. El hecho de que los ancianos se ciñan de humildad indica que ellos son los que sirven. Este pensamiento es muy precioso. Los ancianos deben abandonar cualquier pensamiento de que ellos son superiores a otros. En vez de ser los que gobiernan, ellos deben servir a los santos. Pablo tenía el mismo pensamiento básico cuando escribió: “No un recién convertido, no sea que, cegado por el orgullo, caiga en la condenación del diablo” (1 Ti. 3:6). Estos dos apóstoles tenían la misma preocupación de que hubiera orgullo entre los ancianos.

En el ancianato hay dos tentaciones principales: la de obtener viles ganancias y la de ser orgullosos. Si el amor que un hermano que ejerce el liderazgo siente por la iglesia lo lleva a laborar de tiempo completo para cuidar de la iglesia, es posible que los santos lo honren dándole para su sostenimiento material. Sin embargo, si su intención es obtener un sostenimiento, estará buscando obtener ganancias por medios viles. Debemos rechazar esta tentación. La otra tentación consiste en que los ancianos piensen que por el hecho de ser ancianos, tienen un rango especial y son superiores a los demás. Los que piensan así han caído en el foso del orgullo. Debemos estar alertas con respecto a estas tentaciones.

En su exhortación, Pedro no ubica a los ancianos en un rango superior a los demás santos, sino que ubica a todos los creyentes en el mismo nivel. Esto es importante. Como ancianos, no debemos pensar que tenemos un rango diferente al de los demás santos. En lugar de ello, debemos considerarnos inferiores a los demás porque servimos a los santos. Los que sirven siempre son inferiores a los que son servidos (cfr. Lc. 22:27). Debido a que nosotros los ancianos somos los servidores, continuamente debemos ceñirnos de humildad.

En 1 Pedro 5:5b dice: “Dios resiste a los soberbios, pero a los humildes da gracia”. La iglesia necesita ancianos que sean verdaderamente humildes, puesto que ellos atraerán la gracia. He conocido muchas iglesias donde había carencia de gracia debido a la soberbia de los ancianos. La soberbia de los ancianos impide que la gracia de Dios venga a la iglesia, mientras que la humildad de los ancianos hace que el fluir viviente de gracia venga continuamente a la iglesia. Por lo tanto, si los ancianos son humildes u orgullosos hace una gran diferencia.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top