Perfeccionamiento de los santos y la edificación de la casa de Dios, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7391-3
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En los pasados dos mil años, un sinnúmero de creyentes experimentaron a Dios como su vida, pero no hablaron de esta verdad; esta verdad no fue explicada de manera clara y completa. Madame de Guyón conocía a Dios como vida, pero ella habló únicamente de amar a Dios, de desearlo y de “perderse en Él”. Nosotros decimos que Dios está mezclado con el hombre, pero Madame de Guyón no usó este tipo de expresiones. Dios usó al hermano Nee para decir que Dios se forja en nuestra constitución; pero hoy nosotros decimos que debemos absorber a Dios para que Él pueda llegar a ser nuestro elemento constitutivo, y también decimos que la naturaleza divina y la naturaleza humana se mezclan conjuntamente. Incluso tenemos la osadía de usar las expresiones comer a Dios y beber a Dios. Madame de Guyón probablemente tuvo experiencias de esto, pero no usó estas palabras. La verdad en cuanto a estos asuntos no fue divulgada en aquel tiempo.
Andrew Murray vivió después que Madame de Guyón y disfrutó a Dios. En su libro El Espíritu de Cristo, da la impresión que él quisiera usar las expresiones comer a Dios y beber a Dios. Fácilmente podríamos anticipar que nos encontraríamos con estas palabras cuando leemos este libro. Aunque Andrew Murray vio estas verdades, él no usó las palabras para expresarlas.
En estos últimos días el recobro se ha intensificado. Este recobro nos ha dado una visión, una revelación y las palabras para hablar claramente en cuanto a la intención que Dios tiene de ser la vida del hombre. Cuando por primera vez escuchamos expresiones tales como comer a Dios y beber a Dios, éstas nos parecieron raras y hasta alocadas. Sin embargo, creo que en unos ocho o diez años estas expresiones llegarán a ser comunes en nuestra vida diaria e incluso en el cristianismo.
Hace treinta años uno no le preguntaba a alguien si era salvo. En aquellos días nadie se atrevía a decir que era salvo. El que dijera que era salvo pasaría por presumido. En particular, los pastores y ancianos se oponían a esa manera de hablar. Sin embargo, hoy la verdad en cuanto a la certeza de la salvación es común entre los cristianos. Los cristianos no sólo experimentan esta verdad, sino que además ésta ha llegado a ser conocida por todos, así como todo el mundo sabe de las vitaminas. Hoy muchos cristianos ya no dicen que van al servicio dominical; más bien, dicen que van a una reunión. Además, el horario que se exhibe a la entrada de los locales de las iglesias usa la palabra reuniones en vez de servicio dominical. En poco tiempo muchos cristianos dirán: “Yo me levanto de madrugada para comer, beber y disfrutar a Dios. Yo absorbo a Dios cada mañana”. Estas palabras pronto se harán comunes entre los cristianos.
Un mensaje que trate acerca de Dios como nuestra vida tal vez sea criticado al principio, pero finalmente será aceptado. Esto es lo que ocurrió con la certeza de la salvación. Sin embargo, la verdad en cuanto al terreno de la iglesia es otro asunto, y ha recibido la oposición de muchos creyentes. Los grupos cristianos aceptan la verdad en cuanto a la certeza de la salvación, porque al hacerlo, ganan más miembros; es decir, no sufren ninguna pérdida. De igual modo, si los cristianos aceptaran la verdad de que Dios es la vida del hombre y el alimento del hombre, podrían experimentar un avivamiento.
En los pasados cien años, los escritos de Andrew Murray han sido los más populares que se han publicado entre los cristianos. Esto se debe a que los cristianos, cuando leen estos libros, pueden tocar algo tangible y pueden saborear a Dios. Por lo tanto, creo que muy pronto todos los hijos de Dios, incluso los que se oponen a nosotros, no sólo recibirán nuestros mensajes en cuanto a cómo disfrutar, comer, beber y absorber a Dios, sino que también hablarán de estas mismas cosas. En menos de diez años, estos mensajes se propagarán entre los cristianos en el Lejano Oriente. En estos últimos días Dios logrará esto.
Por consiguiente, debemos estar alertas para que en el recobro del Señor no terminemos por desistir del todo. Tenemos que avanzar e ir al paso de Dios para ver lo que Él desea recobrar. Debemos preguntarnos por qué Dios puso a Adán y Eva frente al árbol de la vida después que los creó. Yo he meditado en esto muchas veces. Si yo fuera Dios, después de crear a Adán y Eva, le diría a Adán por qué lo creé. Después, le diría lo que debe hacer, puesto que lo creé con un propósito. Por último, le diría lo que no debe hacer.
Por otro lado, Dios, después de crear a Adán y Eva, no le dijo a Adán por qué lo creó ni qué debía hacer. En vez de ello, Dios colocó al hombre en el huerto que había plantado. En medio del huerto estaba el árbol de la vida. También había un río que regaba el huerto, y había oro, bedelio y ónice (Gn. 2:8-12). Todo era maravilloso, salvo una cosa. Por consiguiente, Dios le dijo a Adán: “Del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás; porque el día en que comas de él, ciertamente morirás” (v. 17).
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