Información del libro

Entrenamiento y la práctica de los grupos vitales, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0320-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 8 de 14 Sección 1 de 2

EL ENTRENAMIENTO Y LA PRACTICA
DE LOS GRUPOS VITALES

MENSAJE SIETE

EN EL RECOBRO DEL SEÑOR HOY ES NECESARIO
DESARROLLAR EL HABITO DE VISITAR A OTROS

Lectura bíblica: Jn. 21:15-17; Hch. 20:28; 1 P. 5:1-2; Cnt. 1:8

SE NECESITAN PASTORES EN EL RECOBRO DEL SEÑOR

Necesitamos desarrollar el hábito de visitar a otros. En Cantar de los Cantares 1:8 el Señor dijo a Su seguidora: “Ve, sigue las huellas del rebaño, y apacienta tus cabritas junto a las cabañas de los pastores”. Este versículo indica que debemos correr tras el Señor. Mientras corremos, tenemos que cuidar de algunos más jóvenes, quienes son nuestros niños. Tenemos que traerlos a las cabañas donde están los pastores y donde el pueblo de Dios se reúne con el Príncipe de los Pastores.

El Evangelio de Juan, un evangelio basado en la vida, también habla de la necesidad del pastoreo. Al final del capítulo veinte, el Evangelio de Juan en realidad ya está concluido, pero queda otro capítulo como apéndice, el capítulo veintiuno. El punto principal de este apéndice es el hecho de que el Señor Jesús dedicó un tiempo para pastorear a Pedro. Pedro había sufrido una gran derrota. Poco antes de Juan 21, él se jactaba y le dijo al Señor: “Señor, todos podrán negarte, pero no yo. Yo te seguiré hasta el fin”. Entonces el Señor le respondió: “De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces” (Mt. 26:34). Pedro respondió: “Aunque me sea necesario morir contigo, no te negaré” (v. 35). Sin duda, en ese entonces Pedro no creía que él podría negar al Señor. Después de su terrible fracaso aquella noche, él lloró amargamente (v. 75).

Cuando el Señor Jesús resucitó, ¿cómo podría Pedro darle la cara otra vez? Los días deben haber sido difíciles para Pedro después de que negó al Señor. El estaba tomando la delantera entre los discípulos a través de esos tres años y medio del ministerio del Señor en la tierra. Entonces tuvo un gran fracaso. Incluso negó al Señor ante una criada (vs. 69-70). El Señor seguramente sabía que Pedro estaba deprimido. Después de fracasar, Pedro fue el primero en volver a su antigua profesión de pescador para ganarse la vida (Jn. 21:3).

Cuando el Señor restauró a Pedro, le recordó Su deseo de tener un rebaño. En 1 Pedro 5:4 Pedro llamó al Señor Jesús “el Príncipe de los Pastores”. Hebreos 13:20 dice que Cristo es el gran Pastor, y el Señor mismo nos dijo en Juan 10:11 que El es el buen Pastor. Así que, el es el Príncipe de los Pastores, el gran Pastor y el buen Pastor. En 1 de Pedro 2:25 dice que este Príncipe de los Pastores es el Pastor de nuestras almas. Nuestra alma es nuestro ser interior, nuestra verdadera persona. Nuestro Señor nos pastorea principalmente cuidando que nuestro ser interior esté bien y vigilando la condición de nuestra verdadera persona. Pero, ¿creen ustedes que el Señor Jesús por Sí solo puede pastorear tantos rebaños de ovejas? Como Príncipe de los Pastores, El necesita un rebaño de pastores. No sólo somos rebaños de ovejas sino también rebaños de pastores.

Cuando el Señor le preguntó a Pedro si lo amaba, él le respondió: “Sí, Señor; Tú sabes que te amo” (Jn. 21:15-16). Después que el Señor le preguntó lo mismo por tercera vez, Pedro solamente pudo decir: “Señor, Tú lo sabes todo; Tú sabes que te amo” (v. 17). Después de cada una de las respuestas de Pedro, el Señor le dijo: “Apacienta Mis corderos ... Pastorea Mis ovejas ... Apacienta Mis ovejas” (vs. 15-17). Sin lugar a dudas, esto causó en Pedro una gran impresión que nunca olvidaría. Por eso en su primera epístola habló del asunto del pastoreo. Pedro dijo que Cristo era el Príncipe de los Pastores y que él era uno de los muchos pastores al servicio del Príncipe de los Pastores. También nos dijo que el Señor es el Pastor de nuestra alma, nuestra verdadera persona. Esa era su experiencia cuando el Señor lo restauró en Juan 21.

