Mensajes para creyentes nuevos: Cómo terminar con el pasado #2por Watchman Nee
ISBN: 978-0-7363-0087-2
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Entonces, ¿qué debemos hacer con los hechos de nuestro pasado? He dedicado mucho tiempo leyendo el Nuevo Testamento, tratando de encontrar qué debemos hacer para terminar con el pasado después de creer en el Señor Jesús. Sin embargo, sólo he encontrado algunos breves pasajes sobre este tema, los cuales no son enseñanzas sino ejemplos.
En 1 Tesalonicenses 1:9 dice: “Os volvisteis de los ídolos a Dios”. Cuando una persona cree en el Señor, debe desechar todos los ídolos. Nosotros somos el templo del Espíritu Santo. ¿Qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Cuando el apóstol Juan se dirigió a los creyentes dijo: “Hijitos, guardaos de los ídolos” (1 Jn. 5:21). Podemos ver que este asunto no es tan simple como algunos piensan.
Debemos tener siempre presente que Dios prohibe que el hombre haga imágenes. No debemos pensar que algo hecho por el hombre tiene vida, porque en el momento que tengamos tal pensamiento, ese objeto se nos convertirá en un ídolo. Los ídolos no significan nada, pero si pensamos que tienen vida, caemos en un grave error. Por eso Dios prohibe adorar tales cosas. Prohibe aun la más leve inclinación de nuestro corazón hacia esto. Inclusive uno de los diez mandamientos prohibe hacer ídolos (Dt. 5:8).
En Deuteronomio 12:30 dice: “No preguntes acerca de sus dioses diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses...” Esto nos muestra que no debemos ni siquiera averiguar de qué manera los gentiles adoran a sus dioses. A los curiosos les gusta averiguar cómo adoran y sirven los paganos a sus dioses. Pero Dios nos prohibe hacer tal cosa, porque terminaremos adorando ídolos.
En 2 de Corintios 6:16 dice: “¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos?” El significado es muy obvio. Los cristianos no deben visitar los templos. Aunque hay algunas excepciones, como cuando una persona se extravía en un lugar solitario y necesita un refugio durante la noche, y lo único que halla es un templo. Pero por lo general, los creyentes no deben visitar ninguno de estos lugares, según 2 Corintios 6:16 que establece claramente que nosotros somos el templo del Dios viviente y que no hay acuerdo entre el templo de Dios y los ídolos. A menos que uno se vea obligado por alguna circunstancia especial, no es aconsejable visitar ningún templo. Juan dice: “Hijitos, guardaos de los ídolos”, lo cual significa que nos alejemos de ellos.
En Salmos 16:4 dice: “Ni en mis labios tomaré sus nombres”. Debemos ser muy cuidadosos y evitar nombrar los ídolos aun en el púlpito, a menos que necesitemos dar un ejemplo. No debemos ser supersticiosos, ni tener temor a la desgracia. Muchos creyentes todavía prestan atención a la rueda de la fortuna, a la lectura de la palma de la mano y a la suerte. Todo lo que tenga que ver con la adivinación y el horóscopo está prohibido. Debemos terminar con todo aquello que esté en la esfera de la idolatría. Debemos romper por completo toda atadura que tengamos con los ídolos.
El creyente debe renunciar a sus ídolos desde el mismo momento que es salvo. No debe mencionar sus nombres ni relacionarse con la adivinación ni visitar ningún templo. No debemos adorar ninguna imagen, porque esto es prohibido. Tampoco debemos indagar acerca de la manera en que las religiones adoran a sus ídolos. Todas estas cosas pertenecen al pasado y debemos desecharlas. Debemos destruir, exterminar y sacar cualquier cosa que entre en una de estas categorías. No debemos venderla, sino destrirla. Espero que los creyentes nuevos no tomen este asunto livianamente. Deben ser muy cuidadosos ya que Dios es extremadamente celoso en cuanto a los ídolos.
Si usted no toma la determinación de poner fin a los ídolos ahora, será muy difícil que escape del máximo ídolo que estará en la tierra en el futuro. No debemos adorar ningún ídolo de barro ni de madera, pero aun si tuviese vida, no debemos adorarlo. Hay ídolos vivientes, y uno de ellos es el hombre de iniquidad (2 Ts. 2:3). Recordemos que no podemos adorar ídolos, debemos rechazarlos todos, incluyendo las imágenes de Jesús y de María.
Debemos acabar con este asunto completamente. Si no lo hacemos, podemos desviarnos del camino. Nosotros no servimos en la carne sino en el espíritu. Dios busca personas que le sirvan en espíritu, no en la carne. Dios es espíritu, no una imagen. Si todos los hermanos y hermanas prestan atención a esto, no caerán en las manos del catolicismo romano en el futuro. Un día el anticristo vendrá, y cuando eso suceda, el poder del catolicismo romano se expandirá sin medida.
La Biblia nos enseña que lo primero que debemos hacer para poner fin al pasado es desechar y repudiar todos los ídolos, y esperar la venida del Hijo de Dios. No debemos ni siquiera guardar cuadros de Jesús, ya que esas pinturas en realidad no son de El; no son nada. En los museos de Roma hay más de dos mil diferentes imágenes del Señor Jesús, y todas ellas presentan la imaginación de los artistas. En algunos países los artistas buscan personas que se parezcan, según su opinión, al Señor Jesús para hacer un retrato de El, y les pagan para que posen. Esto es una blasfemia. Nuestro Dios es un Dios celoso y no tolera esto entre nosotros. No debemos ser supersticiosos como algunas personas, que creen que ciertas cosas son de mal agüero, lo cual viene directamente del infierno. Los hijos de Dios deben desechar esos pensamientos por completo desde que reciben al Señor. Deben evitar toda inclinación a la idolatría.
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