Pastorear a la iglesia y perfeccionar a los jóvenespor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-8420-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Hay diferentes formas de enseñar. Por ejemplo, una madre china enseña a su hijo de una manera distinta que una madre americana. Conozco una familia china que tiene tres hijas. Debido a que la madre sentía que ninguna de sus hijas sabía cómo hacer tareas domésticas, ella hacía todas las tareas. Las familias americanas son distintas. Desde temprana edad los niños aprenden a hacer tareas. Tan pronto como un niño aprende a caminar, sus padres le enseñan a hacer tareas. De generación en generación ellos han enseñado a sus hijos de esta manera. Los padres chinos no saben cómo enseñar a sus hijos, pues ellos mismos no fueron enseñados. En los Estados Unidos los hijos hacen tareas desde su juventud. A los hijos se les enseña cómo traer el periódico. A medida los hijos van creciendo, se les enseña cómo regar las flores. Inicialmente quizás los niños hagan un desorden en el jardín. Sin embargo, luego de varias veces ellos encuentran la manera apropiada de regar las flores. Para el tiempo en que los niños tienen siete u ocho años de edad, se les enseña a barrer el piso o pasar la aspiradora. Incluso a los hijos se les enseña cómo poner la mesa para una comida. Ellos colocan servilletas, platos, cuchillos y tenedores en la mesa. En otras palabras, todos los niños tienen tareas para hacer.
En algunos hogares la madre tiene que ir a trabajar en la mañana, así que les deja una nota a sus hijos indicándoles lo que deben hacer. Por ejemplo, les manda a asearse, desayunar, vestirse e ir a la escuela. Cuando la madre regresa al hogar en la tarde, verificará si los hijos hicieron lo que se les dijo. A los niños se les enseña de esta manera desde una temprana edad. Lavar los platos es otro ejemplo. Después de la cena usualmente hay muchos trastes. La madre preparará agua con jabón y permitirá que un hijo de mayor edad lave los platos, los tenedores y los cuchillos. Un hijo menor es responsable de secarlos. Otro hijo tiene que colocar todo en su lugar designado. Conforme a sus edades, a los niños se les asigna tareas. A cada niño se le asigna un trabajo específico. Esto ahorra tiempo y es muy ordenado. Los niños hacen sus tareas sin ningún ruido ni confusión. Esta clase de entrenamiento es muy bueno. Los padres americanos saben cómo hacer las cosas y saben cómo enseñar a sus hijos. En contraste, los padres chinos no les enseñan a sus hijos y muchas veces reprenden a los hijos por cometer errores. Nuestra obra trae consigo el mismo sabor. Tenemos que dar un giro completo. Comenzando a partir de las cosas más sencillas, tenemos que enseñar a los santos. Debemos tener un cambio.
Algunos hermanos dijeron que la situación cambiaría si guiáramos a los santos a orar y tuviéramos un avivamiento. Este método podría ser útil por un corto periodo de tiempo, pero no será útil a largo plazo. Muchos cristianos tienen reuniones de avivamiento; no obstante, después del avivamiento, el entusiasmo termina. A la postre, los santos todavía no saben cómo hacer las cosas. No estamos grandemente necesitados de tener un avivamiento, pues todos nosotros amamos al Señor y le contactamos a diario. En vez de orar por un avivamiento, necesitamos aprender cómo enseñar a otros. Nuestro aprendizaje depende de si estamos dispuestos a esforzarnos. Debemos aprender de las familias americanas a fin poder hacer las cosas y también enseñar a otros.
