Espíritu, Elpor Witness Lee
ISBN: 978-0-7363-0257-9
Copia impresa: Living Stream Ministry disponible en línea
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El Espíritu de Jehová, el Espíritu del Señor, es Dios que llega a nosotros (Jue. 6:34; Is. 61:1; Lc. 4:18; Hch. 5:9; 8:39; 2 Co. 3:17). “El Espíritu de Jehová” en el Antiguo Testamento es “el Espíritu del Señor” en el Nuevo Testamento. Esto se prueba comparando Isaías 61:1 con Lucas 4:18. Isaías 61:1 dice: “El Espíritu de Jehová [...] está sobre mí” (RV), y al citar dicho versículo, Lucas 4:18 nos dice: “El Espíritu del Señor está sobre mí”. Estos dos versículos confirman que el Espíritu del Señor en el Nuevo Testamento es el Espíritu de Jehová en el Antiguo Testamento.
El Espíritu del Señor, o el Espíritu de Jehová, es Dios que nos alcanza, que llega a nosotros. Cuando Dios viene a nosotros quiere decir que nos alcanza. Al alcanzarnos, Él es llamado el Espíritu de Jehová, el Espíritu del Señor. Hay dos versículos en el libro de Hechos que confirma esto. En Hechos 5:9, Pedro le dijo a Safira: “¿Por qué convinisteis en poner a prueba al Espíritu del Señor?”. Lo que Pedro dijo a Safira indica que el Espíritu del Señor está en la iglesia. Su presencia, el hecho de que nos alcanza, Su venida está en la iglesia. Él no está lejos de nosotros. Éste era el pensamiento de Pedro, es como si dijera: “¿No os percatáis acaso que el Espíritu está aquí? Tengo el Espíritu del Señor que me ha alcanzado, tengo Su presencia. Cuando me engañáis a mí, también les engañáis a Él”. Hechos 8:39 dice que “el Espíritu del Señor arrebató a Felipe”. Es decir, el Espíritu del Señor vino a Felipe y lo arrebató. En 2 Corintios 3:17 se nos dice que “el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad”. “Donde está el Espíritu del Señor” es el Espíritu que llega a nosotros.
El Nuevo Testamento revela que Jesús nació del Espíritu en Su aspecto esencial y fue lleno del mismo. Lucas 1 y Mateo 1 nos revela que Jesús nació del Espíritu. La esencia misma de la persona de Jesús era el Espíritu; por tanto, éste era el Espíritu esencial. Desde el nacimiento de Jesús, este Espíritu esencial nunca lo abandono. En realidad, no podía abandonarlo, pues era Su esencia misma. La esencia es lo más intrínseco de una sustancia. Por ejemplo, un pedazo de madera es una sustancia y en esta sustancia hay una esencia. La esencia jamás puede separarse de su sustancia. Podemos decir que Jesús es la sustancia. Dentro de Jesús está Su esencia, y esta esencia es el Espíritu esencial. Jesús nació de este Espíritu esencial y fue también lleno del Espíritu esencial.
Jesús nació del Espíritu esencial y fue lleno del mismo. Después, al iniciar Su ministerio a los treinta años de edad, Él necesitaba otro aspecto del Espíritu, el aspecto económico que lo revestiría de poder para la obra. El aspecto esencial del Espíritu era para que tuviese la naturaleza intrínseca internamente, mientras que el aspecto económico del Espíritu era para que tuviese poder externamente. Él necesitaba ambos aspectos tanto para Su vivir como para Su ministerio.
Si bien Jesús había nacido del Espíritu esencial y había sido lleno del mismo, cuando Él inició Su ministerio, Él necesitaba el poder. Por eso, cuando subió de las aguas del bautismo, el Espíritu en Su aspecto económico descendió sobre Él (Mt. 3:16). Según Lucas 4:18, Jesús fue ungido por Dios con el Espíritu económico que descendió sobre Él. Por dentro, Jesús tenía el Espíritu esencial como Su elemento constitutivo y estaba lleno de Él. Por fuera, Jesús fue ungido con el Espíritu económico y revestido de poder con el Espíritu. Por tanto, Él era una persona que estaba envuelta con el Espíritu. El Espíritu estaba en Su interior en su aspecto esencial y lo envolvía externamente en Su aspecto económico. El Espíritu esencial constituía la vida y naturaleza de Jesús, y el Espíritu económico lo revestía de poder para la obra. Jesús estaba completamente envuelto con el Espíritu de Dios en estos dos aspectos.
Hoy en día nosotros también necesitamos los dos aspectos del Espíritu de Dios. El Espíritu de Dios es Dios que llega a nosotros para ser nuestra vida y naturaleza y también para revestirnos de poder. Es imprescindible que seamos llenos del Espíritu en Su aspecto esencial y también seamos ungidos con el Espíritu en Su aspecto económico.
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