Liderazgo en el Nuevo Testamento, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-1-57593-376-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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El significado de liderazgo en la Biblia es totalmente diferente de nuestro concepto natural. Lo que el Señor dijo al respecto en Mateo 20:20-28 y 23:8, 10 y 11 cambia completamente lo que los seres humanos piensan en cuanto al liderazgo. Según el concepto natural y humano, uno que dirige está en una posición más elevada que otros. Sin embargo, en estos capítulos el Señor dice que quien desee hacerse grande entre Su pueblo debe ser un esclavo. Así que, el concepto que el Señor presenta en cuanto al liderazgo es opuesto al concepto natural. Ciertamente, es necesario que haya dirigentes entre los hijos del Señor hoy en día. Sin embargo, ellos deben darse cuenta de que, en la economía neotestamentaria de Dios, ser uno que dirige significa ser un esclavo. Si usted quiere dirigir entre los hijos del Señor, tiene que ser un esclavo.
Si somos genuinos y francos, admitiremos que nos encanta dirigir, pero no ser esclavos. Así es el corazón humano. Incluso a las hermanas jóvenes les gusta dirigir. Si no pueden ser la número uno, o por lo menos la número dos, se desaniman. No traiga su concepto natural en cuanto al liderazgo cuando lea la Biblia. En la Biblia, repito, ser uno que dirige significa ser esclavo. Si usted es verdaderamente un esclavo en el pueblo del Señor, debe estar dispuesto a limpiar los lavabos, a aspirar la alfombra, a colocar las sillas y a servir de acomodador. ¡Cuán diferente es esto de la perspectiva mundana en cuanto al liderazgo! En el recobro del Señor, no debemos llamar al encargado del lavabo cuando vemos la necesidad de limpiar. Pues todos nosotros debemos servir en la limpieza. Dejemos a un lado nuestro concepto natural en cuanto al liderazgo y regresemos a la Palabra pura.
Según la economía de Dios, sólo hay uno que dirige a Su pueblo, el Señor Jesucristo: “Ni seáis llamados dirigentes; porque uno es vuestro Dirigente, el Cristo” (lit., Mt. 23:10). Cualquier persona que me considere un dirigente no está practicando la verdad. Si alguien le pregunta quién dirige en la iglesia, debe decir que el que dirige es Cristo. Una respuesta así indica que conocemos la verdad y que la practicamos. Si alguien declara que Witness Lee es el que dirige, usted tiene que decirle: “Witness Lee es nuestro esclavo”.
La Iglesia Católica declara que Pedro fue designado por Cristo para ser el único dirigente. Pero el Nuevo Testamento revela lo contrario. Ciertamente, en los evangelios y en la primera parte de Hechos se menciona primero a Pedro y su nombre encabeza la lista. Pero en Gálatas 2:9 dice: “ Jacobo, Cefas y Juan ... eran considerados como columnas”. Aquí no se menciona primero Pedro (Cefas) sino segundo. Cuando Pedro se puso en pie con los once en el día de Pentecostés, él era fuerte como un león. Pero en Gálatas 2, Pedro era un cobarde, ya que se negó a comer con los gentiles cuando los hermanos vinieron de parte de Jacobo (v. 12). Antes él practicaba la verdad referente a comer con los creyentes gentiles según la visión que él había recibido en Hechos 10. Pero cuando los hermanos vinieron de parte de Jacobo, ya no practicaba esta verdad. Cuando Pablo vio que Pedro y los demás no andaban rectamente en cuanto a la verdad del evangelio, reprendió a Pedro delante de todos (Gá. 2:14). Pedro, con su debilidad, dañaba la verdad del evangelio, la verdad de que los creyentes gentiles y los creyentes judíos eran iguales. Esto indica que en Gálatas 2 la capacidad espiritual de Pedro había disminuido. Pedro no se había apartado de la fe, pero su capacidad espiritual era mucho inferior a la de Jacobo. Por esta razón, en Gálatas 2:9 se menciona a Jacobo antes que a Pedro. Además, el hecho de que los hermanos habían venido “de parte de Jacobo” indica que Jacobo representaba la iglesia en Jerusalén.
Otro indicio de que Jacobo, y no Pedro, representaba la iglesia en Jerusalén se ve en Hechos 21:17 y 18: “Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con gozo. Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos”. Se nos dice aquí que Pablo y sus colaboradores no fueron a Pedro sino a Jacobo, ya que todos los ancianos, incluyendo a Pedro, estaban en la casa de Jacobo. Jacobo era el que representaba la iglesia de aquella ciudad.
Otra evidencia al respecto se ve en la conferencia celebrada en Hechos 15. En esta conferencia de los apóstoles y los ancianos, Pedro habló primero y Pablo luego. En una conferencia el que dirige no habla primero sino al final. Las últimas palabras de esta conferencia fueron dadas por Jacobo, tal como lo indica lo siguiente: “Y cuando ellos terminaron de hablar, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme” (Hch. 15:13). Luego en el versículo 19, Jacobo dio su decisión: “Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios”. Cuando juntamos todos estos versículos, vemos que Pedro no era el único dirigente en el Nuevo Testamento. Cuando los católicos declaran que Pedro fue tal dirigente, debemos saber cómo trazar bien la Palabra referente a esto, de manera que podamos presentarles una cuadro claro.
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