Estudio-vida de Apocalipsispor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-1446-6
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Los creyentes de Jesús nacieron en el reino. Juan 3:5 demuestra esto. En este versículo, Jesús dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo: El que no nace de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios”. Nosotros fuimos regenerados y puestos en el reino. ¿Cómo habríamos podido entrar al reino mediante la regeneración si el reino hubiese sido suspendido? ¿Entonces, dónde nacimos cuando nacimos de nuevo? Dice Juan 3 claramente que renacimos en el reino.
En Mateo 16:18-19 el Señor le dijo a Pedro: “Y Yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré Mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos”. Esto enseña que en un sentido, la iglesia es el reino. Romanos 14:17 también indica que los que estamos en la iglesia estamos en el reino. La vida apropiada de iglesia es la vida del reino.
¿Qué es el reino? Es el gobierno celestial en la naturaleza divina. Todos nosotros fuimos regenerados con la vida divina. En dicha vida está la naturaleza divina, y en la naturaleza divina hay un dominio, un reinado y un gobierno. Este gobierno es divino y celestial. Nosotros, los regenerados, estamos hoy en el reino; estamos bajo este gobierno y control. Necesitamos ejercitar esta regulación que tenemos sobre nosotros. Si usted necesita que alguien lo gobierne, esto significa que usted es una persona caída. Tenemos que estar bajo el gobierno celestial en todo lo que hagamos. En otro mensaje hablamos de ser el ejército de Cristo, pero si uno no está bajo la regulación de la vida divina, nunca puede ser elegido para estar en el ejército de Cristo. Ser escogidos para estar en este ejército depende de nuestra obediencia en la naturaleza divina al gobierno celestial. La vida divina nos introduce en el reino divino. El reino en el cual nacimos de nuevo según Juan 3:5 es el mismo reino que Juan menciona en Apocalipsis 1:9. ¿Cómo podríamos ser copartícipes en el reino si no hemos nacido en él? Después de renacer en el reino, debemos permanecer allí. Si uno continúa discutiendo con su cónyuge, esto significa que es un fugitivo del reino. Si uno permanece en el reino y vive como ciudadano del reino, nunca altercará con su cónyuge ni con ninguna otra persona. Aunque el enemigo puede tentarle a que pelee, la regulación del reino celestial lo restringirá.
Estar en el reino en Jesús hoy no es una gloria. Cuando el reino de Jesús llegue a ser el reino de Cristo, entonces vendrá el tiempo de gloria. Pero hoy el reino de Jesús es un reino de sufrimiento. En Mateo 5:10-12 el Señor dice que Sus creyentes sufrirían persecución por causa del reino. Si sufrimos por causa de la justicia, entonces estamos en el reino. Hay ciertas cosas que no podemos hacer porque son injustas. Toda la humanidad de hoy es injusta. Si aceptamos la injusticia, seremos recibidos. Pero si nos mantenemos firmes en la justicia, se opondrán a nosotros y nos perseguirán. Sufrir persecución por el reino hoy, demuestra que estamos en el reino de Dios. No piense que es glorioso estar en el reino en esta hora. No, estar en el reino ahora es sufrir vergüenza y persecución. Cuanto más vivimos en el reino, más persecución y sufrimiento afrontamos. Pero alabado sea el Señor, porque este sufrimiento es una evidente señal de que estamos en el reino.
Estar en el reino hoy, es un asunto de estar en el sufrimiento de Jesús. Aunque somos copartícipes en el reino en Jesús, no somos todavía correyes en Cristo. Cuando El regrese, seremos Sus correyes en Su reino. En ese tiempo, ya no sufriremos. No les diga a los demás: “Debes respetarme. Soy un copartícipe del reino celestial y un día seré un correy con Cristo en el reino”. Cuanto más diga eso, más perseguido será. Hoy no es el tiempo de reinar, sino de sufrir. Ahora no estamos en el reino donde se rige, sino en el reino donde se sufre. Esta es la razón por la cual Pablo dice que debemos entrar en el reino de Dios a través de mucha tribulación (Hch. 14:22). La manera de entrar en el gobierno del reino es el sufrimiento. La tribulación a que Pablo se refería en Hechos 14:22 era principalmente la persecución que sufrió a manos de los judíos religiosos. Los creyentes en Cristo sufren esta clase de persecución. Pablo parece estar diciendo: “Vosotros los cristianos, los creyentes de Jesús, tenéis que sufrir persecución de parte de la religión judía”. El principio se sigue aplicando hoy. Si no hubiera hoy religión en el mundo, no sufriríamos tanta persecución. Como ya hemos hecho notar, la mayoría de los problemas, las persecuciones, los rumores y la oposición tienen un solo origen, la religión. Mientras sufrimos hoy, estamos en el reino ejercitándonos, entrenándonos, preparándonos y capacitándonos para estar en el ejército de Cristo y reinar en Su reino como Sus correyes.
En Apocalipsis 1:9 Juan también dice que él fue copartícipe en la perseverancia en Jesús. Tanto en la tribulación como en el reino necesitamos perseverar. Muchos santos que están en el recobro del Señor carecen de perseverancia. Algunos han sufrido persecución de sus parientes, sus amigos y sus vecinos, pero con el tiempo se les agota la provisión de perseverancia. Aunque pudieron resistir la persecución por cierto tiempo, les faltó perseverancia para sobrellevarla más tiempo. Cuando el Señor Jesús estuvo en la tierra, sufrió persecución (He. 12:2-3), y sigue sufriendo hoy la oposición y el vituperio de los hombres. Considere cómo todavía hoy, la gente se opone y se burla del Señor Jesús. Por un lado, El está sentado en los cielos; y por otro, sigue sufriendo burla, oposición y persecución. Tal vez muchos de nosotros esperamos que el Señor les diga a los que se burlan de El: “Arrepiéntase o mandaré un terremoto para destruirlos”. El Señor Jesús ha sufrido burla por casi veinte siglos, pero El no se venga, sino que sigue sufriendo continuamente esos ataques. Es posible que algunos digan: “Jesús te aborrezco”, pero El no responde. Esta es la perseverancia de Jesús.
Pocos hemos oído de la perseverancia de Jesús. Hemos oído del poder de Jesús, de Su amor, Su santidad y Su justicia, pero no de Su perseverancia. Sin embargo, puesto que permanecemos en Cristo, no solamente participamos de Su vida y santidad, sino también de Su perseverancia. Cuando permanecemos en Cristo, participamos de Su perseverancia y podemos sobrellevar el sufrimiento y la oposición. La palabra del Señor también es llamada la palabra de Su perseverancia (3:10). Hoy el mundo entero se opone a El y lo rechaza, pero El no se defiende. El simplemente lo sufre todo. Ahora al tener comunión con El y al permanecer en El, participamos de Su perseverancia. Como seguidores Suyos, debemos seguirlo por la misma senda con perseverancia (He. 12:1). En esta senda nosotros también podemos sufrir persecución, rumores, rechazo y oposición. Esta es un prueba evidente de que esperamos el regreso del Señor. Mientras esperamos Su regreso al ser copartícipes en Su tribulación, reino y perseverancia somos disciplinados, entrenados, preparados y hechos aptos para ser Su ejército. ¿Está usted esperando el regreso del Señor Jesús? Si lo espera, entonces tiene que ser copartícipe en Su tribulación, Su reino y Su perseverancia.
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