Vida cristiana normal de la iglesia, Lapor Watchman Nee
ISBN: 978-0-87083-495-0
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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Nunca fue el propósito de Dios que varias iglesias en diferentes sitios fueran reunidas bajo alguna denominación u organización, sino más bien que cada una fuera independiente de las otras. Sus responsabilidades debían ser independientes y asimismo sus gobiernos. Cuando nuestro Señor envió mensajes a Sus hijos en Asia, El no se dirigió a ellos como “la iglesia en Asia”, sino como “las siete iglesias que están en Asia”. Su reprensión a Efeso no podía aplicarse a Esmirna, porque Esmirna era independiente de Efeso. La confusión en Pérgamo no podía atribuirse a Filadelfia, porque Filadelfia era independiente de Pérgamo. El orgullo de Laodicea no podía imputarse a Sardis, porque Sardis era independiente de Laodicea. Cada iglesia se apoyaba sobre sus propios méritos y llevaba su propia responsabilidad. Ya que los hijos de Dios vivían en siete diferentes ciudades, ellos consecuentemente pertenecían a siete diferentes iglesias. Y puesto que una era independiente de la otra, cada una tenía su propio elogio o exhortación o reprensión especiales.
Y no solamente había estas siete iglesias en la tierra, había siete candeleros que las representaban en el cielo. En el Antiguo Testamento había un solo candelero con siete diferentes brazos pero en el Nuevo Testamento había siete candeleros distintos. Si la representación en el Nuevo Testamento hubiera sido igual que en el Antiguo, entonces los creyentes en las siete iglesias de Asia habrían podido unirse para formar una sola iglesia; pero hay ahora siete candeleros separados, cada uno en su propia base, así que el Señor puede andar “en medio de los siete candeleros” (Ap. 2:1). Por tanto, aunque todas las iglesias están sujetas a la autoridad de la única Cabeza y expresan la vida del único Cuerpo, (porque todas son de oro) de todos modos, no están unidas por ninguna organización externa, sino que cada una descansa sobre su propia base, llevando su propia responsabilidad, y manteniendo su independencia local.
Esto no implica que las diferentes iglesias locales no tengan nada que ver la una con la otra, y que cada una sencillamente pueda hacer lo que le plazca sin tomar en consideración a las otras, porque el terreno de la iglesia es el terreno del Cuerpo. Aunque hay unidades de iglesia en la administración externa, con todo, su vida interior es una, y el Señor ha hecho que sus miembros sean miembros de un solo Cuerpo. No hay una organización externa que los reúna en una agrupación grande, pero hay un fuerte lazo interno que los une en el Señor. Tienen una unidad de vida que no sabe de los confines de una localidad, y que guía a las iglesias separadas a la acción uniforme, a pesar de la ausencia de toda organización externa. En organización las iglesias son totalmente independientes una de otra, pero en vida son uno, y consecuentemente, interdependientes. Si una iglesia recibe revelación, las otras deberían aprovechar el beneficio de esto. Si una está en dificultad, las otras deberían acudir a socorrerla. Pero, mientras que las iglesias ministran unas a otras, deben conservar siempre su independencia de gobierno y responsabilidad.
Por un lado, cada iglesia está directamente bajo la autoridad del Señor y responde sólo a El; por otro, cada una debe escuchar no sólo el hablar directo de El, sino Su hablar por medio de las demás. “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”, es el mandato de nuestro Señor a todas (Ap. 2 y 3). En la introducción de Sus cartas a las siete iglesias encontramos a nuestro Señor dirigiéndose al ángel de cada iglesia, pero en su conclusión encontramos que Su mensaje a una iglesia en particular también era un mensaje a todas las iglesias. De esto se deduce claramente que lo que una iglesia debe hacer, todas las iglesias deben hacerlo. La responsabilidad de las iglesias es individual, pero sus acciones deben ser uniformes. Esta balanza de verdad debe ser conservada cuidadosamente.
Encontramos la misma enseñanza en las epístolas. “Por esto mismo os he enviado a Timoteo...el cual os recordará mi proceder en Cristo, de la manera que enseño en todas partes y en todas las iglesias” (1 Co. 4:17). Se pide a los corintios que atesoren en sus corazones lo que Pablo ha enseñado “en todas partes y en todas las iglesias”. No hay una clase de instrucción para Corinto, y otra clase de instrucción para otro lugar. Lo que los apóstoles han estado enseñando a algunas de las iglesias, también debe ser considerado por los creyentes de otras iglesias. Y eso se aplica a los mandamientos lo mismo que a temas doctrinales. “Pero cada uno como el Señor le repartió...así haga; esto ordeno en todas las iglesias” (1 Co. 7:17). El Señor nunca podría dar un mandamiento a una iglesia que en alguna forma contradijera Sus órdenes a otra iglesia. Sus exigencias para un grupo de Sus hijos eran Sus exigencias para todos Sus hijos. “Con todo eso, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios” (1 Co. 11:16). La iglesia en Corinto se inclinaba a seguir sus propias tendencias individualistas. Todas las otras iglesias proseguían juntamente con el Señor. Sólo Corinto no llevaba el paso; así que Pablo procuraba alinearla con las otras. ¡Qué lamentable! Hoy, no solamente una iglesia se ha apartado del camino de Dios, sino la mayoría de las que se llaman iglesias. Es una tragedia que hoy la exhortación a seguir todas “las iglesias” nos llevaría no hacia la voluntad de Dios sino hacia fuera de ella.
“En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia” (1 Co. 16:1). Esencialmente, Pablo está diciendo: “Aunque vosotros sois independientes de las otras iglesias, con todo, no debéis desatender el ejemplo de ellas”. Una disposición para ayudar la una a la otra y para aprender la una de la otra debería marcar las relaciones entre las diversas iglesias. Las iglesias que tienen menos experiencia deberían estar dispuestas a aprender lo que las iglesias más maduras han aprendido del Señor. “Porque vosotros, hermanos, vinisteis a ser imitadores de las iglesias de Dios en Cristo Jesús que están en Judea”, escribía Pablo a los tesalonicenses (1 Ts. 2:14). La iglesia en Tesalónica era más joven que las iglesias en Judea; por tanto, era propio que aprendieran de ellas.
Hay un hermoso equilibrio en la enseñanza de la Palabra de Dios acerca de la relación entre las diferentes iglesias. Por un lado, son totalmente independientes una de otra en asuntos relacionados con la responsabilidad, el gobierno y la organización. Por otro lado, deben aprender una de la otra y proseguir al mismo paso una con otra. Pero en todas las cosas es indispensable tener tanto la dirección del Espíritu Santo como el modelo en la santa Palabra de Dios.
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