Living Stream Ministry

LAS NECESIDADES EN LA EDIFICACION DE LA IGLESIA:
UN VIVIR QUE PROCEDE DEL ESPIRITU SANTO
Y QUE ES MEDIANTE EL ESPIRITU HUMANO

En los seis meses pasados, después de buscar mucho al Señor, me he dado cuenta de un problema básico. Mientras un hombre tenga el don, la elocuencia y el conocimiento bíblico, y posee lógica para organizar y es listo en captar puntos doctrinales, él puede conducir una reunión grande. Su diario vivir tiene poco que ver con la reunión, y no necesita crecer en vida. Pero para que un hombre edifique a los grupos pequeños, no es suficiente depender de elocuencia. Debe haber la vida adecuada más la verdad.

Todo ser humano tiene sus necesidades básicas en la vida. Estas necesidades no pueden llenarse con la elocuencia humana. Debemos cuidar de los grupos pequeños de una manera básica. Debemos tener algunos elementos básicos en nosotros. Cuando la gente viene y prueba esta cosa básica, nadie puede ahuyentarles. En breve, esta cosa básica es nuestra vida y nuestro vivir. El primer tema de estas pocas semanas de entrenamiento es ver el vivir que un cristiano debería tener. ¿Qué clase de vivir necesitamos para la edificación de la vida de la iglesia? En una palabra, es un vivir que procede del Espíritu Santo y que es mediante el espíritu humano.

La Biblia es todo-inclusiva. Según mi comprensión de la Biblia y mi experiencia durante muchos años, yo puedo decir que, en resumen, lo que habla la Biblia es esta clase de vivir: un vivir que procede del Espíritu Santo y que es mediante el espíritu humano. La vida cristiana no es una vida de ética y moralidad; tampoco es una vida de pureza en la conciencia. Es verdad que la Biblia habla de estas cosas. De hecho, habla de ellos de una manera aun más alta que la manera en que Confucio y todos los sabios hablaron de ellos. Sin embargo, estas cosas no son el enfoque de la Biblia. La razón por la cual la ética y la moralidad mencionadas en la Biblia son más altas que las de todas las otras enseñanzas es que son producidas procediendo del Espíritu Santo y mediante el espíritu humano.

Muchos cristianos han leído Efesios 5. Ellos ven en los versículos 22 y 25 que los esposos deben amar a sus esposas y que las esposas deben obedecer a sus esposos, y ellos se resuelven a guardar estas palabras. Pero ninguno ha tenido éxito jamás. Hasta el ministro que conduce la boda no tiene éxito. En realidad, ellos olvidan que en los primeros capítulos de Efesios hay una base para las enseñanzas en el capítulo 5. Esta base es que el Espíritu Santo ha entrado en nuestro espíritu. Cuando vivimos por este espíritu, espontáneamente los esposos pueden amar a sus esposas, y automáticamente las esposas pueden someterse a sus esposos. Esto no se produce por medio de enseñanzas. Es producido procediendo del Espíritu Santo y mediante el espíritu humano.

Por ejemplo, la Biblia dice: “Hijos ... honra a tu padre y a tu madre”, “padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos”, y “Airaos, pero no pequéis” (Ef. 6:1-2, 4; 4:26). Todas estas palabras son correctas, pero cuando su ira se levanta, es muy fácil pecar. Cuando ustedes están provocados, se olvidan de que han de honrar a sus padres, o que no han de provocar a sus hijos. Estas palabras son de la segunda parte de Efesios. En la primera parte Pablo explicó claramente que el Dios Triuno se ha hecho el Espíritu, que El ha entrado en ustedes, y que les ha llenado en su espíritu para que puedan vivir por este espíritu a fin de vivir una vida excelente. Este vivir procede del Espíritu Santo y es mediante el espíritu humano. Sólo esta clase de vivir puede edificar a la iglesia.

La estrofa 1 de Himnos, #213 dice:

¡Oh, qué vivir! ¡Oh, qué solaz!
Pues Cristo vive hoy en mí.
Yo en la cruz con El estoy,
Tal hecho en El yo recibí.
Ahora ya no vivo yo,
Mas el Señor hoy vive en mí.

