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Visión central necesaria para servir a la iglesia, Lapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-8315-8
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Actualmente disponible en: Capítulo 3 de 7 Sección 2 de 2

ES NECESARIO TENER UN CARÁCTER DISCIPLINADO
AL OBRAR POR EL SEÑOR

Aunque algunos hermanos han visto un poco de revelación, su descuido perjudica su hablar. Por ejemplo, una vez un hermano dijo: “Después que el aliento de vida fue soplado en el hombre en Génesis 2:7, el hombre recibió el elemento de Dios, la vida de Dios”. Lo que dijo trataba acerca de la vida, pero fue algo descuidado y no era conforme a la verdad. Cuando Dios sopló el aliento de vida en el hombre, el hombre no recibió el elemento de Dios, la vida de Dios; más bien, él sólo llegó a ser alma viviente. Por tanto, él aún necesitaba ser puesto frente al árbol de la vida para recibir a Dios como vida (vs. 7-9). Debemos ser cuidadosos y no hablar acerca de cosas de las cuales no tenemos plena certeza. A fin de ser un experto en cualquier cosa, es imprescindible que seamos disciplinados y sigamos concentrados. En cuanto somos descuidados, ya no hay normas ni directrices. Ya sea en nuestra obra o en nuestra lectura de la Biblia, muchos de nosotros somos muy descuidados porque comenzamos pero nunca terminamos. Esto es suficiente evidencia de nuestro descuido en la obra del Señor y al guiar la iglesia. A fin de liberar la palabra del Señor con las expresiones apropiadas, tenemos que estar concentrados y ser disciplinados.

Muchas personas tienen un problema relacionado con el descuido y una falta de enfoque, pero no deberíamos servir al Señor de tal manera. Cuando liberamos la verdad, tiene que haber una introducción y una conclusión. Si somos descuidados, hablaremos de forma liviana. Sin embargo, a fin de liberar la verdad, tenemos que ser serios. Debemos tratar cada cosa seriamente, aun en nuestros propios asuntos personales. Si algunos colaboradores obran en Tailandia por tres años, ellos o no deberían mencionar el misterio de Dios en lo absoluto o tomarlo tan en serio que todos los santos en Tailandia conozcan el misterio de Dios. Aunque todos nosotros hemos oído y visto un poco de la visión que Dios nos ha dado a lo largo de los siglos, no la hemos tomado seriamente. Como resultado de ello, sólo podemos hacer un poco aquí y un poco allá en nuestra obra.

La revista The Ministry of the Word comenzó a ser publicada en 1951, tres años después que llegamos a Taiwán. En los más de veinte años desde entonces, debían haber sido levantadas más personas que suministraran la palabra. Pero luego de más de veinte años, no vemos muchos que puedan suministrar la palabra que el Señor nos ha dado. Dios es la fuente y el suministro de la palabra, y debemos entrar en el suministro que Él ha provisto. En mi obra en la China continental, estaba muy consciente de que el suministro de la palabra no se hallaba conmigo, sino con el hermano Nee. Me entregué por completo para estar en el suministro de su ministerio. Hoy en día deberíamos sumergirnos en el suministro de la palabra; si hacemos esto, no habrá carencia alguna.

Las iglesias en los Estados Unidos sirven a los santos al introducirlos en este suministro de la palabra. Cuando algunos de los que llevaban la delantera a nivel local sintieron que ellos tenían algo, yo no los obligué a que recibieran de este suministro. No tengo miedo de que las personas comparen los bienes, aunque comprendo que algunos no tienen un “buen ojo” para los bienes. Luego de varios años haciendo esto por su propia cuenta, los ojos de estos hermanos fueron abiertos, y ellos reconocieron su necesidad. Ésta es una fortaleza que tienen los santos americanos, ellos son muy directos. En cuanto ellos ven una carencia, están dispuestos a recibir de parte de otros. Cuando ellos vieron que otros tenían oro y que ellos mismos sólo tenían bronce, abandonaron lo suyo y los siguieron de manera absoluta. Esto es parte de su carácter. El carácter de los chinos no es tan estricto, y tolera dilaciones. Esto es dañino.

