Información del libro

Dos oraciones más grandes del apóstol Pablo, Laspor Witness Lee

ISBN: 978-0-87083-795-1
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea

    Por favor, utilice Firefox o Safari
Actualmente disponible en: Capítulo 1 de 4 Sección 2 de 4

Refugiarnos en nuestro espíritu

Si soy una persona que vive en la parte emotiva, me afectará fácilmente lo que otros digan de mí. Si dicen algo bueno acerca de mí, estaré contento. Si dicen algo malo acerca de mí, me ofenderé. Si vivo en las emociones, simplemente soy una persona superficial. Pero, si permanezco en mi espíritu, mis emociones son aisladas. Cuando estoy en mi espíritu, nada me molesta. No importa cuánto me alaben ni cuánto me reprendan, eso no me afecta porque estoy refugiado en mi espíritu y permanezco en mi espíritu. Algunas veces quizá no dormimos bien porque estamos en nuestra mente, pensando y razonando. Nos preocupamos mucho porque estamos acostumbrados a estar en nuestra mente. Todos tenemos que ejercitarnos y refugiarnos en nuestro espíritu. Si nos refugiamos en nuestro espíritu, estaremos en paz (Ro. 8:6), y conseguiremos el mejor de los sueños.

Además, si no estamos en el espíritu, no estamos seguros acerca de nada en nuestra vida diaria. Muchas veces, si no estamos en el espíritu, no somos justos ni honestos. Supongamos que un esposo y su esposa empiezan a discutir. Cuanto más pelean, más razones tienen para pelear. Hoy en día hay tantos divorcios simplemente por esta clase de pleitos interminables, pero nosotros los cristianos tenemos un lugar en donde refugiarnos. Mientras que pelea con su esposa, debe recordar que usted es un santo querido y que tiene un espíritu regenerado. Refúgiese en ese espíritu. Deje de pelear, deje de usar su boca. Refúgiese en su espíritu, y permanezca en su espíritu. Si practica esto, será honesto y justo. Entenderá todo; se dará cuenta de que usted está equivocado, y no su esposa. El único lugar en el cual podemos ver las cosas claramente es nuestro espíritu.

Supongamos que oigo algo que no es tan bueno. Si estoy en mi mente o en mi parte emotiva, no puedo discernir el asunto clara, justa ni correctamente. Quizá incluso trate inmediatamente de hablar de ese asunto negativo con otro hermano. Si el hermano que me escucha ha aprendido algunas lecciones, no me dirá ni una palabra de su mente, sino que permanecerá en su espíritu. Quizá yo trate de motivar su interés en este asunto, pero si él permanece en su espíritu mis palabras serán detenidas. Algunas veces esto incluso me ayudará a refugiarme en mi espíritu. Entonces en mi espíritu, quizá tenga la sensación profunda de que estoy equivocado. El único lugar en el cual podemos ver las cosas clara, justa, honesta, fiel y verazmente es en nuestro espíritu. Si queremos saber de algún asunto, si queremos conocernos a nosotros mismos, o si queremos conocer la verdadera situación de nuestra vida familiar, tenemos que estar en nuestro espíritu (1 Co. 2:11a).

Necesitamos estar en el espíritu para poder conocer la iglesia o ver algo de la iglesia. Nunca podremos ver la iglesia, el misterio de Cristo, al usar meramente nuestra mente para considerar y tratar de entenderla. Cuanto más hagamos esto, más estaremos confundidos. No debemos confiar en nuestra mente, sino que tenemos que cooperar con Dios refugiándonos en nuestro espíritu. Muchos de nosotros quizá hayamos visto algo de la iglesia, pero tenemos que ver más para poder permanecer en la iglesia. Debemos orar diciendo: “Señor, sálvame. Líbrame de mi mente, mi parte emotiva y mi voluntad. Ayúdame a permanecer en mi espíritu”. Algunos quizá no han visto la iglesia. Si usted no ha visto la iglesia, no discuta con otros acerca de este asunto ni trate de entenderlo por sí mismo. Simplemente vuélvase a su espíritu. Necesita darse cuenta de que la parte más profunda de su ser es su espíritu humano. Su espíritu es el verdadero sitio donde Dios puede revelarle las cosas. Si se vuelve a su espíritu y permanece allí, la iglesia se le puede revelar.

LOS OJOS DE NUESTRO CORAZON
NECESITAN SER ILUMINADOS

Necesitamos un espíritu de sabiduría y de revelación para que los ojos de nuestro corazón sean iluminados (Ef. 1:18). Estos no son nuestros ojos físicos, sino los ojos interiores, los ojos de nuestro corazón. Como tenemos un espíritu, nuestros ojos interiores pueden ser iluminados. Entonces no sólo podremos entender, sino también ver. Debemos darnos cuenta de que es mucho mejor ver que entender. A través de los años he aprendido que no debo confiar ni en mi conocimiento ni en mi entendimiento. No importa cuánto me digan acerca de la ciudad de Londres, no confío en eso. Con en el tiempo, tendré que ir a mirar la ciudad de Londres. Cuando vaya allá, lo que vea será diferente de lo que entendí. Nunca podremos entender tanto como lo que podemos ver. No es suficiente que entendamos las cosas con respecto a la iglesia, necesitamos ver la iglesia.

Pablo ora para que nosotros tengamos un espíritu de sabiduría y de revelación a fin de que nuestros ojos interiores puedan ser iluminados hasta que veamos tres cosas: la esperanza a que Dios nos llamó (v. 18), la gloria de la herencia de Dios (v. 18) y la supereminente grandeza de Su poder (v. 19). Estas tres cosas profundas van mucho más allá de nuestro concepto humano.


Nota: Esperamos que muchos se beneficien de estas riquezas espirituales. Sin embargo, para evitar cualquier tipo de confusión, les pedimos que ninguno de estos materiales sean descargados o copiados y publicados en otro lugar, sea por medio electrónico o por cualquier otro medio. Living Stream Ministry mantiene todos los derechos de autor en estos materiales, y esperamos que ustedes los que nos visiten respeten esto.

Back to Top