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Estudio-vida de 2 Corintiospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-2362-8
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Actualmente disponible en: Capítulo 17 de 59 Sección 2 de 3

PARTICIPAR DEL ALIMENTO RICO

Tomemos algunos ejemplos de 1 Corintios para mostrar lo que queremos decir cuando hablamos de las plumas, la cáscara y la carne de la Palabra. En 1 Corintios 1:12 se dice: “Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo”. Este versículo habla de la división. En cuanto a la división, algunos maestros de la Asamblea de los Hermanos dijeron algo así: “En 1 Corintios 1:12, Pablo reprende a los que decían que eran de Cefas, de Apolos, de Pablo y de Cristo. Entonces, ¿por qué vosotros adoptáis nombres tales como luteranos, bautistas, presbiterianos, o wesleyanos? Afirmar ser luterano significa que usted es de Lutero. ¿Acaso las palabras de Pablo no se aplican al hecho de adoptar nombres denominacionales? Esta práctica debe ser desaprobada”. Esta enseñanza es sana y fundamental. No obstante, ella está en la categoría de cáscara y de plumas; no es la carne de la Palabra.

Si deseamos aprender a comer de manera saludable, no debemos comer las plumas ni la cáscara; antes bien, debemos comer la carne. Cuando como pollo, como solamente la carne, no las plumas, ni la piel, ni los huesos. En el mismo principio, cuando leemos el primer capítulo de 1 Corintios, no debemos prestar atención meramente a las plumas del versículo 12, sino a la carne del versículo 9.

¿Revela 1 Corintios principalmente el tema de la división? No, su revelación básica es la comunión del Hijo de Dios. Además, este capítulo enseña que Cristo, Aquel que fue crucificado, nos es sabiduría y poder de parte de Dios. Este Cristo es ahora nuestra justicia, santificación y redención diarias. Ésta es la revelación básica del capítulo uno de 1 Corintios.

Si deseamos comer la carne de un pollo, debemos sacarle las plumas y quitarle la piel. Asimismo, si deseamos encontrar la carne del capítulo uno de 1 Corintios, debemos ir más allá de las plumas y la piel de este capítulo. Entonces veremos más allá de las divisiones y del espíritu divisivo, y veremos que Cristo, el Hijo de Dios, es nuestra porción, y que podemos disfrutarlo a Él, la sabiduría y el poder de Dios, como nuestra justicia, santificación y redención diarias. Todos debemos ver a Cristo de esta manera y participar de este alimento tan rico. Si permanecemos en el versículo 12, centrados en el tema de la división, lo único que obtendremos será las plumas y la piel; no disfrutaremos de la carne saludable, de Cristo como nuestra porción. Yo puedo testificar que cuando leo el primer capítulo de 1 Corintios, no presto atención únicamente a la piel de la división; antes bien, disfruto al Cristo crucificado como mi porción y como mi justicia, santificación y redención.

Muchos cristianos no han visto la carne del primer capítulo de 1 Corintios. Algunos sólo ven las plumas, otros profundizan un poco más y ven la piel. Pero cuando les digo a los creyentes que deben ir más allá de la piel y de las plumas y apropiarse de la carne, algunos se ofenden e incluso se oponen a mí. Son semejantes a mis nietos, los cuales se quejan cuando les pido que se coman la carne del pollo y no la piel. En mi ministerio, hago todo lo posible por mostrar al pueblo de Dios la carne que está abajo de las plumas y de la piel.

MINISTRAR LA CARNE DE LA PALABRA

Hace poco leí un artículo en el que se me acusa de arruinar la práctica de celebrar la Navidad. En realidad, no tengo ninguna intención de atacar dicha práctica. Todo mi tiempo está dedicado a ministrar a Cristo a los demás. Pero mientras ministro a Cristo, la Navidad queda espontáneamente al descubierto. Sí, he dicho que debemos interesarnos exclusivamente en Cristo y olvidarnos de la llamada Navidad. También he dicho que debemos ser cristianos, pero que no nos debe interesar ningún “ismo”, ni siquiera el cristianismo. Ciertamente no tengo la intención de oponerme a la Navidad o al cristianismo. Lo que he dicho en mi ministerio es que debemos ocuparnos en Cristo y ser cristianos genuinos, pero que no debemos tener nada que ver con los “ismos”, inclusive el cristianismo. Ciertas personas, al oír estas palabras, me acusan de oponerme al cristianismo y de arruinar la práctica de celebrar la navidad.

En realidad, la Navidad y el sistema del cristianismo incluyen muchas cosas que ni siquiera son plumas y pieles genuinas de la Biblia. Es un hecho de que Cristo nació en un pesebre y que fue criado en Nazaret. Éstas definitivamente son verdades bíblicas, pero son “verdades de plumas” o “verdades de pieles”, y no “verdades de carne”. Un ejemplo de una “verdad de carne” se encuentra en Juan 1:1 y 14. Estos versículos declaran que el Verbo, quien es Dios, se hizo carne y fijó tabernáculo entre nosotros, lleno de gracia y de realidad. Juan 1:16 añade: “Porque de Su plenitud recibimos todos, y gracia sobre gracia”. El versículo 4 de este mismo capítulo declara: “En El estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”. En estos versículos no encontramos plumas ni piel, sino carne

En los capítulos catorce y quince del Evangelio de Juan encontramos más carne. Juan 14:23 dice: “El que me ama, Mi palabra guardará; y Mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él”. Este versículo no dice nada acerca de la Navidad, de la Pascua ni del sistema del cristianismo; tampoco hace mención de ellos ningún otro versículo del Evangelio de Juan. Este versículo declara que el Hijo y el Padre harán morada con aquel que ama al Señor Jesús. Además, en Juan 15:4, el Señor declara: “Permaneced en Mí, y Yo en vosotros”. En este capítulo, Él declara también: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos” (v. 5). Versículos tales como éstos no tienen ninguna pluma ni piel; al contrario, ellos están llenos de carne nutritiva.

Cuando usted cena pollo, ¿le presta atención principalmente a la piel o a la carne? Ciertamente todos nos concentramos en la carne. Si mi esposa me sirviera un plato de piel de pollo, yo no estaría muy contento, aunque claro está que mi esposa jamás haría tal cosa, ella me serviría más bien la carne nutritiva del pollo. Yo disfruto esta clase de carne, y ésta me fortalece y me nutre.

¿Qué clase de Biblia tiene usted? ¿Es su Biblia un libro que contiene solamente plumas y piel, o es más bien un libro de carne? Debemos tener mucho cuidado al contestar esta pregunta. La mejor respuesta es decir lo siguiente: “Mi Biblia no es solamente un libro de plumas y piel, sino también un libro de carne exquisita”. Un pollo necesita plumas, piel y también carne. Sin las plumas y la piel, el pollo no podría crecer. Asimismo, en la Biblia tenemos piel, plumas y carne. Pero lo trágico entre los cristianos de hoy es que ellos se preocupan por las plumas y la piel, y no les interesa mucho la carne. Por esta razón, siento la carga de ministrar la carne de la Palabra al pueblo del Señor.


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