No obstante, creemos que el Señor no está sin esperanzas hoy en día. Tenemos que postrarnos delante del Señor y dar un giro cabal a fin de que la visión del Señor llegue a ser nuestra meta. Necesitamos consagrarnos a esta visión y aferrarnos a ella como si fuese un asunto de vida o muerte. Ésta será una fuente de esperanza entre nosotros. Si no somos disciplinados de este modo, creo absolutamente que el Señor no tendrá la manera de ir adelante con nosotros.

VER LA VISIÓN Y SEGUIRLA DE CERCA

Debemos adorar al Señor por una cosa: según nuestra observación de la historia y la condición del cristianismo actual, podemos decir que Dios nos ha revelado Su intención. Por tanto, de hecho hemos recibido una visión. Yo fui salvo a una edad muy temprana, y aspiraba mucho a ir en pos del Señor e hacía todo lo posible por comprar libros espirituales para leer. Estaba familiarizado con todas las famosas figuras cristianas en el Este y en el Oeste. No obstante, cuando comparé esos libros con los mensajes que el Señor liberaba por medio del hermano Nee, vi de manera clara lo que era superior y lo que era inferior. Una comparación de bienes nunca es un problema a menos que una persona no pueda reconocer la calidad superior de los bienes. Cuando leí los mensajes del hermano Nee, creí firmemente que el camino del Señor y la visión del Señor estaban con él. Desde aquel día, hice la resolución de seguir al Señor conforme a lo que vi, y hasta el día de hoy no me arrepiento.

Cuando el Señor me trajo al extranjero, todavía tenía la esperanza de que otros pudiesen ser levantados para hablar esta visión. Sin embargo, han pasado más de veinte años y ningún otro ministerio de la palabra ha sido levantado por el Señor en el Este o en el Oeste. En el Reino Unido por un tiempo hubo una liberación considerable de riquezas espirituales, pero su presente no se puede comparar con su pasado. En los Estados Unidos el contenido de muchas de las supuestas revistas cristianas es bastante variado. Por tanto, sólo podemos postrarnos y adorar a Dios por la visión que Él ha liberado entre nosotros. Como resultado de esto, en cuanto el testimonio del Señor alcanzó los Estados Unidos, atrajo a muchas personas; entre éstas hay hermanos y hermanas que eran pastores, misioneros y egresados de seminarios.

Recientemente, un par de hermanos en la sangre comenzó a reunirse con nosotros. El hermano mayor era un predicador ambulante, y el hermano menor le acompañaba como director del coro. Durante uno de sus viajes, ellos invitaron a un predicador americano a que hablara, y lo que este predicador habló procedió completamente del libro La economía de Dios. Este predicador reconoció abiertamente que su hablar se basaba en este libro. Cuando los dos hermanos lo llevaron al aeropuerto, el predicador les dio La economía de Dios y El Cristo todo-inclusivo. Los hermanos se llevaron los libros a la casa, los leyeron y comprendieron que lo que habló el predicador ciertamente fue tomado de estos libros. Poco después, los dos hermanos comenzaron a reunirse con nosotros, aunque el predicador no siguió este camino. Más adelante, cuando estos dos hermanos compartieron su testimonio con el predicador, él dijo que este ministerio era el ministerio más elevado en la tierra.

