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Exhortación amorosa a los colaboradores, ancianos y los que aman y buscan al Señor, Unapor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0736-9
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CAPITULO TRES

CUATRO FACTORES NEGATIVOS

CONCLUSION DE LOS MENSAJES ANTERIORES

  1. Debemos tener el corazón perdonador y amoroso de nuestro Padre Dios.
  2. Debemos tener el espíritu de pastoreo y de búsqueda de Cristo nuestro Salvador, con la meta de ganar a las personas.
  3. Necesitamos recordar estos dos puntos y ponerlos en práctica.

UNA EXHORTACION CON AMOR

  1. Debemos tener cuidado con:
    1. La ambición:
      1. De ser el líder.
      2. De obtener un lugar, aunque sea un distrito, para nuestra obra.
      3. De cautivar a las personas para que sean nuestros colaboradores privados.
    2. El orgullo:
      1. Jactarnos secretamente de nuestra capacidad espiritual.
      2. Exaltarnos a nosotros mismos y menospreciar a los demás.
      3. Tener un concepto más alto de nosotros mismos que de los demás—Ro. 12:3.
    3. Considerarnos justos y exponer los fracasos y defectos de los demás:
      1. Justificarnos y hablar bien de nuestros triunfos y méritos.
      2. Condenar a otros trayendo a colación sus fracasos y defectos.
    4. No conformarnos a la muerte de Cristo:
      1. No negar absolutamente el yo ni cargar la cruz.
      2. No crucificar siempre nuestro hombre natural.
      3. No dar muerte a nuestra manera de ser.

En los mensajes anteriores que dirigí a los colaboradores, ancianos y servidores, podríamos dar la siguiente conclusión: 1) Debemos tener el corazón perdonador y amoroso de nuestro Padre Dios. 2) Debemos tener el espíritu de pastoreo y de búsqueda de Cristo nuestro Salvador, con la meta de ganar personas. 3) Necesitamos recordar estos dos asuntos y ponerlos en práctica.

DEBEMOS CUIDARNOS DE LA AMBICION

En este mensaje quisiera compartirles otros asuntos cruciales. Primero, debemos tener cuidado con varios factores que son como lobos, leones rugientes o automóviles que van a gran velocidad en la carretera y nos pueden hacer mucho daño. El primer factor es la ambición. Lo que escribí en los bosquejos adjuntos, brota de mi experiencia personal. No sólo ustedes tienen estos factores negativos, pues yo no estoy libre de ellos; yo también los he experimentado. ¿Quién no tiene ambición? En la obra del Señor, la ambición va dirigida a ser el líder. Si usted está entre los colaboradores, usted querrá ser el líder. Si no puede ser el primero entre ellos, al menos querrá ser el “vicepresidente”. Aun las hermanas que tienen compañeras de cuarto quisieran ser la líder entre ellas. En la iglesia usted quisiera ser anciano, o mejor aún, el anciano más destacado, el líder de los ancianos.

En segundo lugar, la ambición también puede enfocarse en obtener un grupo de personas, un distrito para su obra. ¿Quién no tiene tal ambición? Estuve con el hermano Nee, y aprendí mucho de él. Nunca vi que él tuviera la ambición de obtener una congregación, un distrito para que fuese su pequeño imperio. Tal vez usted quiera ser un emperador en su distrito, donde todo esté bajo su control y su gobierno, y donde todos tengan que hacerle caso a usted. ¿Quién no es así? Yo era así, pero el Señor ha trabajado en mí. La ambición de algunos tal vez sea cautivar personas para que sean sus colaboradores privados. Tal vez atraiga, cautive y gane a personas con tal propósito. Esto significa que en su trabajo en el recobro del Señor tal vez tenga un círculo de aquellos que tienen una estrecha relación con usted. Ellos aprecian su habilidad y su capacidad; así que son uno con usted. Vienen a ser sus colaboradores personales. Ellos son colaboradores, pero en particular son colaboradores de alguien. ¿No se han dado cuenta de esta situación en el recobro del Señor? Yo lo he visto personalmente.

A principios de 1984 convoqué tres conferencias urgentes de colaboradores y ancianos. En la introducción les hice notar que entre nosotros hay una tendencia a la división. Me refería a que algunos colaboradores, muy capacitados en el recobro del Señor, querían que sus distritos fueran su imperio, y les agradaba atraer a otros para que fueran sus colaboradores personales. Todos somos colaboradores en la obra, pero algunos vienen a ser colaboradores particulares de aquellos que los atraen. Por eso, les advertí a todos ustedes. Después de que les dije aquello, uno de los colaboradores se puso de pie y confesó que ése era su caso. Aún así, noté que su confesión no fue lo suficientemente sincera; fue una confesión débil y hoy en día él se ha convertido en un problema en el recobro del Señor. Todavía afirma estar en el recobro y se mantiene en el principio de que la localidad es la base de la unidad; asegura que su grupo es una iglesia local y declara que es uno con el hermano Lee. Hasta el presente acepta mi ministerio y recibe los pedidos fijos de libros de Living Stream Ministry. Recientemente, habló conmigo por casi una hora para explicar su posición. Le dije que me parecía que no era el momento oportuno en el Señor para responderle. Y después de presentar el caso al Señor, recibí una palabra clara y vi que era el tiempo del Señor de responderle. Me vi en el deber de decirle: “Ustedes son una división, y todo lo que hagan allí es faccioso, debido a que se separan de todas las iglesias del recobro. Además, les gusta visitar a los rebeldes y ponerse del lado de ellos. Deben comprender que todas las iglesias son un solo Cuerpo. No pueden estar solos, separados de las demás iglesias. Si lo hacen, se han dividido de los demás”. En Corinto algunos dijeron: “Yo soy de Pablo, y yo de Apolos, y yo de Cefas, y yo de Cristo” (1 Co. 1:12). Pablo los condenó por eso. Aun decir que son de Cristo, los divide de los demás. Es como si Pablo les dijera: “¿Acaso está Cristo dividido? ¿Por qué decís que sois de Pablo? No seáis míos. Yo soy vuestro, y todos somos de Cristo”. En Corintios 1 se nos demuestra que no debe haber diferencias entre nosotros. Ninguno es de Cefas, ni de Apolos, ni de Pablo, el mayor apóstol, y tampoco ninguno es de Cristo separado de los demás. Todos somos de Cristo, pues El no está dividido.

Por nacimiento tenemos un carácter que le gusta cautivar a la gente. Si alguien tiene cierta capacidad de laborar para el Señor, querrá atraer a otros, fascinarlos y cautivarlos, y si tiene éxito, los cautivados vendrán a ser miembros de su pequeño círculo. En el recobro del Señor es posible tener esta clase de grupos. Si uno tiene la oportunidad, es muy posible que caiga en esto. Si usted no lo ha hecho es porque no ha tenido la oportunidad, y las condiciones no se le han dado, pero cuando tenga la oportunidad, es muy probable que lo haga. Este es el primer “topo” que daña el recobro del Señor. Puede ser que usted ya haya sido perjudicado por esto. Tal vez dentro de usted está escondido este “topo”. Para mí, éste es el primer problema.


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