CAPÍTULO SIETE

LA PARTE EMOTIVA DE LA ORACIÓN

Para una persona que ora no sólo su espíritu debe ser apropiado, sino que también las diferentes partes de su alma deben ser normales. Si deseamos aprender a orar apropiadamente, tenemos que ajustar todo nuestro ser. Debemos entender que somos seres humanos caídos, y que ninguna parte de nuestro ser es totalmente sólida. Nunca pensemos que todos los problemas de nuestro ser fueron resueltos por la regeneración. Esto no es tan sencillo. Aunque la regeneración ha avivado nuestro espíritu, las demás partes de nuestro ser aún no son del todo correctas ni apropiadas. Por tanto, necesitan ser reajustadas. Debido a que nuestra mente todavía no es la apropiada, las Escrituras dicen que una persona salva aún necesita ser renovada en su mente. Esta renovación incluye casi todos los aspectos relacionados con el ajuste de la mente. Sin embargo, la Biblia también nos dice: “Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran” (Ro. 12:15). Éste es un asunto relacionado con el ajuste de nuestra parte emotiva. Algunas personas no tienen una parte emotiva apropiada. No se gozan cuando deben gozarse, ni lloran cuando deben llorar. Una parte emotiva así es inadecuada si una persona ha de ser un cristiano normal. Si para nuestro andar humano es necesario tener una parte emotiva ajustada, cuánto más será necesario tener una parte emotiva ajustada para la oración.

La oración consiste en que el hombre se presente con todo su ser ante Dios para tratar un asunto serio. Si alguna parte de nuestro ser es inapropiada, entonces no podemos ser personas normales, apropiadas ni correctas en lo referido a la oración. Por ejemplo, supongamos que nuestra parte emotiva es inapropiada porque sólo nos gusta la oración emocional y ruidosa. Todos los ejemplos de oración en la Biblia nos muestran que todo hombre de oración tenía un espíritu recto, una mente sobria y una parte emotiva apropiada. La parte emotiva de los hombres de oración, indudablemente, había sido adiestrada y ajustada.

En términos generales, los educadores modernos ponen casi toda su atención en educar la mente humana. Prestan muy poca atención al cultivo de la parte emotiva del hombre. Incluso si cultivan la parte emotiva, a menudo lo hacen usando algunas variedades de música pervertida y abrupta. Bajo tal influencia, la parte emotiva humana llega a ser aún más inapropiada. Así que, podemos decir que la educación humana con todos sus métodos no ha prestado atención al asunto de ajustar la parte emotiva de una manera apropiada. La parte emotiva del hombre está en una condición muy caída y ha sido muy dañada. Tenemos que admitir que muchos errores, pecados y corrupciones no son necesariamente obras de la mente humana; más bien, se producen en la parte emotiva, la cual nos engaña induciéndonos a hacer muchas cosas inapropiadas. Por consiguiente, si queremos ser cristianos apropiados, así como hombres de oración ante Dios, no sólo necesitamos prestar atención al asunto de la mente como se menciona en el capítulo anterior, sino también considerar el asunto de tener una parte emotiva apropiada.

I. LA POSICIÓN DE LA PARTE EMOTIVA

La parte emotiva forma parte del alma y ocupa un nivel inferior a la mente y a la voluntad. En otras palabras, la parte emotiva debe estar bajo el control de la voluntad y de la mente. Frecuentemente decimos que no debemos hacer cosas guiados por los sentimientos. Esto significa que no debemos ceder ante nuestra parte emotiva, sino que la parte emotiva debe someterse al dominio de la mente sobria y de la voluntad apropiada. Si la parte emotiva ocupara la posición principal y dominara las demás partes del alma, es difícil saber hasta qué punto seríamos desviados. Cuando nos sentimos felices, podemos elevarnos hasta el tercer cielo. Cuando nos sentimos miserables, incluso no deseamos seguir viviendo. En cambio, un ser humano normal, aunque tenga mucha riqueza de sentimientos, éstos son controlados por su mente. Tanto en la Biblia como en la vida diaria podemos ver que un hombre apropiado es uno cuya parte emotiva está absolutamente bajo el control de su voluntad y su mente; y cuanto más esté bajo el control de estas facultades, más normal y apropiado será. Si la parte emotiva no se halla bajo el dominio de la mente y de la voluntad, será como un carro sin frenos. Tan pronto como sea conducido, ocurrirá un accidente. Además, puesto que no se encuentra bajo ningún control, es difícil saber el desastre que puede ocasionar. Éste es un asunto muy peligroso. Por tanto, la posición de la parte emotiva es estar bajo el control de la mente y de la voluntad.