Algunos tal vez piensen que en Juan 21 el Señor Jesús fue a la costa con el fin de ayudar a los discípulos a pescar algo para comer. Pero Pedro se dio cuenta de que esa no era la intención del Señor. La intención del Señor era tocar a Pedro, pastorear su alma. En aquel momento su alma estaba sufriendo de verdad. Su alma no podía ser feliz luego de haber negado al Señor. Los discípulos atraparon 153 peces (v. 11), pero a Pedro no le importó eso debido a su fracaso. Debido a que el Señor sabía esto, El pastoreó el alma de Pedro. Luego Pedro dijo que él era uno de los pastores, y exhortó a sus compañeros ancianos a pastorear la grey de Dios (1 P. 5:1-3).

Ahora me gustaría que consideráramos cuál es la necesidad actual de la iglesia. La carencia mayor, la insuficiencia más grande recae en los ancianos, debido a que ellos deben ser los que pastorean al pueblo de Dios. Debido a que no hay ancianos, la mayoría de las ovejas del rebaño del Señor andan descarriadas. Millones de cristianos andan sin rumbo en el desierto. ¿Quién los está cuidando? Ellos no tienen ningún tipo de pastoreo. Aun si hay algunos pastores, se concentran mayormente en asuntos externos; no pastorean las almas de las personas.

En el pasado tal vez pensábamos que debíamos pastorear los espíritus de las personas. Recalcamos el espíritu del hombre, y decimos a los demás que rechacen el alma. Pero tenemos que darnos cuenta de que los problemas de los santos tienen que ver con su alma. Tal vez pensemos que si tienen un espíritu fuerte, no tendrán problemas. Pero ¿cómo pueden tener un espíritu fuerte si tienen muchos problemas en su alma? Así que, tenemos que aprender a pastorear sus almas, a tocar sus almas. En la tierra no existe ni una sola persona que no tenga problemas en su alma. Por esta razón los animo a todos a sincerarse con los hermanos para que así el Señor tenga manera de pastorear su alma. Necesitamos esta clase de pastoreo.

El recobro del Señor en los Estados Unidos ha llegado al punto de que no podemos seguir adelante sin el pastoreo. Si de verdad ardemos por el Señor, tomaremos la carga de tener contacto con otros. Aunque tal vez no sepamos cómo hacerlo, aprenderemos si ponemos manos a la obra. Nunca olvidé una historia acerca de D. L. Moody. Una vez hizo el voto de predicar el evangelio por lo menos a una persona al día. Una vez, cerca de la medianoche, estaba a punto de irse a dormir cuando se acordó que ese día no le había predicado el evangelio a nadie. Salió a la calle en busca de una persona a quien hablarle antes de que el día terminara. Encontró un policía y lo exhortó a que creyera en el Señor. El policía le reprendió muy enojado, y Moody se fue a su casa, pero pocos días después este policía fue salvo. Debido a que D. L. Moody tenía ese voto, él desarrolló el hábito de hablarles a otros. Necesitamos ser así. En estos días el Señor necesita rebaños de pastores que pastoreen Sus rebaños. Todos debemos ser pastores que tengan la carga de hablarles a otros.

En todas partes el pueblo del Señor ha sido dispersado debido a la falta de pastoreo. Debemos darnos cuenta de que nuestro pastoreo no debe ser iniciado por nuestra preocupación. Juan 21 revela que nuestro pastoreo se debe iniciar por nuestro amor a Cristo. Deseamos tener contacto con los demás porque amamos al Señor, sabiendo que El ama a la gente. Nada puede complacer tanto al Señor como el hecho de que vayamos a pastorear Su rebaño. Les aseguro que si ustedes visitan a otros regularmente, se sentirán contentos porque el Señor estará contento.

El pastoreo no debe comenzar por nuestro deseo. Debe iniciar por nuestro amor al Señor. El Señor le preguntó a Pedro si lo amaba. Cuando Pedro dijo: “Sí, Señor, Tú lo sabes”, el Señor le pidió que alimentara Sus corderos. De nuevo le preguntó a Pedro si lo amaba. Ya que el dijo: “Sí, Señor, Tú lo sabes”, El le dijo a Pedro que pastoreara Sus ovejas. El Señor le preguntó a Pedro por tercera vez si lo amaba. Cuando Pedro le dijo de nuevo: “Señor, Tú lo sabes”, el Señor le dijo que apacentara Sus ovejas. Pedro le falló al Señor tres veces, y el Señor le preguntó tres veces si lo amaba. Sus palabras denotan que Pedro debía olvidarse de sus fracasos y cuidar de los corderos y las ovejas del Señor.