Ustedes pueden cantar este himno de manera entusiástica, pero puede que no tengan la realidad de lo que dice. Cristo realmente vive dentro de ustedes, pero puede ser que no tengan mucha comprensión de lo que significa ser crucificado con Cristo. Pueden cantar “ahora ya no vivo yo”, pero, ¿cuánto han comprendido esto? Esto no es una doctrina. Esto requiere que nos ejercitemos y nos neguemos en nuestra vida diaria. Solamente entonces experimentaremos el hecho de ser crucificado con Cristo y vivir con Cristo.

Es fácil predicar y es fácil escuchar. Es fácil cantar y no es difícil orar. Pero cuando se reduce a la situación real de nuestra vida diaria, eso es harina de otro costal. Cristo ya no está, el Espíritu ya no está y nos queda nada más que el yo y la carne.

La estrofa 2 de Himnos, #213 continúa:

¡Oh, qué confiar! ¡Oh, qué gozar!
Se está formando Cristo en mí.
Su vida divinal está
Forjándose ahora en mí.
Lo que soy yo se terminó,
Y Cristo es todo para mí.

Todos debemos experimentar todas estas cosas en nuestra vida diaria. Cuando se presenta una situación y las circunstancias se ponen difíciles, deberíamos decir al Señor: “Señor, concédeme gracia, para que yo te deje constituir tu vida y naturaleza dentro de todo mi ser. Yo deseo que todo lo que yo soy llegue a su fin, y que todo lo que Tú eres sea el todo para mí”.

Yo sé que es fácil cantar esta clase de himno, pero toma tiempo experimentar estas cosas. Esta experiencia no puede ser nuestra simplemente al estar emocionados en las reuniones. Debemos permitir que todas estas cosas sean constituidas dentro de nosotros en nuestra vida diaria. Esto es un metabolismo orgánico. Esto termina todo lo nuestro y hace que todo lo de Cristo sea todo para nosotros.

La estrofa 1 de Himnos, #359 dice:

Eres Tú mi vida,
    Vives en mí ya,
Con la plenitud de
    Dios me infundirás;
Trae Tu santa esencia
    Santificación,
Y me da victoria
    Tu resurrección.

¿Cómo puede santificarles Su naturaleza santa? Esto requiere mucha obra de infiltración. ¿Cómo Su resurrección puede suministrarles con victoria? Esto también requiere una clase de obra transformadora.

Por tanto, la estrofa 2 continúa:

Al fluir Tu vida,
    En mi espíritu,
Comunión contigo,
    Gozo en Tu luz;
Todo lo que exiges
    Tu vida me da,
Me guía a limpiarme,
    Para en Ti andar.

Cuando fluye la vida del Señor, seremos iluminados. Si vivimos en la luz del Espíritu Santo, la luz y la comunión de aquella vida no solamente nos traerá toda clase de provisión, sino que también introducirá demandas. Ella les pedirá que traten con sus problemas. Ella les pedirá que traten con el mundo escondido dentro de ustedes. Ella les pedirá que traten con sus pecados, sus ofensas, su egoísmo y aun su yo, su disposición. Debido a que aman al Señor, asisten a las reuniones, buscan al Señor y oran, seguramente el Espíritu Santo fluirá por ustedes. Pero aquí está una ley inquebrantable: cada vez que El fluye, ustedes serán iluminados. Si no tienen luz alguna por dentro, esto muestra que no tienen ningún fluir; están todavía en tinieblas. Si no han experimentado esta iluminación recientemente, deben darse cuenta de que esto es una prueba de que ustedes no están en el fluir de vida en absoluto. La vida no tiene manera de fluir dentro de ustedes. Mientras fluya la vida, esta vida se convertirá en luz. Juan 1:4 dice: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”. Cuando esta vida fluye, ella resplandece dentro de ustedes y hace que vean su propia corrupción, pecado, deseo por el mundo y egoísmo. Se darán cuenta de que ustedes pertenecen a la carne y están llenos del yo. Entonces orarán: “Señor, quita el mundo aquí, y mi yo allí; y da muerte a la carne aquí”. Si oran de esta manera, serán limpiados y disfrutarán todo lo que el Señor es. Solamente entonces disfrutarán verdaderamente de Sus riquezas.