Esto nos muestra que el recobro del Señor no es un asunto de doctrina, sino de visión. Hoy en día no hay ningún libro en el cristianismo que hable claramente acerca del misterio de Dios y del misterio de Cristo. Es una gran misericordia que el Señor nos haya mostrado tanto. Por consiguiente, no debemos dar por sentado lo que el Señor nos ha mostrado, que Cristo es el misterio de Dios y la iglesia es el misterio de Cristo. Estos dos misterios son la historia del Dios Triuno: el Padre, el Hijo y el Espíritu. Espero que invirtamos una cantidad considerable de tiempo y energía para proseguir y orar acerca de este asunto a fin de conocer a Cristo como el misterio de Dios y la iglesia como el misterio de Cristo. Primero, tenemos que abrir nuestro espíritu y entrar en esta visión. El Señor no está en procura de la santidad, la espiritualidad o la victoria. El Señor desea introducirnos en esta visión para que veamos que el Dios Triuno —el Padre, el Hijo y el Espíritu— es el Espíritu todo-inclusivo que ha entrado en nosotros para ser nuestro todo. Nosotros somos el misterio de Cristo, la iglesia, porque Él está en nosotros. El Espíritu todo-inclusivo está mezclado con nuestro espíritu humano; por tanto, tenemos que vivir en este Espíritu.

La historia del recobro del Señor, la historia de la iglesia, tiene que ver con dos espíritus —el Espíritu divino y el espíritu humano— que se mezclan como un solo espíritu (1 Co. 6:17). El Espíritu divino todo-inclusivo se ha mezclado con nuestro espíritu humano. Nunca en la historia se ha revelado esta visión tan claramente. Aunque los santos entre nosotros aparentemente entienden esto, a ellos no les importa mucho. Es como si se les hubiera entregado un tesoro, pero ellos están dispuestos a ponerlo a un lado mientras se ocupan de otras cosas en su vivir y su obra. Hemos descuidado de este tesoro, y por tanto, hemos perdido la meta y la bendición.

La carga de este capítulo consiste en llamarnos para que regresemos a este tesoro. Nada es más precioso que este tesoro. No me estoy jactando, pero por más de cincuenta años he estudiado en este campo. He estudiado y abordado verdades acerca de la santidad, la santificación y el llevar la cruz. Estas verdades no están equivocadas, pero no están actualizadas. El asunto del Espíritu todo-inclusivo no era tan claro hace treinta años. Si descuidamos del Espíritu hoy en día y volvemos a preocuparnos por la santificación, la victoria, la espiritualidad y la cruz, estamos retrocediendo. Tenemos que ver que el Espíritu, este tesoro, según Dios nos lo revela en Su palabra, es todo-inclusivo. Al vivir en este Espíritu, hay santificación; al vivir en este Espíritu, hay victoria; al vivir en este Espíritu, está la cruz. Si estamos en el Espíritu, aun el problema de nuestra carne es resuelto; todo se suministra al vivir en el Espíritu.

Los hermanos en el Lejano Oriente debían haber prestado atención a esto hace diez años, pero no lo hicieron, y la bendición se ha ido fugando. Aunque ellos han comenzado a prestar más atención en años recientes por la influencia de los hermanos americanos, todavía no es suficiente. Los ancianos y los colaboradores deben valorar esta visión, entrar en esta visión y vivir en esta visión para que las riquezas puedan rebosar de ellos a otros.

Yo oro por esto y espero que nuestros ojos sean abiertos para que veamos que a lo largo de los siglos Dios ha deseado forjar el misterio del Dios Triuno en nosotros. Este misterio puede expresarse con una sola palabra: Espíritu. El Espíritu todo-inclusivo es la totalidad del Padre, el Hijo y el Espíritu. Dentro de este Espíritu está la redención, la divinidad, la humanidad, la santificación y todas las riquezas espirituales. Pablo dice que a él se le encomendó “anunciar a los gentiles las inescrutables riquezas de Cristo como evangelio” (Ef. 3:8). Estas riquezas son el Espíritu todo-inclusivo. Este Espíritu ha entrado en nuestro espíritu, ha regenerado nuestro espíritu y vive en nuestro espíritu para ser nuestra vida y nuestra persona a fin de transformar todo nuestro ser. Tenemos que vivir en este Espíritu.

Debemos ver que el Espíritu todo-inclusivo está en nuestro espíritu a fin de ser el todo para nosotros; por tanto, tenemos que vivir en este Espíritu. No deberíamos meramente liberar nuestro espíritu estruendosamente, sino también ver esta visión y vivir en ella. Aun si hemos visto esta visión, nos es fácil llegar a ser descuidados y negligentes. Es posible ver algo, pero no concentrarnos en ello ni ser disciplinados. No necesitamos discutir si nuestros métodos están bien o mal; más bien, tenemos que concentrarnos en ver este Espíritu y permitir que Él sea real en nuestra experiencia. Debemos hablar esto en cada mensaje y vivir en esto. Entonces tendremos resultados.

