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Disfrutar las riquezas de Cristo para la edificación de la iglesia como Cuerpo de Cristopor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-7932-8
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Actualmente disponible en: Capítulo 8 de 17 Sección 3 de 4

EL PODER FORJADO EN CRISTO
PRODUCE LA IGLESIA

Dios es demasiado grande; Él es ilimitado. Nosotros contamos el tiempo por días, pero Dios no. Para Él mil años es como un día (2 P. 3:8), y un día es como un momento. Dios creó el universo, y luego Él efectuó una muerte todo-inclusiva en la cruz, produciendo así la iglesia. Dios estaba feliz, pero aún debía hacer algo en el tiempo. Por tanto, Dios anunció el evangelio a toda la tierra. Nosotros oímos el evangelio y creímos. Muchos cristianos no pueden explicar por qué ellos creyeron, pero una vez que creyeron, no pudieron renunciar a su fe. Yo mismo traté de olvidarme de Jesús, pero nunca lo logré. Algunas personas dicen que creer es solamente una superstición, pero no podemos evitar creer.

Esta acción de creer es el poder de Cristo aplicado a nosotros. Efesios 1:19-22 habla de la supereminente grandeza de Su poder, “que hizo operar en Cristo, resucitándole de los muertos y sentándole a Su diestra en los lugares celestiales, por encima de todo principado y autoridad y poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero; y sometió todas las cosas bajo Sus pies, y lo dio por Cabeza sobre todas las cosas a la iglesia”. Estos versículos revelan un poder cuádruple: el poder que resucita, el poder que lo trasciende todo, el poder que subyuga y el poder que gobierna. Todo este poder es para la iglesia.

Cuando creímos en Jesús, estábamos gozosos y en paz, pero mucho más que esto, cierta clase de poder nos fue transmitido. ¿Por qué creímos? Porque un poder nos fue transmitido. No pudimos escapar. Podemos decir que al creer en Cristo nos sentimos contentos, pero aun si hubiésemos llorado, aun así habríamos creído en Él porque entró en nosotros cierta clase de poder. Éste es el poder que resucitó a Cristo de los muertos, el poder que lo levantó hasta los lugares celestiales, el poder que sometió todas las cosas bajos Sus pies y el poder que lo hizo Cabeza sobre todas las cosas a la iglesia. Es por esto que, en cierto sentido, creer en Jesús no es algo que depende de nosotros. Es posible que algunos de los jóvenes quieran desistir, al menos en parte, pero esto no depende de ellos; Dios jamás desistirá. Un poder de lo alto está transmitiendo a Cristo en nosotros continuamente.

Este poder no tiene como fin meramente salvarnos del juicio de Dios y del infierno. Según Efesios, este poder tiene como fin hacernos partes vivientes de la iglesia, que es el Cuerpo de Cristo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo. No tenemos que preocuparnos por la perdición eterna. Puesto que somos una parte del Cuerpo de Cristo, Dios jamás nos enviará al lago de fuego. Él con seguridad pondrá Su Cuerpo en el lugar apropiado. Por tanto, debemos estar en paz, olvidarnos del cielo y del infierno, y enfocarnos en la iglesia. El poder que fue forjado en Cristo es transmitido a nosotros para hacernos una parte viviente de la iglesia. Esto es un aspecto.

No obstante, en otro aspecto, debemos cooperar al remover cualquier aislamiento que impida la transmisión de este poder. Aun un poco de material aislante puede frustrar el flujo de electricidad. El poder que fue forjado en Cristo es transmitido a nosotros, pero muchas veces estamos aislados interiormente. Es por esto que el poder forjado en Cristo no parece ser muy potente en nosotros. Tenemos que condenar este aislamiento y arrepentirnos del mismo al confesar, aplicando la sangre para que nos limpie y nos lave de tal aislamiento. Si hacemos esto, inmediatamente tendremos la sensación de que algo fluye en nuestro interior. Ésta es la corriente de la electricidad celestial. Entonces percibiremos que estamos bajo el fortalecimiento y que estamos en la iglesia y dedicados a la iglesia.

DISFRUTAR LAS RIQUEZAS DE CRISTO
PARA LLEGAR A SER LA PLENITUD DE CRISTO

El poder de Cristo es una cosa, pero las riquezas de Cristo son otra cosa. No sólo debemos experimentar el poder de Cristo, sino que también debemos disfrutar todas las riquezas de Cristo (3:8). No es sólo cuestión de confesar nuestros fracasos, arrepentirnos de nuestro aislamiento y aplicar la sangre por todas las cosas negativas. También debemos aprender cómo disfrutar las riquezas de Cristo. Muchas personas hoy toman cinco o seis comidas al día, que incluye desayuno, almuerzo y cena, junto con un refrigerio de mañana, tarde y noche. Incluso al tomar alguna bebida ingerimos nutrientes. De la manera en que disfrutamos las riquezas del alimento día tras día, asimismo debemos disfrutar las riquezas de Cristo. Necesitamos experimentar el poder celestial, la electricidad celestial, pero a menos que disfrutemos las riquezas, estaremos vacíos y hambrientos. Por mucho poder que experimentemos, todavía necesitamos disfrutar de las riquezas de Cristo.

