Información del libro

Vivir necesario para la edificación de las reuniones de grupos pequeños, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-251-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 6 de 8 Sección 2 de 4

DIOS DESEANDO QUE TODO SU PUEBLO PROFETICE

En el Antiguo Testamento Moisés condujo aproximadamente dos millones de israelitas fuera de Egipto al desierto (Ex. 12:37-38). Debido a la carga pesada de los asuntos diarios, Moisés empezó a quejarse un poco (Nm. 11:10-15). Entonces Dios mandó a Moisés que reuniese al tabernáculo setenta ancianos. Cuando los ancianos estaban reunidos, el Espíritu de Jehová descendió sobre ellos y todos ellos profetizaron (vs. 16-17, 24-25). Sin embargo, dos de los setenta ancianos se quedaron en el campamento. No fueron al tabernáculo de Jehová. No obstante el Espíritu de Jehová también reposó sobre ellos, y también profetizaron en el campamento. Cuando un hombre joven vio esto, vino y lo contó a Moisés. Después que Josué, el ministro de Moisés, oyó esto, él dijo: “Señor mío Moisés, impídelos” (v. 28). Pero Moisés le dijo: “¿Tienes tú celos por mí? Ojalá todo el pueblo de Jehová fuese profeta, y que Jehová pusiera su espíritu sobre ellos” (v. 29). Parece que Moisés dijo: “Hasta tú, Josué, debes profetizar. Ojalá que todo el pueblo de Dios profetizara”.

Las palabras de Moisés revelan el deseo de Dios. Dios desea que todo Su pueblo profetice. Esto es semejante a lo que Pablo dijo en 1 Corintios 14:31: “Porque podéis profetizar todos uno por uno”. Otra vez en 1 Corintios 14:1 él dijo: “procurad ... que profeticéis”. Estas palabras de Moisés y Pablo nos revelan la intención de Dios. Dios desea que todos nosotros que creemos en El profeticemos.

CONOCIENDO LA VERDAD PARA PROFETIZAR

Cuando profetizamos, no hablamos palabras comunes. Más bien, hablamos por y emitimos el Señor. Cristo es un misterio. Nadie le puede entender y nadie le ha visto jamás. Pero si ustedes han experimentado a Cristo, El llegará a ser un hecho y una realidad en ustedes. De esta manera le pueden emitir.

En 1 Timoteo 2:4 dice que Dios “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento pleno de la verdad” (lit.). La intención de Dios no es solamente que todos los hombres sean salvos, sino que todos ellos vengan a un conocimiento pleno de la verdad. Muchos cristianos tienen un concepto equivocado en que ellos piensan que solamente los predicadores necesitan conocer la verdad. Según el concepto de ellos, la gente común, que no son pastores, no necesitan conocer la verdad. Pero el deseo de Dios no es solamente que todos los hombres sean salvos, sino que vengan al conocimiento pleno de la verdad. Su deseo es que todos los hombres no meramente conozcan la verdad, sino que vengan a un conocimiento pleno de la verdad.

Todo creyente regenerado tiene un deseo de agradar al Señor. Pero no podemos agradarle meramente con ser salvos. Debemos esforzarnos para pasar a tener un conocimiento pleno de la verdad. Solamente entonces será satisfecho el deseo de Dios. En realidad, si no conocemos la verdad, no tenemos nada que profetizar para el Señor.

Recientemente he oído las mismas palabras de dos o tres fuentes diferentes. Se me dijo: “Hermano Lee, durante todos estos años hemos escuchado su ministerio. Cada año asistimos a dos grandes entrenamientos por diez días, y cada uno de ellos abarca treinta mensajes. Hacíamos esto desde hace más de diez años. Pero todavía sentimos que no conocemos mucho de la verdad. Sin embargo, un día cuando nos metimos en una situación que requirió que abriéramos nuestra boca, nos dimos cuenta de que mientras más hablamos, más había en nuestro espíritu. Solamente entonces nos dimos cuenta de que durante los últimos diez años tantas verdades se han depositado dentro de nosotros”.

Si ustedes no abren su boca, no saben cuánto depósito hay en ustedes. Pero si ustedes tienen algún depósito, entonces una vez que abran su boca, no podrán detenerse. Lo triste es que muchos de nuestros hermanos y hermanas, especialmente los chinos entre nosotros, nunca quieren abrir sus bocas. Los chinos naturalmente son moderados; ellos no quieren hacer una exhibición de sí mismos. Desde nuestra juventud nos enseñaron la generación mayor a no abrir nuestra boca ligeramente. Se nos decía que todos los problemas provienen de la boca. Se nos enseñaba: “Más hablar, más error; menos hablar, menos errores; ningún hablar, ningún error”. Esto ha llegado a ser nuestra norma y hábito social. Puede que tengamos mucho que decir en privado, pero cuando llegamos a las reuniones nos callamos completamente. Fuimos influenciados desde nuestra juventud por esta clase de enseñanza. Debido a esto es muy difícil que hablemos en las reuniones. Sin embargo, no piensen que ésta es la quietud, la cortesía o el decoro suyo. Esto es la sutileza de Satanás. El usa estas cosas para cerrar su boca para que ustedes no hablen por el Señor.

En el Antiguo Testamento el Espíritu de Jehová tuvo que caer sobre los hombres antes de que pudiesen profetizar. Pero en el Nuevo Testamento, nosotros no necesitamos esperar que el Espíritu de Dios descienda sobre nosotros. Esto es porque en el día de Pentecostés y después en la casa de Cornelio, el Señor de una vez por todas se derramó como el Espíritu todo-inclusivo sobre Su Cuerpo, el cual incluye a todos los que creen en El durante todas las edades (Hch. 2:1, 4; 10:44-47; 1 Co. 12:13). Hoy día este Espíritu todo-inclusivo ya está sobre nosotros. En verdad yo creo que mientras estoy hablando con ustedes el Espíritu del Señor está sobre mí. Yo creo también que el Espíritu del Señor está no solamente sobre mí sino también en mí.

Todos nosotros necesitamos reclamar la palabra del Señor por fe. Puesto que el Señor ha dicho que Su Espíritu está derramado sobre nosotros, simplemente debemos creerlo. Esto es igual a que el Señor diga que El ha muerto por nosotros. A eso decimos: “Amén”. El no necesita volver a ser crucificado por nosotros. El ya ha sido crucificado y ha realizado la redención. Esto es un hecho que se ha efectuado de una vez para siempre. Lo único que necesitamos hacer es simplemente creerlo, y nosotros entraremos en el disfrute de este hecho.

La Biblia dice también que el Señor ya se ha levantado y ascendido. A esto decimos: “Amén”. Otra vez, la Biblia dice que estamos sentados con El en los lugares celestiales (Ef. 2:6). A esto también decimos: “Amén”. Luego la Biblia dice que el Señor Jesús ha soplado el Espíritu de vida como aire dentro de Sus creyentes (Jn. 20:22). A eso decimos: “Amén”. Además, la Biblia dice que después que el Señor Jesús ascendió al cielo, El derramó el Espíritu de poder sobre Sus creyentes. A eso decimos: “Amén”. El Señor Jesús ha muerto por nosotros, se ha levantado y ascendido, y Su Espíritu está dentro de nosotros así como sobre nosotros. Hoy día no necesitamos buscar estos hechos espirituales. Lo único que debemos hacer es buscar la experiencia de estos hechos. La mejor manera de experimentar todos estos hechos es emitir hablando todos estos hechos por el espíritu de fe (2 Co. 4:13).


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top