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Estudio más profundo en cuanto a la impartición divina, Unpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7461-3
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LA REGENERACION Y LA VIDA ETERNA

El tercer punto que necesitamos considerar es la salvación que Dios nos ha dado. ¿Qué ha hecho Dios por nosotros y qué nos ha dado? Todos sabemos que Dios nos ha dado Su vida. El nos ha regenerado. A todos los que creen en El y que lo reciben se les da potestad de ser hijos de Dios (Jn. 1:12). Somos engendrados por Dios y tenemos la potestad de llegar a ser Sus Hijos (vs. 12-13). Juan 3 dice que hemos nacido de nuevo; el Espíritu Santo es quien nos ha regenerado (v. 6). La primera epístola de Juan nos dice cómo puede ser regenerado el hombre. En 1 Juan 5:1 se dice que todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios. ¿Cómo somos regenerados? Somos regenerados al creer en Jesús quien es el Cristo señalado por Dios. Después de leer los tres versículos anteriores podemos comprender quiénes somos nosotros los cristianos. Nosotros somos los hijos de Dios. Cuando un pecador cree en el Señor Jesús y es salvo, Dios le da una nueva vida. Esto es la regeneración. La Biblia nos muestra al menos en tres o cuatro lugares que ser regenerado es recibir la vida eterna. La Biblia repetidas veces nos muestra que los que reciben la vida eterna son aquellos que han creído, y los que creen tienen vida eterna. Esto se nos muestra repetidamente en el Evangelio de Juan.

Aquí tenemos un problema. Dios nos ha dado vida eterna, pero, ¿qué debemos hacer? Debemos comprender que esto es el principio y el fin. Si no deseo tener ninguna relación con alguien, debo enfocar este problema de una manera u otra. Puesto que la relación humana es bilateral, siempre tiene dos lados. Por lo tanto, evitar tener una relación, también comprende dos lados. En primer lugar, no debe haber un comienzo. Si no hay un comienzo, ni siquiera habrá una relación. En segundo lugar, si la relación termina y muere, en tal caso ya no habrá una relación. Por ejemplo, supongamos que soy un hijo muy malo, un pródigo. Hay dos maneras en que mi padre puede evitar una relación conmigo. En primer lugar, no haberme engendrado nunca. Si no existiera un comienzo, no habría relación entre él y yo. Pero, si ya hubo un comienzo, entonces él ya no puede usar la primer manera. En tal caso, él sólo puede esperar cada día hasta que yo muera. Cuando yo muera, mi relación con él se terminará. Si no nazco de él, no tengo nada que ver con él. Si muero tampoco tengo nada que ver con él.

¿Qué sucedió entre Dios y nosotros? Dios nos ha engendrado. En el momento en que creímos en Jesús, Dios nos engendró con Su Espíritu y con Su propia vida. Hemos llegado a ser los hijos de Dios. ¿Puede ser cortada esta relación? Si usted tiene un hijo que es malo, desordenado y rebelde, usted lo puede desheredar legalmente. Sin embargo, el hecho de que usted lo ha engendrado todavía queda. En realidad él todavía es su hijo. Dios nos ha engendrado. ¿Puede El decir que no nos ha engendrado? Aun si volvemos peores que ahora, de todos modos El nos engendró. Aunque nuestro padre humano nos niegue, éste nos engendró. Nadie puede negar el hecho del engendramiento. Un hijo bueno es engendrado por su padre. Un hijo malo es también engendrado por su padre. Nadie puede anular esta relación. Por lo tanto, cuando Dios nos justificó, no lo hizo como si nos lo hubiera dado algo y luego nos despidiera. El dijo que nos ha engendrado. Dios está en el Espíritu y nosotros también estamos en el espíritu. Dios y nosotros tenemos una relación familiar. El es nuestro Padre y nosotros somos Sus hijos. Esto es lo que Dios mismo ha dicho. El nos ha dado potestad de llegar a ser hijos de Dios. El nos ha dado vida eterna. Somos hijos de Dios por potestad. Ese es el comienzo.

