Estudio-vida de Marcospor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-1437-4
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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¿Dónde figura la iglesia en el cuadro del gene del reino, su desarrollo y su consumación? Las iglesias figuran en el período del desarrollo del gene. Este desarrollo se lleva a cabo por el crecimiento y la transformación. En la vida de iglesia crecemos y somos transformados.
En 1 y 2 Corintios, Pablo habla del crecimiento y de la transformación que experimentamos en la vida de iglesia hoy. En 1 Corintios 3 se habla del crecimiento en vida, y en 2 Corintios 3, de la transformación de vida. En 1 Corintios 3:7 Pablo habla de “Dios, que da el crecimiento”, lo cual muestra el crecimiento en vida. Luego, en 2 Corintios 3:18 dice: “Más, nosotros todos, a cara descubierta mirando y reflejando como un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Señor Espíritu”. Esto muestra la transformación de vida. Por tanto, en 1 y 2 Corintios respectivamente se halla un capítulo relacionado con el crecimiento en vida y otro, con la transformación de vida. Actualmente experimentamos tanto el crecimiento en vida como la transformación de vida en la vida de iglesia.
Ya recalcamos que la iglesia es la continuación resultado del gene del reino. Esta continuación finalmente llegará al pleno desarrollo, y entonces se manifestará el reino durante el milenio. Todos los que a lo largo de los siglos recibieron el gene, serán reyes por medio del desarrollo del gene que está en ellos. La totalidad de estos reyes será el reino eterno de Dios. Por tanto, el reino eterno de Dios es el pleno desarrollo del gene que sembró el Dios-hombre, Jesús el nazareno.
Hoy en la vida de iglesia experimentamos el desarrollo del gene del reino por medio del crecimiento en vida y de la transformación de vida. Finalmente, este crecimiento y esta transformación llegarán a su consumación máxima. Entonces todos seremos correyes de Cristo, los que habrán experimentado el pleno desarrollo del gene del reino.
Actualmente experimentamos el proceso del desarrollo. Pero ciertamente un día todos seremos correyes. Cuando llegue ese día, nos veremos los unos a los otros y diremos: “Hermano, ¿recuerdas aquellas reuniones en las que oímos acerca del gene del reino? Cuando estábamos en la vida de iglesia, estábamos en el proceso del desarrollo del gene. Ahora todos estamos aquí como correyes de Cristo, y podemos ver el pleno desarrollo del gene del reino”. El pleno desarrollo del gene del reino será una exhibición a las naciones, a los ángeles y al diablo, Satanás.
Necesitamos leer el capítulo cuatro del Evangelio de Marcos a la luz de lo que hemos visto acerca del gene del reino. Si lo leemos así, comprenderemos que este capítulo contiene el elemento intrínseco del evangelio.
En 4:1-8 el Señor cuenta la parábola del sembrador. En 4:11 dice a Sus discípulos: “A vosotros os ha sido dado conocer el misterio del reino de Dios; mas para los que están fuera, todas las cosas están en parábolas”. La economía de Dios con respecto a Su reino era un misterio escondido, el cual fue revelado a los discípulos del Salvador-Esclavo. No obstante, debido a que la naturaleza y el carácter del reino de Dios son totalmente divinos, y los elementos con los cuales se produce son la vida y la luz divinas, el reino de Dios, especialmente en su realidad como la iglesia verdadera en esta era (Ro. 14:17), sigue siendo un completo misterio para el hombre natural.
En 4:21-25 se halla la parábola de la lámpara. El Señor, en los versículos 21 y 22, dice: “¿Acaso se trae la lámpara para ponerla debajo del almud, o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero? Pues nada se oculta sino para ser manifestado; nada se ha escondido, sino para que salga al descubierto”. La lámpara que irradia luz indica que el servicio evangélico del Salvador-Esclavo no sólo siembra la vida en aquellos a quienes sirve, sino que también les trae la luz. Así que, el servicio divino hace que los creyentes sean luminares (Fil. 2:15) y que las iglesias sean candeleros (Ap. 1:20) que resplandecen como testimonio de Cristo en esta edad oscura y que tienen su consumación en la Nueva Jerusalén, cuyas características sobresalientes son vida y luz (Ap. 22:1-2; 21:11, 23-24).
Marcos 4:24-25 dice: “Les dijo también: Atended a lo que oís. Con la medida con que medís, se os medirá, y se os añadirá. Porque al que tiene, se le dará; y al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará”. En Mateo 7:2 y en Lucas 6:38 estas palabras aplican a la manera en que tratamos a los demás, mientras que en Marcos 4:24, a la manera en que oímos la palabra del Señor. La medida que el Señor nos puede dar depende de la medida con la cual oímos. Lo dicho por el Señor en el versículo 25 también se relaciona con la manera en que oímos Su palabra. Lo mismo aplica a Mateo 13:10-13 y Lucas 8:18.
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