Efesios 3 nos muestra que la iglesia surge del disfrute de las riquezas de Cristo. En los versículos 8 y 9 Pablo anuncia a los gentiles las inescrutables riquezas de Cristo como evangelio y alumbra a todos para que vean cuál es la economía del misterio. Luego, en el versículo 10, la multiforme sabiduría de Dios es dada a conocer por medio de la iglesia. La iglesia surge del disfrute, la impartición, de las riquezas de Cristo. Las riquezas de Cristo incluyen vida, sabiduría, luz, poder, amor, paciencia y humildad. Todo lo que necesitemos, Cristo es. Él lo es todo. Cuando disfrutamos las riquezas de Cristo, ellas son impartidas en nuestro ser.

La mejor manera de disfrutar las riquezas de Cristo es orar-leer la Palabra de Dios. Todas las riquezas de Cristo están en cada página, línea, oración y palabra de la Biblia. No debemos simplemente ejercitar nuestra mente para leer y entender; ésta es la manera equivocada. Al contrario, debemos aprender a orar-leer. La comida servida en un comedor es para comerse, no para entenderse. Cuando acudimos a la Biblia, no sólo debemos tratar de entenderla. La Biblia no nos es dada meramente para que la entendamos; nos es dada principalmente para que la comamos. Jeremías 15:16 dice: “Fueron halladas Tus palabras, y yo las comí; / y Tu palabra me fue / por alegría y por gozo de mi corazón”. En Mateo 4:4 el Señor Jesús también dijo: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Estos versículos muestran que la Biblia es un libro que podemos comer. Cuando comemos la palabra de Dios, disfrutamos las riquezas de Cristo. Efesios 6:17-18 dice que debemos tomar la palabra de Dios con toda oración. Tomar la palabra de Dios con toda oración es orar-leer.

Debemos disfrutar las riquezas de Cristo, no sólo del poder forjado en Cristo. Hay una diferencia entre las riquezas de Cristo y el poder de Cristo. Si nuestro cónyuge o compañero de habitación nos causa complicaciones y nos hace enojar, necesitamos el poder para vencer nuestro enojo. Simplemente al invocar el nombre del Señor, recibimos el poder de Cristo, un poder semejante a la transmisión de la electricidad a nosotros. No obstante, esto es sólo un aspecto. Otro aspecto es el disfrute que tenemos de Cristo durante el día, en los buenos tiempos. No se trata sólo de experimentar el poder cuando tenemos una situación complicada, sino de tomar al Señor comiendo la palabra cada día, al menos tres o cuatro veces al día. Debemos aprender a comer al Señor día tras día. Disfrutamos a Cristo al orar-leer la Palabra de Dios.

Cuando experimentamos el poder y disfrutamos las riquezas de Cristo, somos la iglesia apropiada. La iglesia no es meramente un grupo de cristianos. La iglesia es el Cristo que los santos experimentan como poder y es el Cristo que los santos disfrutan como riquezas. Cuanto más nos hallamos en Su poder y participamos de Su riquezas, más llegamos a ser la iglesia, Su Cuerpo, Su plenitud (1:22-23).

LAS PERSONAS DOTADAS
SON DADAS AL CUERPO POR LA CABEZA
PARA LA EDIFICACIÓN DEL CUERPO

Los apóstoles, profetas, evangelistas y pastores y maestros son dados por la Cabeza para la edificación del Cuerpo (4:11-12). Esto es diferente del cristianismo actual, en donde muchas personas dotadas están simplemente haciendo una obra. Las personas dotadas fueron dadas para la edificación del Cuerpo.

Debemos orar-leer los versículos citados en este capítulo hasta que entremos en la verdad y la experiencia en cuanto al propósito de Dios; en cuanto a la cruz de Cristo, la cual produjo el nuevo hombre; en cuanto al poder forjado en Cristo, que es transmitido a nosotros para que seamos la iglesia; en cuanto a las riquezas de Cristo que nos son dadas para nuestro disfrute de modo que lleguemos a ser la plenitud de Cristo; y en cuanto a las personas dotadas, que son dadas al Cuerpo por la Cabeza para la edificación del Cuerpo. Sin importar cuál sea la situación en el cristianismo, nosotros debemos tener claro que el propósito de Dios es obtener el Cuerpo de Cristo, la iglesia, en calidad de la plenitud de Cristo y el nuevo hombre.


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