Mensajes de vida, tomo 1 (#1-41)por Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6926-8
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Los escritos del apóstol Juan se hallan en tres categorías: el Evangelio, las tres Epístolas y el libro de Apocalipsis. En su evangelio Juan nos habla acerca de permanecer en la vid. De hecho, éste es el pensamiento central en el Evangelio de Juan. Sin embargo, es sólo cuando llegamos a sus epístolas que encontramos cómo permanecer en la vid. Luego, en Apocalipsis tenemos la cosecha.
Antes de considerar lo que las Epístolas nos dicen acerca de cómo permanecer en la vid, quisiera recordarles la visión que nos es mostrada en Juan 15. Es nada menos que la impartición del Dios Triuno. El Padre es un labrador que cultiva una vid, el Hijo. Además, lo que el Padre es y hace se halla corporificado en el Hijo. El Espíritu nos transmite a nosotros, los pámpanos, lo que el Padre cultiva y lo que el Hijo corporifica.
¿Cuál es el secreto para el crecimiento y propagación de esta vid? La vida. Nosotros los pámpanos sólo tenemos que vivir la vida de esta vid, cultivar esta vid y producir esta vid. Esta vida es sencilla y ordinaria, sin los estorbos de la organización, los dones y la doctrina. La vida no es enseñanzas, talentos naturales, planes ni actividades. Juan 15 no habla de enseñanzas, ni de dones, ni organización, aunque el cristianismo depende de estas cosas para existir y propagarse. La vid en Juan 15 crece únicamente por medio de la vida.
Necesitamos que esta visión aniquile toda tendencia nuestra a depender de arreglos, estrategias y dones. No es fácil llevar una vida tan sencilla. Nosotros nacimos y fuimos criados en un entorno en el que siempre se nos ha animado a enseñar, a organizar, a usar nuestros dones y a emprender actividades. Estas cosas todavía están en nuestra sangre, y tarde o temprano aflorarán, a menos que hayamos hecho morir nuestro hombre natural. Quiera Dios tener misericordia de nosotros, para que nuestros planes y actividades puedan ser aniquilados plenamente, y para que veamos que Él no quiere otra cosa que el que nosotros expresemos a Su Hijo en nuestro vivir, de modo que Él sea nuestra vida y nuestro fruto. Si vemos esto, nos postraremos delante de Él y nos arrepentiremos por vivir conforme a nuestro hombre natural.
La Palabra es la corporificación del Dios Triuno, así como también de Su vida, luz y economía. La vida divina está corporificada en las páginas impresas de la Biblia. Esta Palabra es concreta y sustanciosa. Todos podemos contactarla y recibirla. En las palabras del Señor en 15:7: “Si permanecéis en Mí, y Mis palabras permanecen en vosotros”, podemos ver que permanecer en Él es un requisito para que Su palabra permanezca en nosotros.
El resultado de este permanecer mutuo es que llevamos fruto. Si usted le preguntara a los pámpanos cómo pueden llevar fruto, le dirían que no hacen planes, ni organizan ni usan sus dones, y que su fruto es simplemente el desbordamiento de la vida interior. Dejemos todas nuestras actividades y simplemente vivamos a Cristo, cultivémoslo y reproduzcámoslo. “Considerad bien vuestros caminos. Habéis sembrado mucho, pero recogéis poco” (Hag. 1:5-6). ¿Cuál ha sido el resultado de toda nuestra labor?
En 1 Juan se nos presentan diferentes maneras prácticas para tener la experiencia de permanecer en Cristo. El primer capítulo nos presenta la primera manera. Examinaremos este capítulo versículo por versículo.
En 1 Juan 1:1 se nos dice: “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante a la Palabra de vida”. Al comparar este versículo con el primer versículo del Evangelio de Juan, sabemos que “lo que era desde el principio” es la Palabra. La Palabra no sólo es algo que podemos escuchar, pues también es algo que podemos ver y tocar con nuestras manos. La Palabra de vida es una persona; la “Palabra” está escrita con mayúscula porque es personificada. Esta persona es el Señor Jesús. Si añadimos Juan 1:4: “En Él estaba la vida”, a la descripción de Él en Juan 1:1 como la Palabra, obtenemos el término que se usa aquí, la Palabra de vida.
La Palabra de vida no puede ser separada de la Palabra de letras. Hacer esto sería como separar su espíritu de su cuerpo; el resultado de ello sería la muerte. La Palabra de vida es uno con la Palabra de letras. Debemos valorar altamente este libro, la Biblia, porque las palabras impresas que están en ella contienen la Palabra de vida.
El versículo 2 dice: “Y la vida fue manifestada, y hemos visto y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó”. La vida eterna es anunciada. Ella no es simplemente predicada o enseñada, sino también anunciada. Las palabras la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó, nuevamente, indican que la vida eterna es nada menos que Jesucristo mismo. Él es la propia vida.
Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.