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Espíritu, Elpor Witness Lee

ISBN: 978-0-7363-0257-9
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EL ESPÍRITU DE DIOS, EL ESPÍRITU SANTO:
EL TERCERO EN LA PERSONA DEL DIOS TRIUNO

El Espíritu es el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo, el tercero en la persona del Dios Triuno. (Gn. 1:2; Ro. 8:9; 1 Co. 2:11; Mt. 28:19; 2 Co. 13:14). La Biblia menciona por primera vez al Espíritu de Dios como el Espíritu que se mueve. En Génesis 1:2 dice que el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Así como la gallina se mueve sobre sus huevos con el propósito de producir algo viviente, el Espíritu de Dios se movía, al extender Sus alas, sobre una situación muerta con el fin de producir vida. El Espíritu de Dios de Génesis 1:2 tiene como objetivo el mover de Dios en Su creación.

En el Nuevo Testamento el Espíritu de Dios es mencionado principalmente con relación a la nueva creación de Dios. En la vieja creación de Dios, el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. En la nueva creación de Dios, el Espíritu de Dios no sólo se mueve sobre nosotros, sino que también ha entrado en nosotros y mora en nuestro ser, lo cual se menciona en Romanos 8. En el Antiguo Testamento el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas a fin de producir vida en la vieja creación de Dios. En el Nuevo Testamento el Espíritu de Dios también se mueve y realiza Sus actos en la nueva creación de Dios; sin embargo, lo hace de una manera más profunda y subjetiva. En el Nuevo Testamento el Espíritu de Dios mora en nosotros.

En 1 Corintios 2:11b-12 leemos: “Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. Pero nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha dado por Su gracia”. Esto nos da a entender que el Espíritu que se mueve es también el Espíritu que revela. Cuando Él se mueve en nosotros, es decir, cuando mora en nosotros, Él nos revela las cosas de Dios. Este Espíritu, el Espíritu que se mueve, que mora y que revela, es el tercero en la Persona divina. El tercero denota lo máximo, o sea, el último. Mateo 28:19 nos describe el título completo de la Trinidad Divina: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Nuestro Dios es uno solo, mas Él posee tres aspectos. Dios es uno pero en tres Personas.

La primera estrofa de Himnos, #287 dice:

¡Qué gran misterio es el Dios Triuno!
    Uno en sustancia y en persona tres;
El Padre en el Hijo se introduce
    Por el Espíritu a nuestro ser.

En vez de decir: “Uno en sustancia y en persona tres”, sería mejor decir: “Tres en sustancia y uno en esencia”. Afirmamos que Dios posee tres sustancias, mas una sola esencia. En las tres sustancias de la Trinidad Divina, el Espíritu Santo, o sea, el Espíritu de Dios, es el tercero. Él es el que ha sido consumado; y este que ha sido consumado es la consumación del Dios Triuno. Cuando el Dios Triuno llegó a Su consumación, Él fue revelado de tal manera que nosotros, quienes hemos creído en Cristo, podemos ser bautizados en Él. Esto da a entender que nosotros los creyentes de Cristo somos partícipes de una unión orgánica con el Dios Triuno que llegó a Su consumación.

La primera vez que el Nuevo Testamento aborda el tema de nuestro bautismo espiritual, nos dice que somos bautizados en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Después, cuando en Hechos y en las Epístolas hablan del bautismo espiritual, ambos declaran que somos bautizados en el Espíritu (Hch. 1:5; 1 Co. 12:13); esto implica que cuando fuimos bautizados en el Espíritu, en realidad, fuimos bautizados en el Dios Triuno: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Esto se debe a que el Espíritu es la consumación y la totalidad del Dios Triuno. El Padre, como la fuente, está corporificado en el Hijo, y el Hijo, como la corporificación del Padre, se hace real a nosotros como el Espíritu. Por consiguiente, las tres Personas del Dios Triuno se hallan presentes en el Espíritu. Cuando fuimos bautizados en el Espíritu, o sea, introducidos en el Espíritu, fuimos bautizados en el Dios Triuno. El Espíritu llegó a ser la consumación del Dios Triuno.

Cuando se culminó esta consumación, el Dios Triuno fue hecho apto para que nosotros entráramos en Su ser y fuéramos partícipes de una unión orgánica con Él. Antes de que el Espíritu llegara a Su consumación, el Dios Triuno no era apto para que entrásemos en Él. Por eso en el Antiguo Testamento no existía el bautismo. Ser bautizado en el Dios Triuno no tuvo su comienzo, sino después que se cumplió la resurrección de Cristo. La resurrección fue el paso final para que el Dios Triuno sea procesado y consumado. Después de este paso, el Espíritu llegó a Su consumación, lo cual significa que el Dios Triuno ha llegado a Su consumación. El Espíritu consumado es la consumación del Dios Triuno. Después de esta consumación, el Dios Triuno estaba listo para que nosotros seamos unidos a Él de forma orgánica.

Debido a que ahora estamos en el Dios Triuno, 2 Corintios 13:14 dice que la gracia del Hijo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu están con nosotros a fin de ser nuestra porción, nuestro disfrute. Mateo 28:19 muestra la unión orgánica que tenemos con el Dios Triuno porque hemos sido bautizados en Él. En 2 Corintios 13:14 se nos muestra que en esta unión orgánica tenemos comunión. Esta comunión es el fluir del Espíritu consumado que se origina en el amor del Dios y pasa por la gracia del Hijo.

La Biblia nos muestra primero que el Espíritu de Dios se movía en la vieja creación de Dios. Segundo, este mismo Espíritu, en la nueva creación de Dios, mora en nosotros a fin de revelarnos las cosas de Dios. Este Espíritu —el Espíritu que se mueve, el Espíritu que mora en nosotros y el Espíritu que revela— llegó a Su consumación para ser el tercero en la Persona divina del Dios Triuno procesado y consumado. Ahora el Dios Triuno esta listo para que Su pueblo escogido pueda entrar en Él, pueda tener una unión orgánica con Él, que los hace uno con Él. Día tras día podemos disfrutarlo como nuestra porción que procede del amor del Padre, mediante la gracia del Hijo y en virtud de la comunión, el fluir, del Espíritu.


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