Un supuesto colaborador entre nosotros una vez me condenó severamente. Él dijo que yo retenía las iglesias del Lejano Oriente en mis “manos controladoras”. Pero tengo que preguntarles a los hermanos responsables de las diversas localidades: “¿Qué yo he controlado?”. El ministerio no es un asunto de control, sino de visión. La visión está en este ministerio; la iglesia es bendecida cuando sigue esta visión, y no hay bendición cuando no sigue esta visión. La verdadera pregunta ni siquiera tiene que ver con el asunto del control; es un asunto de si estamos dispuestos a seguir la visión que el Señor nos ha mostrado. Tenemos que seguir la visión. En lugar de seguir a cualquier persona, tenemos que preguntar dónde está la visión, y entonces debemos seguirla.

Nuestro Dios es vivo y verdadero (1 Ts. 1:9), y Él está operando. Puesto que Él tiene que hablar hoy, ¿acaso Él daría direcciones distintas por medio de dos o tres personas simultáneamente? No creo que Dios sería tan necio. La Biblia nos muestra que la dirección de Dios vino por Moisés y luego por medio de David. Incluso en el Nuevo Testamento, la dirección de Dios era conforme a la visión dada a Pablo. Dios no habla cosas distintas por medio de personas distintas al mismo tiempo; esto sería algo caótico. Además, el mundo ha llegado a ser más pequeño. Con la conveniencia del transporte y las comunicaciones avanzadas, algo se puede extender de un lugar a otro con facilidad. Las iglesias en América están bendecidas porque cuanto más los hermanos en varias localidades avanzan, más abiertos y brillantes llegan a ser sus ojos. Por tanto, ellos están resueltos a seguir esta visión. Ellos creen firmemente que éste es el único camino, la única visión, y ellos se ocupan de ella de forma seria, disciplinada y cuidadosa a fin de recibir la bendición del Señor.

Todos conocemos nuestra situación aquí. Hubo una tormenta hace más de diez años, pero la situación ahora está estable. Conocemos el camino y la visión, pero somos descuidados y no estamos concentrados. Estamos cortos de disciplina y enfoque, y somos en cierto modo indiferentes. Todos tenemos que ver esta visión, y tenemos que estar concentrados luego de ver la visión. Si estamos concentrados como las iglesias en América, vendrá la bendición.

Durante nuestros primeros quince años en la isla de Taiwán, los ancianos y los colaboradores avanzaron en unanimidad. La condición entonces era igual que la de América hoy en día. De hecho, era más elevada. Sin embargo, el testimonio del Señor ha estado en los Estados Unidos por un poco más de una década, y ahora hay aproximadamente seis mil que están tomando este camino. De este número, entre uno y dos mil ejercen su función y son absolutos para este camino. Ellos creen firmemente en este camino y están en serio acerca de tomar este camino. Su vida familiar y su vida personal tienen como meta este camino. Aunque los opositores aquí se han ido y la situación ha llegado a ser más estable en años recientes, aquellos que han permanecido parecen ser más descuidados. Es como si hubiéramos alcanzado el fondo y no podemos ir más bajo.

El Señor, en Su misericordia, nos ha mostrado la necesidad de estar más concentrados y ser más disciplinados en relación con que Cristo es el misterio de Dios y las iglesias son el misterio de Cristo. Estos dos misterios son dos lados de un solo misterio, que se relaciona completamente con nuestro espíritu mezclado. La mezcla del Espíritu divino con nuestro espíritu humano es el misterio. Tenemos que vivir en este espíritu. Además, tenemos que centrarnos en nuestro servicio, en nuestras reuniones y aún más, en nuestra vida de iglesia. Que el Señor nos bendiga.


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