Entonces ¿qué puede hacer Dios ahora? Solamente puede esperar que muramos. Sin embargo, lo extraño es que nuestra relación con El comienza con la regeneración y termina con vida eterna. Dios no solamente nos ha engendrado, El también nos ha dado vida eterna. Si Dios hubiera iniciado la obra pero no hubiera sido capaz de completarla, estaríamos acabados. En tal caso, no podríamos ser salvos. En cuanto a la vida eterna que hemos recibido de Dios, es imposible que Dios no nos salve. Gracias al Señor que El nos ha regenerado y nos ha dado vida eterna, la cual es la vida de Su Hijo. Si hoy en día existe un hombre que piensa que un cristiano puede perecer de nuevo si éste llega a debilitarse y que solamente un buen hijo tendrá vida eterna, mientras que un mal hijo perecerá, este hombre no conoce lo que es la salvación de Dios. Quizá piense que el Señor es un cobrador, que viene a cobrar la vida eterna y la redención. Si hacemos bien, las podemos conservar. Si no hacemos bien, El las recogerá. Esta no es la salvación de Dios. El comienzo tiene que ser de El. La continuación también tiene que ser de El. Ya que Dios nos ha dado la salvación, ¿cómo podemos perderla de nuevo? Puesto que Dios ha iniciado esta relación, y la vida que recibimos es una vida eterna que nunca puede dejar de existir, nunca podemos perecer de nuevo.

Dios nos dio otro tipo en la Biblia para mostrarnos que nunca podemos perder nuestra salvación una vez que la hayamos recibido de Dios. Génesis 3 es un pasaje que nos es muy familiar. Nos dice cómo Adán cometió pecado. Después de que Adán comió del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal, Dios lo echó fuera del huerto de Edén y guardó el camino al árbol de la vida con querubines y con una espada encendida que se revolvía por todos lados (v. 24). ¿Por qué Dios tuvo que guardar la entrada al árbol de la vida con la espada encendida y los querubines? ¿Por qué no permitió que Adán comiera del fruto del árbol de la vida? Génesis 3:22 dice: “Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida, y coma, y viva para siempre”. Aquí vemos un cuadro. Todos sabemos que el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal representa la independencia con respecto a Dios. El fruto del árbol de la vida, por otro lado, representa la vida, es decir, la vida dada a nosotros por el Hijo de Dios. Después de que Adán pecó, Dios tuvo miedo de que Adán comiera del fruto del árbol de la vida, ya que si lo comía, él viviría para siempre. Si Adán todavía pudiera morir después de comer el fruto del árbol de la vida, entonces, ¿por qué Dios tuvo que esforzarse tanto? ¿Por qué tuvo que guardar el camino al árbol de la vida con los querubines y con la espada encendida? Dios hizo esto porque tenía miedo de que Adán viviera para siempre si lo comía.

Nosotros somos los redimidos. Lo que hemos comido no es el fruto del árbol de la vida, el cual solamente es un tipo. Hemos comido la vida misma. ¿Todavía podemos morir? Si Adán no podía morir después de haber comido un fruto simbólico, ¿cómo podemos nosotros morir ya que hemos sido lavados por la sangre del Señor Jesús, ya que hemos comido del árbol de la vida misma y recibido la vida eterna? Adán recibió el árbol de la vida como un tipo, mientras que nosotros hemos recibido lo que el árbol de la vida tipifica. ¿Cómo es posible que podamos morir? Solamente aquellos que no saben lo que es la regeneración y lo que es la vida eterna dicen que se puede perder la salvación. Gracias al Señor que la vida eterna es un hecho que nunca puede ser anulado. Es una historia que nunca puede ser borrada. Es por esto que podemos vivir delante de Dios. ¡Qué gracia Dios nos ha concedido! La relación entre Dios y nosotros es tal que enfáticamente podemos decir que ningún poder sobre la tierra puede separarnos de El. Aun si Dios no estuviera complacido con esto, El no podría anular esta relación.


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