Servir en el espíritu humanopor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-3844-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Después de ver la visión del Cuerpo, se preguntarán espontáneamente: “¿Dónde está el Cuerpo?”. Existen muchas organizaciones cristianas y muchos grupos cristianos, pero ¿dónde está el Cuerpo? Muchos cristianos están vagando porque no han visto el Cuerpo. Quizás hablen acerca de la vida del Cuerpo, pero no han visto el Cuerpo. Una vez que hayan visto el Cuerpo, se preguntarán: “¿Dónde está el Cuerpo?”.
La pregunta acerca de dónde está el Cuerpo está relacionada con el asunto del terreno de la iglesia. El hermano Watchman Nee en Pláticas adicionales sobre la vida de iglesia aborda el asunto del terreno de la iglesia en detalle. Les recomiendo enfáticamente que lean y vuelvan a leer este libro hasta que entiendan claramente el asunto del terreno de la iglesia. Entonces sabrán dónde encontrar el Cuerpo. El asunto del terreno de la iglesia es algo muy serio: es un asunto de vida o muerte, y no sólo un asunto de doctrina. Incluso les animo a que lean Pláticas adicionales una y otra vez a fin de que por medio del libro y por medio de estos mensajes puedan ser introducidos a la visión celestial en cuanto al Cuerpo y al lugar donde pueden encontrar al Cuerpo.
Supongamos que hemos visto el Cuerpo, que hemos encontrado el Cuerpo y que estamos en la realidad del Cuerpo. En este momento, necesitamos Romanos 12. Este capítulo fue escrito con el propósito de indicarnos lo que debemos hacer. Los dos primeros versículos de Romanos 12 dicen: “Así que, hermanos, os exhorto por las compasiones de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro servicio racional. No os amoldéis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestra mente, para que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable y lo perfecto”. Primero necesitamos presentar nuestro cuerpo. Después necesitamos que nuestra alma sea transformada por medio de la renovación de nuestra mente. Finalmente necesitamos que nuestro espíritu arda y esté ferviente todo el tiempo (v. 11). El cuerpo necesita ser presentado, el alma ser transformada y el espíritu debe arder y estar ferviente, ardiendo todo el tiempo. Quizás ya haya presentado su cuerpo, pero puede carecer de la transformación de su alma por medio de la renovación de la mente. Además necesita ser ferviente en espíritu. Pero aún se requiere de algo más.
Si sus ojos han sido abiertos y ven el Cuerpo, si han encontrado el Cuerpo y se dan cuenta de que están en el Cuerpo, será necesario que renuncien a su yo, que pierdan la vida del yo. El yo es un verdadero problema. El yo es la verdadera división, el verdadero pecado y la verdadera secta. Si han visto el Cuerpo, esta visión les exigirá que pierdan la vida del yo, que renuncien al yo. Los cristianos están divididos porque están muy inmersos en su yo. El yo causa división, pero el espíritu une. Por tanto, si renunciamos al yo, si perdemos el yo, y nos volvemos al espíritu, estaremos inmediatamente en la realidad del Cuerpo. Cuando estamos fuera del yo y nos encontramos en el espíritu, estamos en la realidad del Cuerpo. Es necesario que renunciemos al yo, que perdamos el yo. No es suficiente sólo conocer la doctrina de perder el yo; es necesario perder el yo de una manera práctica, abandonar la vida del yo. Necesitamos más oración en cuanto a este punto. Necesitamos orar: “Señor, ten misericordia de mí en Tu Cuerpo para que pueda perder el yo, para que pueda abandonar la vida del yo”.
Si tiene la intención de discutir con la iglesia o con algunos santos acerca de cierto asunto, debe examinarse a usted mismo para ver si sus argumentos tienen su origen en el espíritu o en el yo. Quizás su punto de vista esté correcto, pero su motivo, el instrumento o el medio que usa no lo esté. Lo correcto debe proceder de la fuente correcta y debe llevarse a cabo con los medios correctos. Un punto de vista correcto no es suficiente. Se necesitan la fuente correcta y los medios correctos. El espíritu es la fuente correcta y el espíritu también es el medio correcto. Si está discutiendo acerca de algún asunto que tiene su origen en el espíritu y se lleva a cabo por medio del espíritu, no hay ningún problema con que discuta. De otra manera tiene que dejarlo. En el Cuerpo todos tenemos que perder el yo.
Quizás hablemos acerca de la unidad, pero todos tenemos que darnos cuenta de que la unidad genuina no es nada menos que Cristo mismo como nuestra vida de una manera práctica. Cristo es la unidad. Cuando estoy viviendo en Cristo como mi vida y no en mi yo, tengo la unidad y estoy en ella. Cuando todos estamos viviendo en Cristo como nuestra vida, Cristo es la unidad. Si ésta es nuestra condición, entonces tenemos la realidad del Cuerpo, y entonces también estamos equipados para el servicio. Romanos 12 recalca que sin el Cuerpo no podemos servir, pues cada uno de nosotros es solamente un miembro.
Pedro nos dice que el Cuerpo es el edificio, la casa, y que nosotros somos las piedras vivas. “Vosotros también, como piedras vivas, sois edificados como casa espiritual hasta ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (1 P. 2:5). Sin la edificación, las piedras vivas no pueden hacer nada, son inútiles. Las piedras que no son edificadas son inútiles. Las piedras necesitan ser edificadas en una casa que le será útil a Dios. Esta utilidad es el servicio, y esta casa es el sacerdocio.
Dos palabras griegas diferentes se traducen como sacerdocio. La palabra griega que se traduce como sacerdocio en 1 Pedro 2:5 y 9 significa un cuerpo sacerdotal, un cuerpo de sacerdotes, pero la palabra que se traduce como sacerdocio en Hebreos 7 significa el oficio sacerdotal, la función sacerdotal. La casa espiritual mencionada en 1 Pedro 2:5 es el sacerdocio, el cuerpo sacerdotal y no el oficio sacerdotal. La Concordancia de Strong indica que el significado de esta palabra es fraternidad sacerdotal. Existe la necesidad de un cuerpo sacerdotal, un grupo sacerdotal, a fin de ofrecer los sacrificios espirituales. Si no somos edificados como tal cuerpo sacerdotal, no reuniremos los requisitos para ofrecerle nada a Dios. Por tanto, si no somos edificados, no reuniremos los requisitos para servir. Para el servicio, requerimos del Cuerpo.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.