Experiencia que tenemos de Cristo, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-4619-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Los primeros dos capítulos de Filipenses están relacionados con el Espíritu de Jesús, y los últimos dos están relacionados con el Espíritu de Cristo. Los capítulos 1 y 2 no están relacionados con la resurrección, sino con Jesús. Pero los capítulos 3 y 4 están relacionados con la resurrección. Por ejemplo, Filipenses 3:10 dice: “A fin de conocerle, y el poder de Su resurrección”. Además Filipenses 4:13 dice: “Todo lo puedo en Aquel que me reviste de poder”. Éste es el Espíritu de Cristo, quien está relacionado con la resurrección. En el primer capítulo de Filipenses se nos habla de la predicación del evangelio. Para poder predicar el evangelio necesitamos al Espíritu de Jesús. El Espíritu de Jesús se nos muestra claramente en los primeros dos capítulos. El Espíritu de Jesús no contiende con nadie, ni tampoco rivaliza con otros ni está en enemistad con ellos. Cuando Jesús, el nazareno, estuvo en la tierra, en Él no había ninguna envidia, contienda ni rivalidad. Estas tres cosas negativas se mencionan en el capítulo 1. En este capítulo también hay algunas cosas positivas, tales como la comunión y el hecho de estar en un mismo espíritu y unánimes. ¿Cómo podemos ser uno en el espíritu y en el alma? Esto no se logra por medio de nuestro espíritu, puesto que nuestro espíritu es un espíritu de envidia. Cuando vemos a otros ejercer el liderazgo, nos sentimos envidiosos, y de inmediato empezamos a contender con un espíritu de rivalidad. Aunque nuestro espíritu es así, el Espíritu de Jesús no lo es. Considere la vida que llevó Jesús, la cual se nos presenta en los Evangelios. Su vida era una vida en la cual no había envidias, contiendas ni rivalidades. Así que, únicamente podemos estar unidos en un mismo espíritu y en una sola alma cuando estamos en el Espíritu de Jesús.
Estar unidos en una sola alma significa ser uno en el modo de pensar. La razón por la cual los cristianos no pueden ser uno en el alma es que cada uno desea ser el primero y ninguno está dispuesto a ser el último. Sin embargo, en virtud del Espíritu de Jesús es posible que seamos uno en el alma. Si decimos: “Deseo estar en el Espíritu de Jesús”, de inmediato experimentaremos a Cristo y seremos uno en el espíritu y en el alma con los demás. Entonces combatiremos juntos por el evangelio. La palabra “juntos” [como se usa en algunas versiones] que aparece en Filipenses 1:27 significa que estamos coordinados y que no actuamos de forma individualista, sino corporativa. Cuando todos estemos en el Espíritu de Jesús y estemos unánimes, combatiremos juntos.
Aunque el primer capítulo de Filipenses es más bien largo, podemos resumirlo de una manera sencilla. Este capítulo nos habla acerca de tener comunión en el evangelio mediante el Espíritu de Jesús, sin ninguna envidia, contienda ni rivalidad. Es de esta manera que experimentamos a Cristo. Esto no tiene que ver simplemente con el hecho de resolver los problemas de nuestro pasado, ni con el hecho de consagrarnos y obedecer la unción interior. Ése no es el camino que nos lleva del Cuerpo a la Cabeza. A fin de llegar a la Cabeza, necesitamos tener comunión en el evangelio mediante el Espíritu de Jesús, sin ninguna envidia, contienda ni rivalidad. En nuestra vida de predicación del evangelio no debemos tener ninguna envidia, contienda ni rivalidad, ni siquiera con los opositores. En lugar de ello, simplemente debemos predicar el evangelio en virtud del Espíritu de Jesús. Mientras esté presente el menor indicio de rivalidad, no podremos estar en el Espíritu de Jesús. Más aún, si no estamos en el Espíritu de Jesús, no participaremos en la comunión en el evangelio, y estaremos acabados en lo que se refiere a experimentar a Cristo. A fin de experimentar a Cristo, necesitamos tener comunión en el evangelio en virtud del Espíritu de Jesús, sin ninguna envidia, contienda ni rivalidad.
Ahora llegamos al capítulo 2 de Filipenses. El primer versículo dice: “Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión de espíritu, si algún afecto entrañable y compasiones”. Me tardó más de treinta años entender este versículo. El versículo 2 nos da a entender que con estas palabras el apóstol Pablo les rogaba a los santos de Filipos que completaran su gozo. Él parecía decirles: “Por favor, completen mi gozo. ¿Tienen algún afecto entrañable? ¿Me tienen ustedes alguna compasión? Sus contiendas y sus rivalidades me han entristecido. Si ustedes tienen alguna consolación y confianza, si tienen algún consuelo de amor para conmigo, y si tienen alguna comunión de espíritu, les ruego que completen mi gozo”.
El versículo 2 dice: “Completad mi gozo, tened todos el mismo pensamiento, con el mismo amor, unidos en el alma, teniendo este único pensamiento”. En este versículo Pablo estaba suplicándoles a los filipenses que todos tuvieran el mismo pensamiento y el mismo amor. No debemos tener amistades especiales, sino tener el mismo amor los unos para con los otros. En sus últimos años, el apóstol Pablo, quien estaba próximo a ser derramado en libación delante del Señor, les pedía a los filipenses que completaran su gozo teniendo el mismo amor para con todos. Si Pablo hubiera escuchado que los filipenses tenían el mismo amor, él se habría sentido muy contento. Sin embargo, debido a que ellos tenían un amor diferente para varias personas, él estaba afligido, puesto que esa clase de amor los llevaba a perder la unidad y los excluía de la comunión del evangelio.
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