Cumplimiento del tabernáculo y de las ofrendas en los escritos de Juan, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-7380-7
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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En este capítulo seguiremos considerando las señales de Juan 6. En el capítulo anterior señalamos que el capítulo 6 del Evangelio de Juan da muchos detalles acerca del Señor Jesús como el pan de vida. Vimos cinco características del Señor como pan de vida. Él es el pan celestial (vs. 41, 50, 51, 58), el pan de Dios (v. 33), el pan de vida (vs. 35, 48), el pan vivo (v. 51) y el pan verdadero (v. 32). Como pan de vida, Cristo es el pan con vida eterna, con zoé. Como el pan verdadero, el pan real, Él es la realidad del alimento que comemos diariamente. Debe impresionarnos profundamente el hecho que necesitamos a Cristo como el pan verdadero de vida que Dios envió para traernos vida eterna. Por lo tanto, por medio de la Palabra necesitamos alimentarnos de Cristo, quien es el pan vivo.
En el capítulo 6 del Evangelio de Juan hay seis secciones que se relacionan con Cristo como el pan de vida (vs. 32-71). En la primera de dichas secciones (vs. 32-51a), vemos que Cristo, el pan de vida, se encarnó. En el versículo 33 Cristo se refiere a Sí mismo como el pan de Dios que descendió del cielo y da vida al mundo. Aunque Cristo es Dios mismo, Él se hizo carne a fin de ser el pan de vida que nosotros podemos comer.
En la segunda sección vemos que Cristo fue muerto (vs. 51b-55). Él fue crucificado. Juan 6:51b dice “El pan que Yo daré es Mi carne, la cual Yo daré por la vida del mundo”. Esto se refiere a la crucifixión de Cristo. El Señor dio Su cuerpo, es decir, Su carne, al morir por nosotros para que tuviéramos vida.
La tercera sección relacionada con Cristo como el pan de vida señala a Su resurrección (vs. 56-59). En el versículo 56 el Señor dijo: “El que come Mi carne y bebe Mi sangre, en Mí permanece, y Yo en él”. Esto indica que el Señor tenía que resucitar a fin de permanecer en nosotros como nuestra vida y nuestro suministro de vida.
En la cuarta sección (vs. 60-62) tenemos una palabra con respecto a la ascensión de Cristo. En el versículo 62 el Señor preguntó: “¿Pues qué, si vierais al Hijo del Hombre subir adonde estaba antes?”. En el versículo 56 está implícita la resurrección del Señor. Aquí, en este versículo, claramente se menciona Su ascensión que siguió a Su resurrección. La ascensión comprueba que la obra redentora de Cristo ha sido completada (He. 1:3). En Su ascensión, el Cristo que descendió del cielo regresaría de nuevo al cielo.
En Juan 6:63-65, la quinta sección, vemos que Cristo se hizo el Espíritu vivificante. Al comienzo del versículo 63 el Señor dijo: “El Espíritu es el que da vida”. Aquí se presenta al Espíritu que da vida. Después de la resurrección y mediante la resurrección, el Señor Jesús, quien se había hecho carne (1:14), llegó a ser el Espíritu que da vida, según se expresa claramente en 1 Corintios 15:45. Es como Espíritu vivificante que Él puede ser nuestra vida y nuestro suministro de vida. Cuando le recibimos como el Salvador crucificado y resucitado, el Espíritu que da vida entra en nosotros para impartirnos la vida eterna. Recibimos al Señor Jesús, pero obtenemos al Espíritu que da vida.
En la última sección vemos que Cristo es el pan de vida que se halla corporificado en la palabra de vida (Jn. 6:66-71). Debido a que Él está corporificado en la palabra de vida, Simón Pedro declaró: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (v. 68).
En este capítulo Cristo primero dijo que Él era el pan de vida. Este pan de vida está representado por los panes de cebada. Sin embargo, finalmente, el Señor dijo que el pan que Él daría es Su carne (v. 51). Aquí, el pan equivale a la carne. El pan pertenece a la vida vegetal y sirve para generar y alimentar, mientras que la carne pertenece a la vida animal y sirve para alimentar y redimir. En 6:53 y 54 el Señor Jesús pasó a decir que es necesario comer Su carne para obtener la vida eterna. En el versículo 55 Él dijo: “Mi carne es verdadera comida”. Primero, el Señor fue tipificado por la vida vegetal (las plantas), la vida que genera y alimenta, y luego fue tipificado por la vida animal, la vida que alimenta y redime.
Un versículo que está casi al comienzo del capítulo 6 dice: “Y estaba cerca la Pascua, la fiesta de los judíos” (v. 4). Esto indica que la Pascua era el trasfondo de lo que se narra en Juan 6. Teniendo la Fiesta de la Pascua como trasfondo, el Señor alimentó a la multitud con los cinco panes y los dos peces, y luego habló de Él mismo refiriéndose al pan de vida. En la Pascua, el pueblo inmolaba el cordero redentor, rociaba la sangre y comía la carne del cordero. Esto tipifica a Cristo como el Cordero redentor de Dios que fue inmolado por nosotros para que comiéramos Su carne y bebiéramos Su sangre, recibiéndole así como nuestro suministro de vida a fin de que vivamos por Él. Durante la Pascua, el pueblo judío también comía pan sin levadura. Aquí tenemos tres elementos básicos de la Fiesta de la Pascua: primero, inmolar el cordero y untar su sangre; segundo, comer la carne del cordero; tercero, comer el pan sin levadura. Por consiguiente, tenemos la sangre del cordero, la carne del cordero y el pan sin levadura. Estas tres cosas se encuentran en el discurso del Señor en Juan 6.
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