Servicio neotestamentario, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7392-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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La manera en que Juan vivía no sólo ofendía a la religión, sino también a la cultura. Él no sólo estaba fuera de la religión, sino también fuera de la cultura. Parece que él no tenía ninguna cultura. Él comía miel silvestre y langostas, y permanecía en el desierto. ¿Qué clase de persona es ésta? Él ofendía a las personas religiosas y también ofendía a las personas cultas.
Todos tenemos que entender que si deseamos dar un testimonio fuerte para Cristo, necesitamos estar completamente fuera de la religión y fuera de la tradición. Temo que todavía seamos demasiado refinados y cultos. Sin duda, somos personas con una cultura elevada. Sin embargo, si permanecemos en nuestra cultura, es imposible seguir adelante con Cristo. Todos los testigos fuertes de Cristo tienen que ser “salvajes”, según el principio que se manifestaba en Juan el Bautista, y tienen que abandonar la religión y la cultura.
Tal vez algunos nos digan hoy que si deseamos testificar por Cristo, necesitamos una educación muy amplia con muchos títulos. Sin embargo, Juan el Bautista, quien fue el primer testigo, el primer mártir de Cristo, no participó de la religión ni de la cultura. Puesto que él se vestía con pelo de camello y comía langostas y miel silvestre, se le consideraba sin duda como “salvaje”; él estaba completamente fuera de la religión y de la cultura. Cuando leemos la historia de la iglesia desde el primer siglo hasta ahora, podemos ver que todo aquel que permanecía en la cultura y la religión no podía seguir adelante con Cristo. A fin de ser los testigos vivientes de Cristo, tenemos que estar fuera de la religión y de la cultura, y puede ser que ofendamos a las personas religiosas y cultas.
¿Qué hizo Juan cuando salió a ministrar? ¿Acaso enseñó los Diez Mandamientos? ¿Enseñó uno de los cinco libros de Moisés? No. La primera palabra que salió de su boca fue: “Arrepentíos”. Esta palabra en griego significa experimentar un cambio en la manera de pensar; significa experimentar un cambio en la vida. Es necesario cambiar la manera de pensar y cambiar nuestros conceptos. Juan no enseñó a partir de ningún libro de la Biblia, no enseñó ningún mandamiento, y no enseñó ninguna parte de la ley. La primera palabra que pronunció fue: “¡Cambiad!”. Necesitamos experimentar un cambio en nuestros conceptos.
Algunos han discutido conmigo y han dicho que la venida de Juan el Bautista se profetizó en el Antiguo Testamento. Sin duda, esto es cierto: Isaías dijo que Juan era la voz de uno que clama en el desierto (Is. 40:3). No obstante, ¿dónde podemos encontrar una sola profecía relacionada con el bautismo que realizaba Juan? En todo el Antiguo Testamento, no se puede encontrar tal profecía, puesto que el bautismo de Juan era algo totalmente nuevo. De hecho, no tenía base en las Escrituras. Por tanto, ¡muchos incluso podrían decir que era algo que no era conforme a las Escrituras!
El Señor Jesús fue muy sabio cuando los fariseos le preguntaron acerca de Su autoridad. Él no les respondió, sino que les hizo la misma pregunta a ellos. Él les preguntó si el bautismo de Juan era del cielo o de los hombres. Ésta era una pregunta muy sabia, puesto que no había ninguna base en las Escrituras para el bautismo de Juan. Los fariseos se turbaron con esto. Si hubiera una base en las Escrituras, los fariseos no podrían presentar ningún argumento. Pero no se atrevían a decir que el bautismo de Juan era de los hombres a menos que se arriesgaran a ser apedreados, puesto que la multitud reconocía a Juan como profeta. Tampoco podían decir que era del cielo, puesto que el Señor les preguntaría por qué no creyeron en él. Ellos consideraron que la mejor manera de responder era seguir al mentiroso, Satanás, y decir una mentira. Le dijeron al Señor Jesús que no sabían. El Señor les respondió diciendo que tampoco les diría. En efecto, les dijo: “Yo sé que saben, pero no me lo quieren decir; por tanto, Yo tampoco les diré”. Alabado sea el Señor, el Señor es realmente el Señor.
Juan el Bautista hizo algo sin tener una base en las Escrituras, algo que no es “según las Escrituras”. A las personas religiosas les parece que esto no es nada correcto. Él no se interesó por la ley: simplemente les dijo a las personas que cambiaran su manera de pensar y sus conceptos. Si lo hacían, él los enterraba; eso era todo. Su manera de vivir, su manera de hablar y su manera de actuar seguramente ofendían la religión y la cultura. Debido a esto, las personas religiosas lo rechazaron y lo condenaron, y las personas en la política lo pusieron en la cárcel, donde finalmente fue decapitado. Según el principio, éste es el destino de los testigos de Cristo. En un sentido, nuestro destino es ofender a las personas. Si estamos fuera de la religión, seguramente ofenderemos al mundo religioso. Si no nos interesa la cultura, ofenderemos al mundo culto. En tal caso, según el principio nuestro destino será el mismo que el de Juan.
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