La necesidad actual del recobro es que nos levantemos y pastoreemos a otros. Necesitamos comunicarnos con personas de nuestra misma edad. Si tratamos de comunicarnos con los jóvenes, correrán de nosotros. Pero si nuestros jóvenes van y hablan con otros jóvenes, ninguno correrá de ellos. Si enviamos a los de más edad a las universidades, les será difícil hablar con los estudiantes jóvenes. Digo esto para animar a nuestros jóvenes. No digan que son muy jóvenes. Es maravilloso ser joven, porque les da la oportunidad de hablar con otros jóvenes.

La necesidad actual de la iglesia es el pastoreo. Tengo la carga de animarlos para que se den cuenta de que hoy el recobro del Señor necesita que vayan a visitar a otros. Es necesario desarrollar un hábito. Si no hablamos con otros, no estaremos satisfechos. Debemos volvernos adictos al amor del Señor para cuidar de Su pueblo.

Les quiero recordar que hagan una lista de todos sus conocidos. Tal vez piensen que no conocen mucha gente, pero cuando hagan una lista, se darán cuenta de que conocen a más de cien personas. Deben orar por estos nombres y buscar la dirección del Señor con respecto a quién visitar. Algunas veces, al hablar con alguien, tal vez crea que no es la persona correcta. Pero de acuerdo a mi experiencia, ningún contacto es equivocado. No diga que atrapó un pez equivocado. Ningún pez es equivocado si fue atrapado por usted. Lo único incorrecto es que usted no tenga contacto con otros. Tal vez sienta que cierto hombre no es el correcto porque es muy orgulloso. Pero debe cotejar consigo mismo. ¿No es usted orgulloso? En esta tierra, ¿quién no es orgulloso? Aun los niños pequeños saben ser orgullosos. Si buscamos la oportunidad de hablar con los mejores, con los perfectos, no tendremos a nadie con quien hablar. Ningún contacto es equivocado. Aun el policía que contactó D. L. Moody cerca de la medianoche era la persona correcta.

En la autobiografía de George Müller también podemos ver que ninguna persona dejará de creer en el Señor Jesús si mantenemos contacto con ella por toda nuestra vida. George Müller oró por muchos candidatos para el evangelio. Cuando él fue al Señor, todos ellos excepto uno fueron salvos. Finalmente, aun aquella persona fue salva. Por eso digo que debemos ser pacientes. Deben tratar siempre de tener cuatro o cinco personas bajo su cuidado. Quizá usted sea llevado a hablar con alguien que no tenga ningún deseo de seguir al Señor. Como sea, usted debe seguir hablándole regularmente. Después de cinco años la “corriente” de estar interesado en el Señor Jesús llegará a este hombre. Tal vez hable con alguien en la primavera, y quizá no tenga ningún interés de seguir al Señor. Pero luego de seis meses le llegará el momento de desear al Señor.

De esta manera fui salvo. Aunque crecí en el seno del cristianismo, no creí en el Señor Jesús hasta los diecinueve años de edad. Mi hermana amaba al Señor y oraba por mí. Ella le habló de mí a un pastor chino. Ese pastor vino a verme una vez a la semana por algunos meses. El simplemente decía: “Ven a nuestra iglesia el domingo”, a lo cual yo asentía, pero nunca iba. Finalmente, el segundo día del año nuevo en el calendario chino, de repente decidí ir a la Iglesia China Independiente, la iglesia del pastor que me visitaba. De este modo oí la predicación apropiada del evangelio y fui salvo.

Por eso el apóstol Pablo dijo en 1 Corintios 15:58 que nuestra labor por Cristo nunca será en vano. La Biblia también dice que tal vez nosotros sembremos y otros sieguen; además, quizás otros siembren y nosotros seguemos (Jn. 4:37-38). Sólo el Señor sabe a quién se le debe dar el crédito. Por lo tanto, debemos tener la carga y desarrollar el hábito de visitar a otros. Todos los días debemos hablar con alguien. Ya he dicho que no debemos esperar que haya fruto rápido. Cualquier fruto producido rápidamente es artificial. Las flores artificiales pueden ser producidas de la noche a la mañana, pero las flores naturales necesitan varios meses para crecer y florecer.

Conforme a la enseñanza del Nuevo Testamento, la primera carga, la primera responsabilidad de los creyentes es ganar gente. El libro de Juan es un libro de vida. En el capítulo quince el Señor, quien es vida, nos dice que somos Sus ramas (v. 5). El trabajo, la profesión y la responsabilidad de una rama es llevar fruto. Cuando permanecemos en El, llevamos fruto. Permanecer en El significa disfrutarlo a El. Si no llevamos fruto, el Padre, quien es el Labrador, nos quitará (v. 2). Entonces perderemos la posición de disfrutar a Cristo. Muy pocos cristianos permanecen en Cristo, porque no llevan fruto. Volver a disfrutar a Cristo es llevar fruto. Si usted no ha sido reavivado, visite gente por una o dos semanas y será reavivado.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top