Visión del edificio de Dios, Lapor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-6775-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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El segundo punto es que esta máxima consumación de la obra de Dios no es solamente una tienda, un tabernáculo, sino también una ciudad. Una tienda no es muy fuerte ni permanente; sin embargo, esta tienda es también una ciudad. Conforme al significado bíblico, la ciudad es el centro desde donde se ejerce la autoridad. Por esta razón, la ciudad simboliza el reino. La Nueva Jerusalén no es solamente una tienda que sirve de morada, sino también una ciudad que sirve de centro al reino. En las primeras etapas de la historia, vemos que había una pequeña tienda. Después vino el tabernáculo y finalmente el templo. Por último, habrá una ciudad, la estructura más fuerte y establecida de todas.
Es difícil visualizar la autoridad simbolizada por una tienda, un tabernáculo, o incluso por un templo. Pero una ciudad simboliza adecuadamente el centro desde donde se ejerce la autoridad. Éste es el símbolo del reino. El trono de Dios se exhibirá en la Nueva Jerusalén, puesto que esta ciudad es el centro de la autoridad de Dios. Los primeros capítulos del libro de Apocalipsis revelan a Dios sentado en el trono aparte de la ciudad (4:2-3); pero en los últimos capítulos Dios está en el trono en la ciudad (21:5; 22:3). Esto significa que es únicamente cuando la Nueva Jerusalén descienda del cielo al final de los tiempos que Dios será entronizado en una ciudad. Él está ahora en el trono; pero para aquel tiempo, Él ejercerá Su autoridad sobre un reino bien establecido.
La iglesia hoy debe ser la esfera del reino de Dios. El apóstol Pablo habla de este crucial principio en sus escritos. Romanos 12 revela el Cuerpo de Cristo, pero Romanos 14 nos habla acerca del reino. La vida apropiada de iglesia es una esfera, un ámbito, donde Dios puede ejercer Su autoridad. Hablando con propiedad, la vida apropiada de iglesia es el reino de Dios. La vida de iglesia debe ser como la ciudad santa, la Nueva Jerusalén, un centro desde donde Dios puede ejercer Su autoridad.
El tercer punto es que la Nueva Jerusalén es una ciudad edificada en perfecto orden. No es simplemente muchas piedras preciosas amontonadas, sino una ciudad edificada con piedras preciosas (Ap. 21:10-11). Es posible que tengamos muchos buenos materiales que son ideales para edificar; sin embargo, si estos materiales sólo son amontonados, no conformarán un edificio. De igual manera, la vida de iglesia debe ser un verdadero edificio, y no sólo un grupo de creyentes maravillosos que se reúnen. Nuestra necesidad consiste primeramente en ser transformados en materiales preciosos, y luego en ser edificados con otros como un solo edificio. Cuando experimentemos la verdadera edificación, la ciudad se manifestará en orden. En la vida de iglesia todos debemos estar en buen orden, y no simplemente ser una cantidad de materiales amontonados. Si yo invitara a alguien a mi casa, no lo estaría llevando a una bodega de materiales de construcción. Tengo que llevarlo a una casa que ha sido edificada en buen orden. A fin de ser una iglesia apropiada, primero tenemos que ser un edificio, y después podremos ser una ciudad.
El cuarto punto es que la Nueva Jerusalén es el propio tabernáculo de Dios (v. 3). El tabernáculo abarca tres pensamientos básicos: el pensamiento de morada, de reposo y de expresión. La iglesia debe ser este tabernáculo, es decir, debe ser un lugar donde Dios mora, donde Dios halla reposo y donde Dios se expresa a Sí mismo.
El quinto punto es que esta ciudad es también llamada la novia (vs. 9-10). Una novia nos habla de varias cosas importantes. La primera novia, Eva, era una parte de su esposo. Ella procedió de Adán (Gn. 2:21-24); por lo tanto, ella era su complemento. De la misma manera, la iglesia debe ser una parte de Cristo (Ef. 5:30-32). Una novia también nos habla de amor y unidad. El esposo ama a la novia, y la novia ama al esposo. Ella está unida a su esposo en esta unidad. Esta unidad no es sólo una cuestión de amor, sino también de vida. Adán no encontró su ayuda idónea en ninguna de las otras criaturas vivientes, puesto que ninguna de ellas poseía una vida que correspondiera a la suya. Sólo Eva tenía la misma vida que poseía Adán. La iglesia debe ser primeramente algo que es tomado de Cristo; luego debe estar en una unión de amor con Cristo. Por último, debe poseer la misma vida y naturaleza que Cristo.
Es fácil ser una novia, pero la novia también debe ser una esposa. Todo es maravilloso en el día de bodas; pero después la novia debe convertirse en la esposa, lo cual es más serio. La Nueva Jerusalén no es solamente la novia, sino también la esposa de Cristo por toda la eternidad.
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