Economía de Dios, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-87083-536-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Todos estos elementos componen la vieja creación, y, como hemos visto, el hombre caído vino a ser el mismo centro de ella. Todas las cosas negativas de la vieja creación fueron reunidas y concentradas en el hombre. Satanás, con su reino y su sistema mundano, estaba en el hombre, junto con el Pecado, los pecados, la muerte, el yo, la carne y el viejo hombre. Todo lo de la vieja creación, lo cual incluye todas las cosas negativas del universo, fue centralizado en este hombre caído.
Entonces Cristo se encarnó haciéndose un hombre. Cristo se vistió del hombre, pero no de un hombre pequeño y simple, sino del hombre todo-inclusivo de la vieja creación. Es por esto que Cristo se encarnó como hombre, y como hombre fue crucificado en la cruz, en la semejanza de una serpiente. Antes de la cruz, Cristo era un hombre, pero en la cruz era un hombre en la semejanza de una serpiente. Más aún, Cristo fue hecho Pecado en la cruz (2 Co. 5:21). Cuando El estuvo en la cruz, Dios no solamente puso sobre El todos nuestros pecados, sino que, además, lo hizo Pecado. Dios puso sobre Cristo todas las iniquidades y todos los pecados de la raza humana, y al mismo tiempo hizo que Cristo fuera hecho Pecado en la semejanza de Satanás. Puesto que todas las cosas negativas del universo fueron concentradas y centralizadas en el hombre caído, Cristo entró en este hombre y lo llevó a la cruz. Cuando El llevó este hombre a la cruz, llevó también a la cruz todas las cosas negativas del universo. Cuando llevó este hombre a su fin, también llevó a su fin la vieja creación. Los doce elementos negativos de la vieja creación fueron terminados por la muerte todo-inclusiva de Cristo en la cruz. Si tenemos el punto de vista celestial y la percepción espiritual, saltaremos y diremos: “¡Aleluya!”.
Los capítulos finales de Ezequiel nos muestran la edificación de la casa de Dios, el templo de Dios. Si todo el cuadro fuera dibujado en papel, descubriríamos que el altar, el cual tipifica la cruz, está localizado exactamente en el centro de toda la construcción. Tanto la medida vertical del edificio como la horizontal ubican con precisión el altar en el centro del templo de Dios. Esto es muy interesante, dado que tipifica la muerte todo-inclusiva de Cristo, la cual le ha dado fin a toda la vieja creación por medio de la cruz.
Esta muerte todo-inclusiva fue llevada a cabo por el Espíritu eterno. En Hebreos 9:14 dice: “...Cristo ... mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios”. La muerte todo-inclusiva de Cristo ocurrió en el Espíritu eterno. Esta expresión, el Espíritu eterno, se menciona solamente una vez en las Escrituras. Cuando Cristo se encarnó en el hombre, El llegó a ser el centro mismo de toda la creación, lo cual incluye todas las cosas negativas del universo; y cuando Cristo llevó a este hombre caído a la muerte en la cruz, El hizo esto en el Espíritu eterno. El le dio fin a este hombre todo-inclusivo en un Espíritu que es eterno, Uno que no tiene principio y al cual no se le puede dar fin. En otras palabras, la muerte de Cristo le dio fin a todo, menos al Espíritu eterno. Cristo llevó con El a la cruz todas las cosas negativas y allí les dio fin, pero El permanece inmutable porque está en el Espíritu eterno. Si bien todas las cosas fueron terminadas en la cruz, Su Espíritu no podía ser terminado. Por lo tanto, es por este Espíritu que Cristo fue resucitado. Como hombre, Cristo llevó a la muerte todas las cosas negativas. Todas las cosas pasaron aestar en la muerte y fueron terminadas; solamente el Espíritu eterno pasó por la muerte y aún permanece. Fue en este Espíritu y mediante este Espíritu que Cristo fue resucitado.
Romanos 1:4 dice que Cristo fue “...Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos”. ¿Qué significa santidad? ¿Por qué dice “Espíritu de santidad” en vez de “Espíritu Santo”? Santidad simplemente significa separación. Aunque este Espíritu fue a la muerte, El era y todavía es Espíritu de separación. La muerte podía darle fin a todo lo demás, pero no pudo darle fin al Espíritu eterno; El es diferente y está separado de todas las otras cosas. El es el Espíritu de santidad, probado por la resurrección de entre los muertos. Yo puedo poner algunos libros y otros artículos en el recipiente de la basura, pero si pongo allí a un hombre, ¡él se saldrá de un salto! El no estará dispuesto a ser terminado; él es diferente a los libros. Al salirse de un salto, él se separa de los otros artículos; llega a ser un hombre de separación. Del mismo modo, todas las cosas fueron a la cruz —el hombre, Satanás, todo— y se les dio fin; pero solamente al Espíritu eterno, quien también fue a la cruz y entró en la muerte con Cristo, nunca se le podría dar fin. El es el Espíritu de separación. La muerte hizo todo lo que pudo, pero no pudo retener a este Espíritu. Fue mediante este Espíritu diferente, este Espíritu de separación, que Cristo fue resucitado.
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