La estrofa 3 de Himnos, #359 dice:

Tu Espíritu unge,
    Me empapará,
Mi alma por completo
    Tú saturarás;
Todo me transformas,
    Hasta madurar,
A Tu semejanza
    Me has de conformar.

Todo esto requiere tiempo y trabajo. Es por este proceso de vida y transformación que todo su ser es transformado. En una reunión de un grupo pequeño, si dos o tres tuviesen esta clase de vivir, entonces la reunión del grupo seguramente sería rica, fuerte, fresca, viviente, atractiva y sostenedora. Además, será difícil averiguar quiénes son los “líderes” en los grupos pequeños. En todos los grupos pequeños no tenemos ningún líder designado, porque todos podemos equivocarnos. Todas nuestras designaciones pueden ser equivocadas. En el recobro del Señor debemos evitar esta clase de designación lo más posible. Cada uno tiene una oportunidad; cada uno puede levantarse. Pero si ustedes tratan de levantarse por su carne o su yo, eso no es auténtico. Pueden engañar a otros, pero no pueden engañar a sus espíritus. Además, el Espíritu Santo no dará testimonio de ello; El no les seguirá ni les bendecirá. En ese caso, ustedes no son las riquezas y la fuerza de la reunión en casa. Tampoco son la frescura, vitalidad, atracción y sustento de esa reunión.

Pero, si quieren estar en la realidad de los himnos 213 y 359, si están dispuestos a dejar que la vida fluya y a tener comunión con el Señor, serán iluminados. Verán que muchas cosas en ustedes necesitan ser tratadas. Confesarán sus pecados delante del Señor y los tratarán uno por uno. Como resultado, la sangre les lavará, y el Espíritu estará en ustedes para tratar con todos los elementos que necesitan ser tratados y los reemplazará consigo mismo. Si ustedes son tales personas, cada vez que asisten a las reuniones no necesitan decir mucho, y no tienen que exhibirse. Al momento que oran, cantan o comparten, ustedes son las riquezas, la fuerza, la frescura, la vitalidad, la atracción y el sustento de esa reunión.

Hermanos y hermanas, si amamos al Señor, si amamos a la iglesia y si tenemos un corazón para el recobro del Señor, necesitamos ver claramente que debemos poner nuestros esfuerzos aquí. Debemos poner nuestro esfuerzo en el crecimiento en vida para que diariamente Cristo pueda ser formado en nosotros, y que diariamente Su vida y naturaleza puedan ser constituidas dentro de nosotros, para que todo lo que El es pueda ser el todo para nosotros. Esto debe llegar a ser nuestra experiencia diaria. Además, cuando Su vida fluya, seremos iluminados, y seremos capaces de tener comunión con Dios. En esta comunión, Dios hará demandas de nosotros, y nos daremos cuenta de lo que es el mundo, el pecado, la carne, el yo y todo lo de la vieja creación dentro de nosotros. Al permitirle quitar estas cosas poco a poco, seremos limpiados y seremos capaces de disfrutar de todo lo que El es. De esta manera creceremos y nos maduraremos espontáneamente. Si todos los grupos pequeños tuviesen dos o tres personas así, las reuniones de esos grupos pequeños seguramente serían ricas, fuertes, frescas y vivientes, y estarían llenas de atracción y poder sostenedor.

Que el Señor sea misericordioso para con nosotros, para que no tomemos esto meramente como un mensaje. Seguramente yo tengo una carga pesada concerniente a este asunto. Yo ayunaría y oraría por esto, esperando que la iglesia sea introducida en la realidad de las reuniones de los grupos pequeños. Esta es una montaña alta, y tenemos que subirla. Que todos nosotros nos esforcemos por esto.

Una oración final: Señor, Tú sabes que deseamos cumplir Tu propósito. Señor, que Tú bendigas estas palabras. Bendice todo corazón y espíritu, para que te toquemos desde el interior y que toquemos este camino del espíritu. Que nosotros vivamos este tipo de vivir día tras día y momento tras momento, un vivir que procede del Espíritu Santo y que es mediante nuestro espíritu humano. Señor, oye esta oración. Derrama Tu respuesta, para que veamos un verdadero avivamiento. Amén.