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Estudio-vida de los Salmospor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0265-4
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XIV. AL SUFRIR LOS TRATOS DE DIOS

A. El concepto de David en este salmo
contradice la lógica del salmo 37

El concepto expresado en salmo 37 está en un extremo, y el concepto expresado en salmo 38 está en el otro. El concepto de David en este salmo contradice la lógica del salmo 37.

B. El castigo de Dios le obliga
a confesar sus pecados e iniquidades

En Salmos 38:1-8 vemos que el castigo de Dios obliga a David a confesar sus pecados e iniquidades. David dijo que en su carne no había nada sano a causa de la ira de Dios, y que en sus huesos no había salud debido a sus pecados (v. 3). Por el lado de Dios había ira, y por el de David, pecado.

El versículo 4 dice: “Porque mis iniquidades han sobrepasado mi cabeza; como carga pesada gravitan sobre mí”. Si no nos gusta este versículo, estamos equivocados. Debemos apreciarlo al máximo.

En los versículos 5-8 se dice: “Hieden y supuran mis llagas, a causa de mi necedad. Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera, ando enlutado todo el día. Porque mis lomos están llenos de ardor, y nada hay sano en mi carne. Estoy entumecido y molido en gran manera; rujo a causa del gemido de mi corazón”. Que uno gima indica que tiene la carga de orar sin saber qué decir. En el salmo 37 parece que David lo entendía todo y tenía palabras para orar acerca de todo. Pero en el salmo 38 lo único que pudo hacer fue rugir por causa del gemido de su corazón. A veces es posible que tengamos alguna carga y algún sentir sin saber cómo expresarlos. No sabemos cómo expresar la oración. Así que, lo único que podemos hacer es gemir y decir: “Oh Señor Jesús; oh Señor Jesús”.

En Romanos 8:26 Pablo dijo: “Y de la misma manera, también el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad: porque no sabemos orar como debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. La debilidad mencionada es nuestra ignorancia con respecto a cómo orar. No sabemos qué clase de oración desea Dios, ni tampoco comprendemos cómo orar, según la carga que sentimos, para ser conformados a la imagen del Hijo de Dios; así que, gemimos (v. 23). En nuestros gemidos el Espíritu también gime, intercediendo por nosotros. Principalmente intercede pidiendo que experimentemos la transformación en vida para llegar a la madurez de hijos a fin de ser totalmente conformados a la imagen del Hijo de Dios (v. 29).

C. Sus circunstancias le obligan a gemir
delante de Dios y a declarar
su iniquidad y su pecado

Salmos 38:9-20 muestra que las circunstancias de David le obligaron a gemir delante de Dios y a declarar su iniquidad y su pecado. En el versículo 18 David dijo: “Por tanto, confesaré mi iniquidad, y me acongojo por mi pecado”. Este es un buen versículo que todos debemos apreciar. Siempre debemos decir: “Yo confieso mi iniquidad, y me acongojo por mi pecado”. Este pensamiento está en contraste con la lógica que David expresa en el salmo 37 donde dice que mientras uno sea justo y no impío, le irá bien. Pero en el salmo 38, David dijo que sufría, y declaraba su iniquidad. Este salmo es mucho más alto que el salmo 37. Sería bueno leer el salmo 38 en oración una y otra vez, aun arrodillados.

D. Le suplica a Dios que no lo abandone,
y que se apresure a ayudarlo y a salvarlo

En Salmos 38:21-22 David dijo: “No me desampares, oh Jehová; Dios mío, no te alejes de mí. Apresúrate a ayudarme, oh Señor, mi salvación”. En el salmo 37 parece que David no necesitaba que Dios le salvara. Pensaba que era justo y que por eso le iría bien. Pero en el salmo 38 lo único que pudo hacer fue rugir a causa del gemido de su corazón. Por fin clamó pidiendo que el Señor le ayudara como su salvación. Le rogó a Dios que no lo abandonara sino que se apresurara a ayudarlo y a salvarlo.

Me gustaría preguntar cómo contestaría Dios a la petición de David. Cuando el apóstol Pablo le pidió al Señor que le quitara el aguijón de su carne, la respuesta del Señor fue: “Bástate Mi gracia” (2 Co. 12:9). El Señor puede decirle a David: “No voy a contestar tu oración a tu manera. Más bien, te permitiré sufrir porque cuanto más sufres, más conoces tu pecado. Cuanto más estés bajo sufrimientos, más declararás tu iniquidad, y no tu justicia, como lo hiciste en salmo 37”.

¿Cuál salmo tomaría usted como oración, el salmo 37 o el salmo 38? Todos debemos aprender a no orar en nuestra manera natural. La lógica que David expresa en salmo 37 es muy natural. Debemos abandonar nuestra lógica natural. En vez de esto, debemos aprender a orar en la revelación de Dios. Debemos aprender a orar cuando estamos bajo los tratos de Dios, en circunstancias desagradables (Sal. 38:5). Entonces seremos bendecidos, y llegaremos a ser una bendición.


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