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Lecciones de vida, tomo 1por Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-285-7
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LECCION UNO

LA CERTEZA DE SER SALVO

I. EL SIGNIFICADO DE LA SALVACION

La salvación se refiere al que una persona haya sido salva ante Dios, lo cual incluye que ha sido perdonada de sus pecados, salvada de la perdición y regenerada, y que tiene la vida eterna de Dios y ha llegado a ser un hijo de Dios.

II. LAS PRUEBAS DE LA SALVACION

A. La prueba externa:
la de la Biblia

1) “El que crea y sea bautizado, será salvo” (Mr. 16:16). Esta palabra fue hablada por el Señor Jesús mismo.

2) “Porque: Todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo” (Ro. 10:13). Esta es la firme palabra del apóstol Pablo.

Las dos declaraciones anteriores demuestran que una vez una persona cree y es bautizada, invocando el nombre del Señor, es inmediatamente salva. Este hecho debe ser reconocido y confesado inmediatamente sin depender de los sentimientos humanos.

3) “El que oye Mi palabra, y cree al que me envió [al Padre celestial], tiene vida eterna; y no está sujeto a juicio, mas ha pasado de muerte a vida” (Jn. 5:24). Esto nos dijo el Señor Jesús con plena seguridad.

4) “El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna” (1 Jn. 5:12-13). Esta es una palabra dada por el apóstol Juan como testimonio.

Las dos porciones anteriores de la Escritura demuestran que una vez que una persona cree en el Padre celestial y cree en el nombre del Hijo de Dios (el Señor Jesucristo), ésta tiene vida eterna (es decir, la vida de Dios). El no vendrá a juicio ni perecerá, mas ha pasado de la muerte a la vida. Una persona es salva así para tener la vida de Dios, lo cual se basa en lo que dice la Biblia, y no en los propios sentimientos de uno.

5) “Mas a todos los que le recibieron [al Señor Jesucristo], a los que creen en Su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales son engendrados ... de Dios” (Jn. 1:12-13).

Esta también es una palabra testificada por el apóstol Juan, la cual indica que el Señor Jesús da a los que le reciben por fe, es decir, a los que creen en Su nombre, la autoridad de ser hechos hijos de Dios. Esta autoridad es la vida de Dios, la cual capacita a los que creen en el Señor Jesús para ser nacidos de Dios, o sea, regenerados para ser hechos hijos de Dios. Esto también es comprobado por las palabras de la Biblia, y no es determinado por los sentimientos humanos.

Las palabras de la Biblia nunca pueden ser cambiadas o anuladas, y son confiables. Los sentimientos humanos fluctúan conforme al estado de ánimo y al ambiente, y no son de confiar. Ya que la Biblia claramente dice que una persona es salva al creer en el Señor Jesús, entonces, este hecho es establecido sin considerar el sentir humano. Nosotros debemos pararnos sobre las confiables palabras de la Biblia y no hacer caso de nuestros sentimientos fluctuantes, creyendo profundamente y sabiendo con seguridad que hemos sido salvos.

B. La prueba interna:
la del Espíritu Santo en nuestro espíritu

l) “El Espíritu mismo [el Espíritu Santo de Dios] da testimonio juntamente con nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios” (Ro. 8:16).

Cuando nosotros creemos en el Señor Jesús recibiéndole como nuestro Salvador, Dios nos da Su Espíritu Santo, poniendo el Espíritu en nuestro espíritu (Ez. 36:27). Este Espíritu Santo está en nosotros para permanecer con nosotros eternamente (Jn. 14:17). El testifica en nuestro espíritu que somos hijos de Dios, nacidos de Dios. Cada uno de nosotros que creemos en el Señor nos gusta dirigirnos a Dios como “Abba, Padre” (Ro. 8:15). Es muy natural para nosotros dirigirnos a Dios como “Abba Padre”, y cada vez que nos dirigimos a Dios de esta manera, tenemos un sentir dulce y confortable en nuestro interior. Esto es porque somos hijos nacidos de Dios con la vida de Dios, y también porque el Espíritu del Hijo de Dios ha entrado en nosotros. Esta es la prueba interna de nuestra salvación.


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