CAPÍTULO TRECE

ENGENDRAR, NUTRIR,
PERFECCIONAR Y PROFETIZAR
PARA EDIFICAR EL ORGANISMO DIVINO,
EL CUERPO DE CRISTO

EL DESEO DE DIOS DE TENER UN ORGANISMO
ES CONTRARIO AL DESEO DEL HOMBRE
DE TENER UNA RELIGIÓN

La Biblia revela que la intención de Dios es producir un organismo para Sí mismo. Un organismo es una entidad viviente. Cristo es la corporificación de Dios, y este Dios necesita un organismo viviente. Este organismo es el Cuerpo de Cristo, también llamado el nuevo hombre (Ef. 2:14-16).

Sin embargo, por casi dos mil años ha existido otra entidad sobre la tierra, una entidad llamada el cristianismo. El cristianismo sólo tiene interés en la religión, en “ismos”; no tiene ningún interés en el organismo de Dios. Dentro de cada ser humano hay una búsqueda de Dios. En cada hombre que Dios creó, hay algo escondido, esto es, un deseo de buscar a Dios. Si nosotros nos comunicamos con la gente que forma parte de la sociedad, descubriremos que a un gran número de personas le gusta tener una buena religión en la cual reposar. Se dan cuenta de que para ser un ser humano adecuado, el hombre necesita la religión. Sin la religión al hombre le falta algo. La religión es algo en lo que el hombre puede reposar. Si el hombre no tiene religión, no tiene reposo alguno. Por consiguiente, por un lado, el hombre tiene el deseo de buscar a Dios; y por otro, tiene la necesidad de algo, que podemos llamar religión. Aparentemente, el cristianismo de hoy suple esta necesidad interna del hombre porque allí se predica de Dios, a quien los seres humanos buscan, y se predica que Cristo es el Salvador, en quien ellos pueden reposar. Según la enseñanza del cristianismo, si una persona tiene algún problema, hay alguien a quien puede acudir, puede acudir al Salvador. Además, tiene un lugar en donde puede reposar, ya sea una “iglesia” o una catedral donde hay un buen maestro y un buen coro.

Cuando las parejas contraen matrimonio, muchas de ellas no tienen interés en la religión. No obstante, después de vivir juntos dos o tres años, ambos se dan cuenta de que necesitan una religión. Por ende, piensan en la posibilidad de unirse a una religión apropiada. Muchas de estas parejas tienen una cultura y una buena educación. Después de comparar las diferentes religiones, muchos escogen el cristianismo. Siendo imparciales, podemos decir que el cristianismo es la religión superior. Después de hablar entre sí el asunto, muchas parejas deciden ir a una “iglesia” o catedral atrayente donde haya un pastor interesante, un buen coro y una congregación de personas agradables. Es fácil atraer a la gente a una religión así, especialmente en un país próspero y altamente desarrollado como los Estados Unidos. Sin embargo, quisiera imprimir en ustedes el hecho de que esto es totalmente contrario a la Biblia. Aun la manera en que el cristianismo predica con respecto a Dios y a Cristo está lejos de lo que enseña la Biblia. El enfoque de la Biblia es obtener un organismo para Dios, esto es, obtener el Cuerpo de Cristo.

Todos los creyentes son miembros del Cuerpo de Cristo, no de un club, de una sociedad ni tampoco de una religión. Los creyentes son miembros del Cuerpo en una forma muy diferente a la forma en que uno se hace miembro de una organización. Cada miembro del Cuerpo de Cristo tiene la vida de Cristo, que es la vida del Dios Triuno. Somos miembros del Cuerpo en esta vida; siempre y cuando tengamos esta vida, somos miembros del Cuerpo.

El cristianismo ha hecho que la gente se desvíe y lleve cierta clase de vida religiosa. Además, ha anulado a todos los miembros de Cristo, haciendo de ellos miembros de una organización religiosa y apenas miembros de Cristo. Desde el principio jamás hemos hecho una obra semejante a ésta. Es por eso que nosotros sabíamos que la obra sería difícil. Fabricar un hombre mecánico de madera o de acero es relativamente fácil, pero producir un miembro de Cristo no es fácil. Lo que hablamos es totalmente celestial; es completamente ajeno al concepto humano. Por tal razón, es difícil comunicarse con los incrédulos. Si les hablamos según la visión celestial, es posible que piensen que les estamos diciendo algo extraño. Quizá piensen que puesto que ellos no entienden lo que decimos, no lo necesitan y, por ende, no muestran interés en lo que les decimos.