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Cristo como el Espíritu en las Epístolaspor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-6299-3
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LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO
ES CONFORMARNOS A LA IMAGEN DEL HIJO DE DIOS

Entre las Epístolas, únicamente Romanos dice que Cristo como linaje de David fue designado el Hijo de Dios según el Espíritu de santidad. Existe un vínculo entre Romanos 1:4 y Romanos 8. Los versículos del 26 al 30 del capítulo 8 dicen: “De igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a Dios intercede por los santos. Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, a los que conforme a Su propósito son llamados. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de Su Hijo, para que Él sea el Primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó”.

Aquí vemos la obra del Espíritu Santo, la cual tiene por objetivo conformarnos a la imagen del Hijo de Dios, para que Él sea el Primogénito entre muchos hermanos. Como Hijo del Hombre designado Hijo de Dios, Él es el Primogénito. Ahora nosotros, los muchos hijos de hombres, somos transformados y conformados a Su imagen para ser los muchos hijos de Dios. La transformación de Cristo —la cual fue realizada según el Espíritu de santidad y por la cual pasó de la carne de un hombre común a ser designado Hijo de Dios— se efectúa también en nosotros por medio del Espíritu Santo, el Espíritu de vida (v. 2; 15:16).

Los versículos del 14 al 17 del capítulo 8 dicen: “Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido espíritu filial, con el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio juntamente con nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con Él, para que juntamente con Él seamos glorificados”. El Espíritu mencionado en este capítulo es el Espíritu Santo, el Espíritu de vida, que opera para transformar a los hijos de hombres en los hijos de Dios. Todos somos hijos de hombres, pero seremos designados hijos de Dios según el Espíritu Santo, el Espíritu de vida.

Jesús era el linaje de David que fue designado Hijo de Dios según el Espíritu de santidad. Ahora nosotros somos los hijos de Adán que seremos designados los hijos de Dios según el Espíritu Santo, el Espíritu de vida. Finalmente Dios tendrá muchos hijos, y Jesucristo, quien es el linaje de David y quien, como tal, fue designado Hijo de Dios según el Espíritu de santidad, será el Primogénito entre muchos hermanos.

LA REDENCIÓN MENCIONADA
EN LA PRIMERA PARTE DE ROMANOS
TIENE COMO FIN LA FILIACIÓN
HALLADA EN LA PARTE PRINCIPAL DEL LIBRO

Sin embargo, hay una diferencia entre Cristo y nosotros. Jesucristo no tenía necesidad de ser redimido, porque Él no tenía pecado; no conocía el pecado. Por otra parte, nosotros somos pecaminosos, así que necesitamos la redención. Por esto la primera parte del libro de Romanos, del 1:1 al 5:11, habla de la redención. Sólo después del pasaje acerca de la redención tenemos la parte principal del libro, de 5:12 en adelante, la cual habla de la filiación, es decir, de los hijos de los hombres que son designados los hijos de Dios por el Espíritu Santo, el Espíritu de vida.

El libro de Romanos presenta un esquema general de la vida cristiana. Pero en otro sentido, Romanos es un libro sobre la filiación. Martín Lutero dijo que Romanos es un libro sobre la justificación por fe, la cual se trata en su mayor parte hasta 5:11. La justificación por fe no abarca el libro entero, y no es el punto principal del libro. Es sólo el primer punto del libro y, como tal, es un punto preparatorio. La justificación por fe tiene como fin la redención, y la redención tiene como fin la filiación.

La meta y la intención de Dios es la filiación, la cual significa que Dios tendrá muchos hijos. Para poder obtener Su expresión, Dios no sólo necesita un Hijo sino muchos hijos, que sean iguales al Hijo primogénito de Dios. Estos muchos hijos son Su expresión corporativa. En la Biblia, la meta y la intención de Dios de tener muchos hijos se conoce como filiación. La intención original y eterna de Dios es obtener esta filiación, que consiste en engendrar a muchos hijos para que sean una expresión corporativa de Él mismo. Sin embargo, Satanás intervino y causó problemas. Por tanto, necesitamos la redención, que tiene como fin la filiación. La primera parte de Romanos, especialmente los capítulos del 1 al 3, es una narración de cuán caídos y pecaminosos somos. Cristo vino a morir por nosotros y, mediante Su muerte, Él efectuó la redención. Sin embargo, eso no es todo. La redención tiene como fin la filiación.


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