Necesitamos tener un cambio en nuestro concepto, estar dispuestos a aprender y ser pacientes. Necesitamos enseñar a los demás a hacer lo que nosotros hacemos. Entonces muchos santos serán levantados como aprendices. Los primeros a quienes los colaboradores deberían enseñar son los ancianos. Los ancianos quizás sean mayores y podrían considerarse a sí mismos como capacitados y experimentados, pero ellos también podrían reconocer que no saben cómo perfeccionar a los santos. Se han estado reuniendo y han discutido asuntos de la iglesia por muchos años. No obstante, no son muchos los ancianos que saben cómo introducir a los santos en el servicio, pues los ancianos no han aprendido conforme a esta manera de proceder. Los colaboradores deberían enseñar a los ancianos. Los colaboradores tienen que invertir el tiempo para enseñar a los ancianos hasta que los ancianos puedan hacer las cosas mejor que los colaboradores, pero los ancianos tienen que estar dispuestos a recibir la instrucción. Los colaboradores deberían enseñar y perfeccionar a los ancianos y los santos para que lleven a cabo sus respectivas funciones.
Una iglesia local está bajo la administración de los ancianos y recibe enseñanza y pastoreo de parte de ellos. Por esta razón, los ancianos deberían esforzarse por llevar la responsabilidad de administrar, enseñar y pastorear. Administrar es relativamente fácil, pero pastorear no es fácil, pues incluye suministrar la palabra, visitar a los santos y contactar a las personas. Hay muchas cosas que los ancianos han de hacer. Algunos ancianos están muy ocupados con sus trabajos y asisten a numerosas reuniones; por tanto, ellos muchas veces tienen el deseo, pero no tienen la fuerza para pastorear a los santos. Algunos ancianos son de mayor edad; están en sus sesenta o setenta años. Conforme al estándar en el mundo, ésta es la edad para retirarse. Su fuerza se está desvaneciendo y no les es fácil aprender cosas nuevas. Éstos son dos problemas: los ancianos que tienen trabajos están enredados, y los ancianos que son de mayor edad están escasos de energía y resistencia. Los ancianos que están entre los treinta y cuarenta años son capaces de aprender cosas nuevas. Si deseamos que una iglesia se extienda, debemos tener ancianos que sirvan a tiempo completo y ancianos que estén adiestrados.
Los ancianos necesitan esforzarse en el pastoreo y la enseñanza. Hemos estudiado la Biblia muchas veces y hemos hallado que una iglesia local no debería depender de los colaboradores. Las iglesias primitivas dependían de los ancianos. Ésta no es nuestra situación ni la situación en las denominaciones. Dependemos demasiado de los colaboradores. Una familia no puede depender de un cocinero profesional para que prepare sus comidas diarias. Una familia depende de los padres para las comidas. Los ancianos se tienen que esforzar por aprender a hacer cosas, y ellos también deben aprender a enseñar a los santos. De otro modo, permaneceremos en nuestra situación actual. Si los colaboradores no enseñan a los ancianos y los ancianos no enseñan a los santos, nos será difícil avanzar. Tenemos que cambiar nuestro sistema y cambiar nuestro concepto. Tenemos que enseñar y adiestrar a los santos a fin de que ellos sean útiles. De otro modo, no importa cuánto prediquemos el evangelio, nos será difícil obtener el aumento.
La única manera en que podemos salir de nuestra situación actual es que los colaboradores y los ancianos cambien su concepto y, al darles a los santos responsabilidades, comiencen a enseñarles cómo hacer las cosas. Entonces los ancianos de mayor edad no estarán tan cansados, pues no se les requerirá hacer tanto; ellos enseñarán a otros y delegarán muchas cosas a los santos más jóvenes. Éste es el camino que debemos seguir. Éste también es el problema básico que debemos solucionar. Los colaboradores tienen que aprender a enseñar a otros y los ancianos tienen que estar dispuestos a aprender a fin de que ellos puedan enseñar a otros. Ésta es la necesidad en Taipéi y también en Kaohsiung. Lo que pueden hacer los ancianos y los colaboradores es limitado. Debemos estar dispuestos a pedirles a los santos que vengan y ayuden para que podamos llevar a cabo la carga de obtener aumento.
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